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Nanami se había preparado para cualquier escenario possible, aunque jamás imaginó, que el ninja que aparentemente era tan malvado… cayera en un truco tan sencillo.

—¡Naruto, detente!, solo quiero ayudarte.

El falso profesor Iruka corría detrás del aparentemente, y tal vez un poco creíble, también falso Naruto. Los dos llevaban una carrera por lo que parecía ya una eternidad y la chica que los seguía de cerca a pesar de mostrar signos de fatiga, continuaba sin rendirse detrás de ellos sin importarle que ninguno de ellos fuera el chico por el cual ella se preocupaba. La chica sabía muy bien que permanecer cerca de Naruto solo hubiera aumentado las probabilidades de que los ninjas lo encontraran y esa era una posibilidad por la cual Nana no estaba dispuesta a arriesgarse. Así que, aún si le era difícil seguirles el paso o si le resultaba exasperante no estar al lado de su amado, ella tenía que seguir adelante y evitar que sus emociones la distrajerán de su misión.

Eso es lo que un verdadero ninja debería hacer.

De pronto, el sonido de cuerpos cayendo alertó a la castaña e inmediatamente se puso en guardia lista para lo que estaba a punto de suceder. 

—¿Cómo supiste... —con un poco de dificultad el ninja impostor se puso de pié y desenfundó un kunai en silencio dejando caer su técnica de camuflaje —¡¿Cómo supiste que era yo?!

Una mirada de cólera adornó su rostro antes de lanzar su arma con la intención de asesinar al sujeto frente a él.

—¡Eso es en realidad, algo muy fácil si lo piensas! —la figura de una niña rellena apareció en el aire y desvío rápidamente el ataque del peliblanco. —Pues, apesar de que sus chakras no coinciden y de que el verdadero Iruka Umino es el único en la aldea que puede atrapar a mí Naruto-kun aparte de mi… la verdad es que siempre has perseguido al chico equivocado.

—¿Y quien demonios se supone que eres tú? —llevó su mano a su espalda y después señaló a la Akimichi con el arma adquirida. —¡Mejor sal de mi camino si no quieres morir!

—S-señorita Akimichi, ¿¡Usted que está haciendo aquí!? —la técnica de transformación de Iruka quedó en el olvido al ver a otro de sus alumnos envuelto en problemas.

—Ja, Akimichi. Eres realmente estúpida por arriesgar tu vida por ese chico, aunque, aun hay algo que no entiendo, —su vista se alternó entre la niña y el profesor. —¿por qué ustedes dos se empeñan tanto en proteger a un asesino?

—¡Bunbun-baika no Jutsu!—una ráfaga de tierra salió volando del lugar y una mirada sombría apareció en el rostro de Nana acompañada de sus palabras —¡No te permito hablar así de él! Así que más vale que te retractes de tus palabras si no quieres que yo misma te asesine.

—Por favor, no me hagas reír —pronunció Misuki con obvia burla en su tono.  —¿Acaso no te enteraste que él es un vil monstruo?

—Eso no es verdad, Naruto es Naruto, y no dejaremos que un malvado como tú...

—Porque no permitiré que un tonto se quede con el pergamino prohibido —habló de pronto Iruka dejando plasmada a la menor.

—E-eh, sensei, eso no era.

Los nervios de la chica comenzaron a notarse. ¿Acaso ella ha sido la única del lado de Naruto todo este tiempo?

—Ja, aquí tu eres el único tonto. Es obvio que Naruto es igual que yo —Mizuki lo observó con una sonrisa de superioridad. —Estoy seguro que Naruto, el zorro endemoniado, no dudará en traicionar a ésta aldea junto conmigo. Sabes que cualquier cosa es posible con ese pergamino.

—Sí, tienes razón.

—¡No! —exclamó Nana rápidamente. —¡Él no es...!

—Así son las bestias... —cortó Iruka a la chica, —pero así no es Naruto, él no es nada parecido a eso, Naruto es único. Trabajo duro, pone todo su corazón en las cosas, claro, comete errores a veces y exaspera en ocasiones, pero su sufrimiento solo lo hace más fuerte, eso es lo que lo hace diferente a una bestia, así que estas mal, él no se parece nada al zorro de las nueve colas. ¡Él es Naruto Uzumaki! de la Aldea Escondida entre Las Hojas.

Una mirada de aspecto aburrido se instaló en el rostro del ninja malvado ante tales palabras.

—Ambos son unos idiotas, y por eso, aunque la gordita me caiga bien, creo que tendré que matarlos.

¿¡Que demonios, entonces si va enserio!?

La Akimichi volviendo en sí retrocedió un paso con su cuerpo temblando inadvertidamente. Desde que decidió internarse en el bosque se había hecho a la idea de que éstas cosas podrían pasar, lástima que toda su valentía y agallas, se habían agotado salvando al profesor Iruka y defendiendo a Naruto momentos antes.

Lo siento mucho, mamá.

Nana apartó la mirada sabiendo que probablemente ella sería la primera en perecer, aunque nunca pensó que su amor platónico apareciera solo para salvarla de su inminente muerte.

—¡Sí tocas un solo pelo de mi chica y mi sensei... te mato!

La mirada en el pequeño rubio expresaba completa furia.

Definitivamente, no dejaría que ese villano se fuera de ahí sin antes recibir una paliza.

—¡Jutsu-multiclones de sombras!

Y así, una nueva pelea dió comienzo.


Un Esposo Para Nana. ↪NarutoxOc↩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora