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Las semanas habían pasado y con ellos los días en los cuales Wei Wuxian y Lan WanJi se habían frecuentado.

Se había vuelto casi una rutina, dónde Wei Ying lo esperaba fuera de sus clases si su día terminaba temprano, o viceversa. Caminaban juntos a casa y habían salido a pequeñas citas, o al menos Wei Ying así las llamaba.

Ese día no era la excepción, le había dicho a Jiang Cheng que no esperará por el ya que Lan WanJi le propuso salir, por ser fin de semana ninguno de los dos tenía clases y Lan WanJi había arreglado las cosas con su tío en la empresa proponiéndole acabar todo de manera rápida y eficiente.

-Jiang Cheng -lo llamó Wei Ying mientras entraba a la sala de estar.

Al paso de los días se había acostumbrado a que caminos debía tomar en su casa, se adaptó más rápido de lo que creía.

-¿Que ocurre? -preguntó el mencionado con un tono cansado.

Según sabía Jiang Cheng tenía un difícil examen por el cual se había quemado las pestañas por estudiar.

-¿Cómo me veo? ¿Te gusta? ¿Crees que a Lan Zhan le guste?

-Aún no entiendo como ese sujeto pudo aceptar a salir contigo -bufo malhumorado.

Pero a decir verdad sólo estaba celoso de aquel hombre, ya que le estaba quitando a su hermano.

-Sólo responde, ¿Cómo me veo?

-Bien -asintió- Te ves bien

Wei Ying sonrió radiante. A pesar de que no podía ver sus elecciones de ropa, sabía como le gustaba verse y por esa razón dejaba a cargo a su hermana mayor de comprar su guardarropas. Siempre acertaba, pero una opinión honesta de un sujeto tan malhumorado como Jiang Cheng siempre era buena.

-¿Sabes dónde esta mi bastón?

-La última vez lo encontré debajo de tu cama -le dijo Jiang Cheng entregándole el objeto en sus manos- Ten cuidado y no lo pierdas

Wei Ying asintió.

El timbre de su departamento se escuchó resonando por todos los rincones del lugar, e inmediatamente Wei Ying comenzó a sentir nervios.

Siempre era lo mismo cada vez que salía con Lan WanJi sentía como millones de mariposas revoloteaban en su estómago.

-¿Te vas a quedar ahí parado? -resoplo Jiang Cheng rodando los ojos acercándose a la puerta para abrirla.

Del otro lado se encontraba Lan WanJi elegante como siempre, incluso en su ropa informal se veía guapo y sofisticado.

Sus ojos ámbar buscaron a Wei Ying encontrándolo en el interior de la habitación, no pudo evitar sonreír levemente.

-Que se diviertan -les dijo Jiang Cheng caminando hacía su propia habitación dejándolos solos.

-Hola Lan Zhan -le sonrió Wei Ying acercándose.

-Wei Ying -murmuró el mayor- Hola

A pesar de que nunca usaba muchas palabras, cada vez que Lan WanJi miraba a Wei Wuxian parecía que su cerebro se negará a cooperar con él haciéndolo enmudecer. Había salido en unas cuantas citas antes, por orden de su tío o por el bien de la empresa pero nunca había visto a alguien como Wei Ying.

Que con tan sólo verlo o escucharlo sonreír su mundo se volvía mejor, no sólo era su exterior si no que, en estas semanas, había aprendido que su interior era mucho mas valioso.

-¿Lan Zhan? -murmuró Wei Ying levantando su mano frente a él para despertarlo de su ensoñación.- ¿Estás bien?

-Mhmmm -respondió.

Todos los días de mi vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora