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El camino a la casa de Hades se hizo un poquito larga.

Pero ya estábamos llegando.

Scott aparcó en una de las aceras disponibles y, seguido ésto, nos bajamos. La música estaba moderada, habían personas afuera jugando fútbol en medio del garage.

—Hay que entrar—espeta Fer.

—Ay, lo sé, pero tengo muchísima pena—confesé en un susurro.

—¿Tú? ¿Teniendo pena? Pensé que eras toda una fuckgirlescuché que decía Scott y lo miré muy mal.

—Cállate—le exigí.

Él alzó sus brazos en modo rendición y me devolví a Fernanda.

—Hay que hacerlo.

Suspiré unas tres veces, reuní el valor, y nos encaminamos a la entrada de la casa, la puerta estaba casi abierta.

—Eh, Elle. Antes de entrar, necesito tu número, ya sabes, para lo que te dije, si te pierdes y...

Lo dejé hablando solo.

Entré a la casa rápido jalando a Fer a mi lado. Había personas por doquier, unas menos de cien. El ambiente—digamos que era relajado, pero es todo lo contrario—, estaba alborotado un poco por una parte.

Elle no me da su númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora