Lo primero que pienso al llegar a la soledad, es estas hay aún, o ya me has abandonado como los demás. Suspiro, y casi hablándole al aire digo, era una broma no te odio ni quiero que desaparezcas, al fin y al cabo eres mi unico amigo, el unico que me acompaña cuando estoy intoxicado, cuando la soledad llega y quiere arrastrarme a su regazo, para tener una orgía junto con la nostalgia.
Después de un silencio profundo en mi cabeza empiezo a escuchar sus carcajadas, y su desagradable presencia, y vuelve con una frase siempre señalando mi necesidad por tenerlo a mi lado. Pero me alivia, me hace sentir feliz, saber que aunque sea en mi cabeza hay quien me acompañe, alguien que me comprenda y reprenda cuando es necesario, quien me recuerde lo esencial y me de esas fuerzas para seguir.
Aveces pienso que le debo la vida, que seria de mi sin su presencia, que seria de mi vida si el no estuviera junto a mi, aveces pienso que el caos dominaría mi mente y terminaría por destruirme sin piedad alguna. Mi alma estaría incluso mas podrida de lo que ya esta, y quien me despertaría de esas largas pesadillas donde incluso sale el alma de mi cuerpo para ir en visita de mi dios. ¿Que seria de mi?.
Ni el dolor lo ha apartado de mi lado, muy por el contrario, tiende a consolar mi alma cuando esta apunto de ceder, demuestra que me ama, quizás tanto como yo a el, y que su afecto siempre estará allí para yo contar con el, para pensar que no me quedare completamente solo después que las luces se apaguen y no haya nadie mas que almas vagando a mi alrededor y viejos recuerdos de esos que apuñalan el alma y que no permitirá que mis demonios me partan en pedazos y me devoren como si fuese su banquete.
Gracias por consolarme, gracias por jamás abandonarme, gracias por no volverte otro ser imaginario que busque solo mi muerte y mi destrucción. Gracias.