Epílogo

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Marinette siempre se consideró una persona que aprende de sus errores y que toma las lecciones que la vida te da con la mejor cara posible. Fue por ello que con la partida de Luka trato de poner en marcha todos y cada uno de las enseñanzas que le dejo. Pero nada fue fácil.

No supo nada de Luka hasta después de mes y medio, fue cuando escucho que lanzaría su primer canción en un programa de radio muy famoso; fue una gran sorpresa al notar que la canción con la que se daría a conocer era aquella que le escribió a ella, la que tantas veces le toco jurando que era su única musa.

Se alegraba del éxito que tenía su ex novio al cumplir sus sueños pero no podía ocultar el dolor que sentía al no haber tenido contacto alguno con ella o su familia.

Fue casi hasta el tercer mes que Luka hablo con su madre y hermana; les dijo que estaba bien que estaba terminando de instalarse y que tenía muchísimo trabajo, fue por ello que no había podido comprar un nuevo celular para estar en comunicación con ellas. Pregunto por Marinette a lo que ellas le contaron que siempre preguntaba por él pero Luka no se sentía listo para hablar con ella.

Obviamente no estaba molesto ni le guardaba cualquier tipo de rencor pero ella había sido, era y siempre sería todo para él. Por ello sabía que si escuchaba su voz, leía un mensaje suyo o tuviera un poco de contacto con ella volvería de un día al otro para luchar por su amor.
No podía hacer eso, la amaba y quería su felicidad aunque no estuviera a su lado, por eso debía darle su espacio y tiempo. Si Marinette quería ser feliz a lado de Adrien él no le haría más difícil la situación.

Por otra parte Marinette trato de comprender las razones por las que Juleka no le pudo dar su número o nuevo correo electrónico. Suponía que Luka seguía molesto y decidió no insistir, esperar a que el estuviera listo para volver hablar.

Todo ese tiempo encontró a un viejo amigo y compañero quien le hacía reír y sacar su lado más relajado, aquel que no le gustaba tanto.

Adrien a pesar de saber los sentimientos de Marinette decidió quedarse a su lado para ser el apoyo que necesitaba, justo como ella lo fue al perder a su padre y a su madre. Ya no era difícil ser Chat Noir ni enfrentarse al nuevo Hawk Moth mucho menos sintiéndose tan bien a lado de Ladybug.

Su amistad se fortalecía con el tiempo y ella agradecía que él estuviera a su lado sin presionar sus sentimientos. Este era todo un nuevo Chat Noir quien era mucho más maduro y centrado, alguien que había aprendido sus errores y se levantó de los golpes más duros como todo un campeón.

Así fue como los meses siguieron corriendo los meses, uno tras otro ayudaba a los corazones heridos sanar y a confiar de nuevo.

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Marinette despertó tarde de nuevo, el despertador no había sonado y Tikki no fue de mucha ayuda. Corría por el cuarto en busca de sus materiales para la clase de ese día, mientras trataba de arreglar un poco su cabello. Al estar lista tomo su celular y bajo las escaleras a toda velocidad tropezando así con el último escalón.

- Hija, cuidado - Tom se apresuró a ayudar para que se levantará.

- ¿Desayunarás? - preguntó su madre.

- No no no no, se me hace tarde. Me voy, los quiero - grito agitando la mano y salió corriendo antes de llegar más tarde a sus clases.

Pero como cada mañana se paró en la puerta antes de salir, se colocó sus audífonos y comenzó a reproducir su playlist favorita; todas eran canciones de Luka.

Todo el esfuerzo valió la pena ya que llego justo a tiempo, tomo sus clases y presento sus bocetos. Como siempre la felicitaron por su gran trabajo.

Al llegar la tarde ya había derrotado otro akuma con la ayuda de Chat Noir, había sacado una buena nota en su proyecto, ayudo un poco a sus padres y estaba en camino para ver a Alya pues habían acordado tomar un café juntas. Hacían eso al menos una vez a la semana pues sus vidas ahora estaban muy ocupadas y ajetreadas pero está vez era para algo muy diferente a él común cotilleo; Alya se iba a casar y como era esperarse Marinette sería su dama de honor, por lo que debía ayudarla con sus planes de boda. Pero como ya era común en ella, iba tarde.

Caminaba apresurada por las calles mirando su teléfono celular el cual sonaba por quinta vez en el último minuto. Eran mensajes de Alta quien le recriminaba su impuntualidad, se notaba lo nerviosa que su amiga estaba, no era para menos faltaban dos semanas para su boda y aún le quedaban muchas que hacer.

Trataba de volver a meterlo en su bolso mientras seguía su camino por lo cual no vio el pequeño escalón que se le atravesó en el camino, inevitablemente tropezó con él. Todo pasaba en cámara lenta, su bolso salió volando por los aires mientras ella veía acercarse al suelo dónde sin dudas su rostro quedaría embarrado pero un par de manos la tomaron por la cintura evitando el contactó.

Marinette que había cerrado los ojos en espera del golpe se quedó sorprendida de no haber tocado el suelo, sintió como la incorporaban hasta quedar nuevamente de pie, abrió los ojos y para su sorpresa se topó con un par de ojos azules y una hermosa sonrisa.

- ¿No te han dicho que no es bueno caminar sin ver por dónde vas? - en su voz podía notar la burla, su voz... Aquella voz que hacía más de un año no escuchaba.

- Luka... - su voz apenas era audible, se había quedado de piedra mirándolo, sintiendo el calor de su cuerpo y la suavidad de sus manos aún sobre su cintura.

- El mismo - la miraba atentamente, anhelante. Tanto tiempo estando lejos de ella y seguía igual de hermosa y clara que siempre.

Estuvieron mirándose hasta que sonó nuevamente su celular, seguramente era Alya de nuevo.

- Dejo irme... Yo... - suspiró, no quería irse de ahí, no quería volver a dejarlo ir pero Alya...

- Comprendo. Nos vemos Marinette.

- ¡No! - su grito la sorprendió tanto como a él, se sonrojo causando risa y esa mirada que siempre le dedicaba cuando le decía lo tierna que era - no quise... Yo... Necesito hablar contigo.

- Claro, cuando tú quieras pero ahora debes irte - por la mirada de duda de Marinette supo que ella tenía que se fuera nuevamente sin poder hablar - si quieres voy a tu casa en la noche. - ella asintió y antes de que pudiera responder algo más beso si frente - cuídate por favor.

- Claro, lo haré. No siempre estarás para salvarme - por primera vez en un año ella le sonrió y le iluminó la vida al chico con esa sola sonrisa.

- Lo estaré si así lo quieres - le regaló la mejor de sus sonrisas y luego la vio partir.

Parecía que el haber vuelto para la boda de Alya y Nino podría significar una nueva oportunidad pues no había pasado desapercibido el hecho de que ella llevaba puesto el anillo que había comprado pensando en pedirle ser su esposa.

Quizá la vida le estaba dando una segunda oportunidad para encontrar su propio final feliz de una vez por todas. Lo pensó bien y se decidió; se quedaría en Paris, fuera cual fuera el resultado dejaría de huir de sus problemas, esta vez no temería a la derrota, ni a que le destrocen el corazón. No, esta vez enfrentaría la decisión de frente y se quedaría a su lado de la forma que ella quisiera. ¿Por qué? Porque la ama.

¿Por qué? Porque la amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora