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Un pequeño grupo de personas se encontraba reunida en la lujosa habitación secreta de uno de ellos. No era extraño que cualquiera de ellos tuviera una, teniendo en cuenta que eran magos y poco a poco se volvían más paranoicos mientras perdían su poder en la Asamblea a manos de esos jóvenes estúpidos idealistas.

-¡Esto es inaceptable!- Grito uno de los más viejos que ocupaba la cabecera. -No es suficiente que dejemos a Constantine Maden suelto por ahí haciendo de las suyas. Encima quieren hacerlo profesor y nada más y nada menos que de otro makaris. 

Nadie en la sala dijo nada, pero se podía sentir en el ambiente que todos opinaban lo mismo. El hombre por fin se tranquilizo y volvió a sentarse, no sin antes incitar a todos los presentes a hablar con una mirada.

-Tratamos de hacer todo lo que pudimos, pero la orden la dio el asambleísta Rufus y con el apoyo de los Rajavi y De Winter. No tuvimos oportunidad.- Menciono una mujer con una llama de odio y desprecio en sus ojos que podría haber incendiado el lugar.

-Esos traidores- Hablo otro hombre más joven, enloquecido por la furia. -No deberían estar sueltos y mucho menos participar en la Asamblea. Esto es humillante, nunca en la historia de los magos de América hubo tanta insubordinación e impunidad. Deberíamos dejar de obedecer al makaris y destruirlo como nuestros sabios hermanos de Europa.

-Cariño ya hemos hablado de eso- Respondió dulcemente la mujer a su lado. -No podemos matar al makaris, es demasiado poderoso para vencerlo nosotros. Si tuviéramos el Alkahest, tendríamos una oportunidad, pero solo tenemos el Talhavet y para usarlo necesitaríamos llevarlo a la fuente e inmovilizarlo el tiempo suficiente. Requeriríamos la ayuda de los otros magos quienes ven al makaris como una interesante mascota. No son capaces de ver que solo esta haciendo trucos, esperando el momento adecuado para soltarles la mordida.

-¡Exacto! Lo que esta haciendo Rufus no es más que darle más poder para destruirnos.- Volvió a hablar el anciano en la cabecera. -Hay que tomar acciones.

-¿Y si nos deshacemos de la niña?- Dijo otro hombre que se había mantenido en silencio hasta entonces. Nadie en la habitación esperaba que hablara del tema y mucho menos que diera tal propuesta, por su puesto ya lo habían considerado, pero no esperaban que él sacara el tema a lucir. Por lo que se gano la atención de todos. -No importa por donde lo veamos. Deshacernos de Constatine es imposible, pero podemos impedir que consiga más poder eliminándola como deberíamos haberlo hecho con Stewart y Hunt cuando vencimos al enemigo de la muerte. 

-¿Cómo puedes sugerir eso?- Pregunto la misma mujer de hace un momento, algo demasiado sorprendida para una idea que había sopesado.

-Si hubiéramos acabado con ellos en ese entonces Alex Strike no se hubiera corrompido por el caos y nunca hubiéramos perdido a nuestro querido Graves, el único con algo de cerebro en la Asamblea. No podemos perder el tiempo. Hay que hacerlo antes de que sea demasiado tarde. Ahora esta en su primer curso no sera reto para nosotros.

-Pero...- La mujer estaba perpleja ante la frialdad en su tono, ademas de la calma de su esposa ahí presente. Aun que sabía que decía la verdad y si a ellos no les importaba ¿Porque a ella si? Así que cambio su enfoque- El Magisterium esta lleno de magos que la protegerán no podremos acercarnos. Ademas si desapareciera una Mench habría un escándalo, una gran investigación y ¿Si se enteran que fuimos nosotros?- Miró al hombre en busca de respuesta. Los demás la imitaron.

-No se preocupen por eso. Nosotros nos encargamos.- Dijó el hombre con una chispa de convicción en su ojo.

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Hola habla la autora

Sorry es un cap corto.

Estrago es inmortal. De nada.

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Después de la Torre de oro - fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora