Capítulo dos:

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"¿Qué es la identidad?"

Ruedo los ojos ante lo que la señorita Marcinelli escribió en la pizarra. No creo que haya materia más aburrida que esta. "Formación ciudadana para la vida y el trabajo". Era una mezcla entre política y filosofía. Sí, apesta. 

Toda la clase se encuentra en silencio escuchando la explicación, seguramente maravillosa e increíble de la profesora. Gracias a dios era la última clase del día. 

-Como nuestra clase se encagra de preparar a personas como ustedes para la vida, es la hora perfecta para hacer la presentación.- hace una pausa- como saben, en esta época llegan todos los jóvenes de intercambio, espero que sean todos muy amables con ellos.- se encamina a la puerta y suspira- estos sólo son los que optaron esta materia. 

Los jodidos jóvenes de intercambio podían elegir sólo nueve materias pero como obligación lengua. ¿A quién se le ocurre optar esta materia? Malditos locos. 

-Pasen- entran al menos unos seis chicos a la clase. Bueno, son sólo algunos lunáticos. Miro con detenimiento a cada uno. Cinco chicas y un chico. Había dos morenas, tanto de piel como de cabello, una rubia que apuesto mi cuello a que es Rusa y una colorada. ¡Una jodida colorada! Hacía años que no veia a una colorada. Tenía que hablar con ella. En cuanto al chico, era chino. Así que ni siquiera tenía suerte de conocer a un chico bonito. No me malinterpreten, no soy una racista, sólo no me atraen. 

-Busquen un lugar libre y aprovechen el nuevo tema que estamos dando- dice y únicamente la colorada se acerca a una silla- ¿Entienden? 

-Si, si- dicen cuando miran a la chica y le copian. 

Nuevamente se produce un silencio y la profesora comienza a explicar. 
La colorada está a una silla de mi, así que decido hablarle. 

-Psss- se gira un compañero- no, tú no, la colorada.- El chico frunce el ceño y la llama. Muestro una de mis mejores sonrisas y ella me copia.- ¿Cómo te llamas?

-Mia- sonríe- ¿Tú? 

-Anabella- nos sonreímos. Parecemos dos lesbianas, pero hay que decir que a mi me gustan los hombres.- ¿De donde eres? 

-USA- dice en inglés. Apuesto a que no sabe decir Estados Unidos.

-Cool- digo imitando su acento y se ríe. -¡Silencio en la clase!- grita Marcinelli y así acaba mi diversión.

-¡Vieron a los nuevos!- grita Cinzia- Están buenisimos. 

-Por dios no- digo malhumorada- yo quiero ser amiga de la colorada yanki. 

-No es un fenómeno Ana- me acusa Mara. 

-Lo sé, es que es tan raro- 

-Bueno mis linduras, debo irme.-dice Abri y nos saluda con la mano. 

Su cabellera rubia se tambalea para los costados y sonrío. Dejó su cabello largo únicamente para que se mueva así. 


De a poco todas se van yendo a su casa y finalmente me quedo sola. Camino hacia la cancha de fútbol, donde a los alrededores posee un increíble verde y me siento. Saco "El momento en que todo cambio" de Douglas Kennedy y suspiro. Que bello libro. Todos los días tengo un momento en que pienso en mi misma y leo. No sabría decir por qué, pero simplemente me tranquiliza, me hace sentir libre, como si decir y hacer lo que pienso no tendrá efectos colaterales y ser yo misma está bien. 
No quiero estar en mi casa. Por alguna razón, me siento muy incomprendida últimamente. Mi padre está tapado en los negocios y mi mamá, bueno, es un tanto difícil. Su jodida personalidad agobia mi ser y no me deja respirar. Mis hermanos ya viven solos, así que soy hija única ahora. Los extraño tanto. Extraño escuchar las quejas de Lena (abreviación de Magdalena) en las mañanas, y también el sarcasmo de guille. Me cambiaban el humor. 

Cuando decido que ya debo volver a casa un grupo de chicos aparece en el campo de fútbol. ¿Y esos? Un afro americano me indica que es el estúpido equipo del colegio. Sin embargo, hay algunos rostros que no identifico. ¿Los de intercambio? Tardo unos segundos en confirmarlo, porque ese chico, definitivamente era Argentino. Llevaba una remera de la banda "Don Osvaldo"* y únicamente los de intercambio vinieron hoy sin el uniforme. Al parecer llamo su atención porque me mira. Sus ojos marrones perforan los míos y me da un escalofrío. No es tan lindo. Hace una mueca y se da la media vuelta siguiendo al maldito equipo de futbol. Bueno, tal vez sea un poco lindo. Todos gritan vaya a saber qué y se quitan las remeras. ¿Qué demonios? Abro los ojos como platos y me levanto, porque siento que estoy interrumpiendo su privacidad, no sin echar un vistazo. Jesús. Está buenisimo. Todos comienzan a correr y patear la pelota roja y blanca y me quedo mirando fijamente los abdominales masculinos. Está bien, parezco una pervertida, pero me había olvidado lo bien que lucían estos imbéciles. El argentino vuelve a mirarme fijamente y me voy. Hay algo raro en él. No es peligro, ni deseo. Es dolor.

*Don osvaldo: Banda de Rock Argentino, comunmente conocida como "Callejeros" o "Casi justicia social" 

 

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