Capítulo 76

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Y luego de algunas lunas, Alex bajaba del auto justo al mismo tiempo que yo salía de casa.

Nuestros ojos se encontraron y sentí como él suspiraba aliviado.

Sus ojos color agua rogaban mi presencia y yo necesitaba acostarme en sus brazos y dormir en paz.

—Oliver—caminó rápidamente hacia mí y me abrazó.

Cerré mis ojos y me dejé llevar.

Su aroma me hacía recordar a los momentos más lindos y tiernos de mi vida, viviría abrazado a Alex pero lamentablemente ese instante me tuve que separar.

—Necesitamos hablar—murmuré.

Entonces, sentí el pánico en sus venas.

Asintió lento y subimos en silencio a mi habitación.

La sangre bombeaba como loco por todo mi cuerpo.
Sentía mis venas iban a explorar y realmente no quería ver a mi novio a los ojos.

Pero tenía qué.

Alex murmuró algo en mi espalda que no entendí, tampoco pregunté que dijo.

—¿Tu familia está?—noté lo nervioso que estaba por su hablar, me senté en mi cama y lo miré.

—Alex...—se arrodilló al frente mío.

—Dime, ¿qué sucedió?—sus manos apretaron las mías—Lo arreglaremos, Oli. Solo dime.

Y rompí en llanto.

—Tú no entiendes—lloré—Tú no entiendes, Alex. Mi familia es lo primordial y los puse en segundo lugar por ti.

>No te echo la culpa... no—seguí llorando. Me abrazó—Me la echo a mí, por ser estúpido.

—No te digas así—besó mis mejillas—Dime, amor. Dime qué sucedió, no entiendo nada.

>Solo sé que no hablamos nada en dos días y no te pude ver y tú no eres así... Tu madre me miraba de forma rara también.

Apreté mis ojos y trate de calmar mi respiración. Abrí la boca.

—Peter está en el hospital. Bautista Hernández mandó a diez hombres a que lo golpeen alfrente de su novia. Le hicieron una cicatriz larga y profunda en la mejilla.

>Está marcado de por vida...—mis ojos se cristalizaron—Por mí, está marcado de por vida.

Cuando Alex escuchó lo que le decía, sus ojos se oscurecieron de manera increíble.

Él sabía lo que significaba eso.

Apretó su mandíbula y estuvo en silencio unos 10 minutos, parado dando vueltas por mi habitación.

Luego de esos 10 minutos super tediosos se dió vuelta bruscamente y se arrodilló otra vez. Exaltandome.

—Dime, por favor, dime que no vas a terminar conmigo. Dilo. Oliver, dilo.

>No, no dejemos que ese hombre nos arruine. Dilo.

Me dolió verlo así, sus ojos me buscaban desesperadamente y no quería mentirle.

Tragué saliva y me quedé en silencio.

Y esa fue mi respuesta.

Me sorprendí al verlo llorar, puso su frente en mis rodillas y lo escuchaba llorar en silencio.

>No, por favor. No me dejes. No me dejes, Oliver. Dijiste no me dejarías.

>Sé que no quieres—prosiguió—No lo hagas, saldremos de esta.

Alexander (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora