Capítulo 1

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Suspiré y me dediqué a mirar por la ventana del auto.

—Hey, ya verás como te agradará este lugar. Con tu padre vinimos antes y es muy bonito—observé a mi madre.

Sonreí.

—Lo sé, nada más que... no quería irme—desvíe mi enfoque.

—Conocerás personas nuevas, te olvidarás de todo—fruncí mi ceño.

Esperaba que mi madre tenga razón.

—Ten fe—aseguró mi padre.

Lo único que extrañaría de mi ciudad serían los edificios y mi instituto, amaba su programa de estudio.

—Averigüe una universidad allí—acotó mi hermana Elena.

—¿En serio?—mi otro hermano le preguntó.

—Sí, yo... conseguí un departamento ya, cerca de ella.

—¡Que bueno!—felicitó Emma, mi madre.

Con Elena no tenía mucha relación y no porque sea del sexo opuesto sino porque pasaron cosas en el pasado que nos terminaron separando.
Pero por lo que tenía entendido ella iba a mudarse luego de unos días ya que quería hacer su vida sola.

Suspiré, otra vez, llamando la atención de mi madre y me sonrió con cariño.

Siguieron hablando hasta que papá anunció que ya habíamos entrado al pueblo.

Mi vista se fijaron en graffitis en la pared. Eran buenos. Dibujos, letras, frases, palabras. En el cuarto graffiti nos detuvimos por el semáforo en rojo.

—Que lindos dibujos—miré a mi hermano y asentí. El auto siguió andando.

Agarré mi celular y vi que no tenía señal. Rodé mis ojos y lo guarde en mi bolsillo.

"Save my soul" se leía en la pared.

Sentí como el auto se frenaba adelante de una casa color lila.

—¡Bienvenidos a su nueva casa!—mi papá exclamó con voz de presentador. Reímos—Entren y elijan sus habitaciones. No peleen.

Sonreí y bajé para entrar mi nueva casa. Subí las escaleras junto a mis hermanos y observé las puertas blancas de todas las habitaciones. Una llamó mi atención y entré. Era grande sólo había un armario y mi cama luego todos estaba en cajas de diferente tamaños.

—Tu escritorio y trofeos vendrán después—miré a mi padre.

—¿Cómo sabías que elegiría esta?—Mi papá sonrió.

—Intuición de padres—reí y me tiré a mi cama—Iré a ver a tus hermanos y ver si mi don también acertó.

Se marchó y me levanté, abrí las cajas una por una.

Mi ropa (que era poca) estaba en mis dos maletas chicas. Abrí una caja grande y encontré la computadora que gané en un bingo.

Abrí otra y ahí estaba su teclado y mouse. En otra caja estaba su monitor y lo demás.

Esa tarde me la pasé a ordenando las cosas de mi nueva habitación. Una vez que todo estaba listo salí al balcón pequeño que este tenía, antes no me había dado cuenta.

Observé una pared llena de graffitis y luego las casas. Esa pared no hacía que el barrio se haga "bajo" por así decirlo. Sino, le daba un toque.

Un cartel grande colgaba de ahí. "NO PINTAR"

Reí al ver que ya habían dibujado una gran serpiente.

●○●○

—Será nuestra gran día hoy—aseguró mi hermano y sonreí.

Alexander (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora