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Me sentía nerviosa, muy nerviosa.

Estaba caminando a la cafetería donde me encontraría con Hades, para nuestra cita. Las palmas de mis manos tenían un leve tembleque, por lo ansiosa que estaba y por el nerviosismo.

Dios, después de un tiempo no pensaba que pasaría así, de esta manera tan bonita y perfecta.

Para ser sincera, nunca creí que le pudiese llegar a gustar a Hades.

Y así fue, la felicidad no me cabe.

Me posé frente a la cafetería y observé el lugar por fuera, lo vi sentando en medio de las mesas, observando a los lados.

Su mirada consigue la mía y sonríe mostrando sus brackets.

Él pocas veces sonríe de esa manera, no le gusta mostrar sus aparatos.

Dice que se ve horrible.

Pero la verdad, se ve guapísimo.

Elle no me da su númeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora