Tomo un sorbo de café y suspiro. Que tarde más aburrida.
Se puede morir del aburrimiento? –escribo en mi teléfono móvil y casi inmediatamente me responde mi mejor amiga.
No si tienes como amiga a esta preciosura. En el coliseo en 20?
Que sean 10. En donde siempre.
Bss. Ci vediamo!*
Cada día me sorprendo más con lo simpática que puede ser Abrielle.
Busco que ponerme. ¿Hace calor? ¿A dónde iremos? Suspiro y le echo una ojeada a mi armario. Finalmente me decido por unos jeans palazzo, una remera de los Beatles, mis vans y por ultimo mi perfume. Puedo salir a todos lados sin una pizca de maquillaje, pero ¿sin perfume? Jamás, nunca, de ninguna manera.
¡Adiós!- grito ya en la cocina.
¿A dónde vas?- pregunta la voz de mi papa y sonrío ante la música que acaba de poner.
¿Cuándo llegaste?- me mira y comienza a tararear una canción de su banda favorita.- ¡Estoy perdido sin mi estupidez!- le sigo y empieza a mover los brazos de un lado a otro. Izquierda, derecha, puño.
Esta mañana- frunzo el ceño y sonríe- estuve con tu madre en el centro esta mañana, por eso no me viste.
Ya- lo miro dudosa y se echa a reír- De todas maneras no me puedo quedar con vos.
¿Novio?- sonríe pícaro y le pego un puñetazo
¡Amiga!- le deposito un beso en la mejilla y salgo corriendo porque ya estoy llegando tarde. Camino con rapidez, todavía con la sonrisa impregnada en mi rostro. Extrañaba oír música argentina por mi casa, extrañaba ver su rostro lleno de alegría y por sobre todo, extrañaba su sonrisa. Gracias al jodido trabajo, se pasa semanas fuera de casa, al menos, tiene la posibilidad de conocer diferentes partes del mundo. Nunca me explicaron con detalles de qué trabaja mi papa. “Negocios que el mismo debe arreglar” me bastó por varios años, sin embargo, hace varios meses que eso ya no es suficiente, pero confío en él, sé que no está haciendo nada malo.
Llego agitada al lugar de encuentro. Vivir a cinco cuadras del coliseo es más que buena suerte. Es rarísimo. Desde que tengo uso de la razón, el barrio que rodea mi casa está lleno de lugares turísticos: hoteles, negocios, monumentos, bares. Nuestra familia es de las pocas que vivimos acá.
Creí que nunca ibas a llegar- dice la voz chillona de Abrielle en mi oído.
Justo llegaba mi papa- digo sonriendo y ella me imita- estaba escuchando a los Redondos*
¿Los que me hiciste escuchar una vez en tu casa?-
Los mismos- revolea los ojos y me rio. Recuerdo su cara rancia al escucharlos. Ella es de las que escucha pop y electrónica. Nada, nada más. - ¿A dónde vamos?
A tomar un helado- niego con la cabeza
Hoy es mi día libre, hagamos algo distinto-
Todavía no puedo entender cómo es que elegiste los lunes como día libre- suspiro, harta de que siempre me digan lo mismo.
¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?- hago una pausa- porque los lunes tenemos hasta las cinco, y entro a trabajar a las 7, me agotaría.
Ya- me mira con gracia- ¿Starbucks?
¡Tampoco para tanto!- nos echamos a reír- cobro a fin de mes, y estamos a mitad, no tengo mucha plata.
Yo te lo pago-