Cap 11 | La mansión del Don

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Pov: Keren

Hoy es el día que nos toca ir a la casa de Charles, pues, la tarea es para entregarla mañana, y a parte de la teoría tenemos que llevar pruebas prácticas.
Desde el día del incidente en la casa de Sheylin no he hablado con ninguno de los chicos, y ni siquiera a la escuela he ido.

Mi teléfono empieza a sonar, aún no me he bañado y debo hacerlo para no tener a Maria encima de mi, por cierto, ¡qué raro que no ha subido a mi habitación!

Tomo el teléfono y contesto.

Hola..?

Hola, Keren. Soy Max, ¿has olvidado que hoy es el día de la tarea?

Hola, Max. ¿Cómo has conseguido mi número?

Se lo he tenido que rogar a Emmayelin por mensajes de texto, también me dice que aún no te levantas. Y, ¿estás más preocupada porque tengo tu número que por la tarea? Debes saber lo tajante que ha sido la profesora. Yo tú me levantaría, me prepararía e iría a la dirección que te he mandado por un texto. Jay ha dicho que vengan preparadas, será un largo día.

Max, ¿¡desde cuándo te has vuelto tan hablador!?

Me preocupo por sacar mis notas, no nací rico como tú.
Por cierto, sé que apenas nos vamos conociendo, pero te quería pedir un favor..

Ajah, ¿¡dime!?

¿Podrías invitar a Emmayelin? Pero no le digas que yo te lo he sugerido.

¿Qué se traen ustedes dos a mis espaldas?

Es un favor, ¿podrás?

¡Cuenta con ello! Pero recuerda: me debes una charla.

Bueno... te dejo. Tenemos que preparar el área de estudios para hacer la tarea. Nos vemos ahorita.

Luego de la llamada inesperada de Max, tomé una ducha caliente. Y mientras lo hacía, recordé lo que pasó en la casa de Sheylin aquella noche. Sé que Charles escuchó todo, pero de seguro ya no le importa, pues, ahora anda con la mosquita muerta de Ithani.
Desde la llegada de Ithani las cosas entre Sheylín y yo no van para nada bien. Sé que ella me tilda de egoísta, por que no me decido por Luthor o por Charles, pero la verdad es que desde hace tiempo he perdido el control de la situación.

—Señorita Keren, ¿no piensa levantarse hoy?

—¡Oh, Maria! Ya extrañaba tu voz...

—No crea que la voy a consentir, sabe muy bien que tiene compromisos el día de hoy.

—¡Maria, Maria! Ya estoy lista. ¿Me das espacio para vestirme?—le digo irónicamente, ya que estaba al frente de la entrada del baño.

—La señorita Emmayelin está desayunando, baje y acompañela. No crea que va ha esquivar el desayuno hoy.

Me vestí lo más linda y provocativa que pude y, ¡ya ustedes saben la razón! Imaginen que les he guiñado un ojo.

Pero cuando una persona ya no le interesa otra, no importa que se vista con la mejor ropa, que vaya a la mejor peluquera, o que se cambie todo el cuerpo. Porque lo que deja de gustar no es el físico, es la esencia.

Bajé al desayunador, saludé a Emmayelin y desayuné al junto de ella.

—¿Quieres ir conmigo a la casa de Charles? A los chicos nos tocó un trabajo de la escuela juntos, y como ya sabes que, Sheylín y yo estamos serias, me gustaría que vayas conmigo. Sólo espero que no tengas nada que hacer, porque es el día entero.

La hija del magnate americanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora