Capítulo 6

5 0 0
                                    

Los jóvenes llegan a la habitación designada por la universidad. Tony se siente sumamente adolorido. Ha sido una ardua tarea subir por las escaleras, en cada peldaño se ejercía la misma tortura y los mismos insultos, si no hubiera tenido la ayuda de Liam seguramente ni hubiese dado el primer paso para levantarse. Así que, al ver su cama, se arroja a ésta sin ninguna dubitación.

—¿Qué has hecho? —pregunta su amigo— ¿Acaso te exigiste de más en los pasos? Ya sé que estás muy entusiasmado con esto pero debes hacerlo con calma. Nadie llega tan alto por saltearse algunos escalones.

—¡Ay, no fui yo! —exclama con malhumor—. ¡Fue Nina!

—¿Nina?

—¡Sí! Tu bailarina favorita —contesta irritado—. Me trató como si fuera un muñeco de plastilina.

—¿Estás seguro? Tal vez malinterpretaste las cosas.

—¿Qué parte malinterpreté? Dime, ¿cuando se sentó en mi espalda, me pisó la pierna e ignoró mis molestias? —replica Tony, irritado—. A veces eres demasiado ingenuo Liam, por no decir estúpido. Ni siquiera reparaste en que le atraes.

—¿Qué? No lo creo... —Y con timidez, comenta—: Ayer le confesé que soy gay.

El pelinegro abre bien grande sus ojos, estupefacto.

—¿Desde cuando tomas confianza tan rápidamente? Conmigo pasó mucho tiempo cuando me lo contaste — añade con tono recriminatorio.

—Esta vez fue diferente, Tony. Estaba en una encrucijada.

—¿Encrucijada? ¿Acaso ella te presionó?

—No, ella no, pero la situación sí —responde apresurado, al ver que su amigo se está comportando como un hermano protector.

—No me causa buena espina Nina —declara, luego de mirarlo seriamente por un momento—. Que sea la mejor bailarina no significa que sea buena persona.

—Ya sé que apenas la conozco pero mira el lado bueno: estoy haciendo amistades siendo totalmente honesto conmigo —anima Liam.

El semblante enojado de Tony se suaviza pero pretende estarlo, así que le tira una almohada.

—Me alegro mucho por ti, realmente. Pero sigo molesto, y no sé si por tu inocencia o por la maldad de Nina. Así que, vete. Necesito dormir, tal vez cuando despierte te perdone si encuentras mis dulces favoritos en esta jungla de cemento pero, por ahora... ¡Adiós!

Y el joven le da la espalda para arroparse con las sábanas hasta la altura de la cabeza.

Liam sabe que ya está perdonado, nunca se pelean seriamente, por eso le devuelve la almohada con brutalidad antes de retirarse de la habitación. Tony dormirá por horas, por lo tanto, tendrá toda una tarde para buscar aquellas golosinas y, quizá, toparse con ciertas personas.

Es un día hermoso y soleado, perfecto para pasarlo al aire libre; especialmente en el Central Park. Muchas personas se encuentran allí; deportistas, parejas, extranjeros, niños y vendedores ambulantes.

—Un pretzel, por favor —Liam ha tomado un taxi en la W 65th St, éste recorrió el Central Park West y lo dejó cerca del 79th St Transverse. Y al poner el primer pie en la senda, como típico turista, observa maravillado su alrededor. Nueva York no es muy diferente de Texas, salvo en una pequeña e importante cosa: se respira arte y libertad. Donde nació es uno de los tantos estados homofóbicos.

De repente, desde lejos puede divisar una figura. Esa melena de color chocolate es fácil de identificarla. No sabe por qué, pero ver a Nina le transmite una gran estimación. Como si, aún estando fuera de los escenarios, los reflectores la persiguieran; como si ella haga, de cualquier lugar, un espectáculo.

CAMBIA DE OPINIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora