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Nos habíamos tomado unas copas en un bar, era la primera vez que Luis había ido a una discoteca. Así que nos pasamos de copas y acabamos riendo, andando por la calle agarrados del brazo y besándonos en cada esquina. Decidimos no coger mi coche, ya que estaba aparcado cerca de allí e íbamos bastante borrachos. Lo último que queríamos era que la policía nos pillara.

Llegamos a mi casa y nada más entrar por la puerta le agarré del cuello de la camisa y le besé con ansia, le tenía muchas ganas y el alcohol me ponía muy cachonda. Él me siguió el beso de la misma forma. Me cogió en brazos y me llevó hasta la habitación.

Cada vez la cosa se hacía más intensa.

Me tiró sobre la cama y le miré mordiendo mi labio inferior. En un abrir y cerrar de ojos él ya estaba prácticamente desnudo. Se puso encima de mí con cuidado de no aplastarme.

Comencé a besarle y me puse sobre él a horcajadas.

- ¿Qué te parece si ahora mando yo? – Pregunté en su oído. Él azotó con fuerza mi culo, cosa que me hizo gemir con fuerza. Mordisquee el lóbulo de su oreja. – Eso es un sí.

Comencé a besar su cuello y su torso desnudo. Baje mis besos hasta su entrepierna hasta llegar a su miembro. Comencé a lamer este mientras le miraba a los ojos. Él gruñía mirándome. Cuando sentía placer, él fruncía el ceño y entreabría los labios. Sus ojos brillaban de placer. Y sus gruñidos me indicaban que le iba gustando.

Sus manos fueron a mi pelo, pero se lo negué.

-Sólo yo puedo tocarte y hacer que me toques. – Susurré mirándole.

Eso le puso más ya que notaba las palpitaciones de su miembro en mi mano, la cual se movía tocándole. Yo aumentaba el ritmo de esta cada vez más.

A los minutos notaba que él iba a correrse, por lo que paré.

Miré sus brillantes ojos y besé sus labios, los cuales me recibieron ferozmente.

Hice que entrase en mi lentamente, yo estaba bastante mojada.

Mordí su labio y comencé a moverme de forma lenta, torturándole. Jadee en sus labios.

-Venga, te dejo que termines tú... - Susurré con los ojos cerrados dejando que él lo terminara a su antojo. Ya lo había torturado bastante, sentía su miembro muy hinchado dentro de mí.

Bastaron esas palabras para que él nos girase poniéndose encima. Besó mis labios y se incorporó poniéndose de rodillas. Agarró mis piernas elevándolas en forma de V para entrar de forma brusca dentro de mí.

Solté un fuerte gemido cerrando mis ojos. Él era bastante rápido y la metía profunda ignorando mis gritos de placer. Era un poco molesto, pero bastante placentero. Era genial. Noté como iba a correrme, ya que la punta de su miembro acariciaba mi punto G.

Acaricié mis pechos notando como los temblores se hacían más intensos, el orgasmo estaba cerca. Justo en ese momento, Luis puso una mano en mi cuello haciendo que respirar me resultara difícil. Mordí mi labio mirándole. El agarre aflojó cuando él se empezó a correr dentro de mí. Sin embargo, yo aún no me había corrido.

Él lo notó y sonrió.

Metió los dedos dentro de mi y buscó mi punto G. Solté un gemido cuando él lo tocó con las yemas de sus dedos.

-Bingo. -Susurró y se acomodó para comenzar a moverlos rápido. Besó mis labios cortamente.

Gemí alto, ya que sus dedos aumentaban el ritmo y la velocidad. Estaba muy sensible ahí abajo. Él siguió moviendo sus dedos de forma rápida y noté como el orgasmo llegaba de una forma distinta. Parecía explotar. Sentí una liberación enorme cuando llegué. Tiré de su pelo gritando del placer.

Cuando el sol caigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora