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Estaba nerviosa, muy nerviosa. Tenía mis mejillas rojas, estaba segura de que estaba igual que un tomate o peor.

Hades se acercó más a mí, aún sosteniendo su balón de fútbol. Me daba más nervios y pena ya que estábamos frente a más adolescentes, frente al campo de fútbol y él estaba aquí, llamando la atención de todos.

Maldito sea el día en que me fijé en el capitán de fútbol. Maldito sea el día en que me fijé en un fuckboy.

—Eres hermosa ruborizada—exclamó y me sonrojé mucho más—, ¿te gustaría ir a tomar un café.

—Sí—acepté de inmediato y feliz.

Elle no me da su númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora