Annie 2

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Annie se despidió de los mellizos, con un beso en la coronilla para Lisa y un cerillito para Derek. Corrió al autobús con su maleta en mano y ya en la puerta se despidió de sus padres con la mano. Solo quería irse de ahí pronto.

Ella había quedado satisfecha con su nota, pero supo por la sonrisa falsa de su madre y la indiferencia de su padre, que ellos no estaban satisfechos. Tocó el hombro de Zein, camino a las gradas, un gesto que significaba "sígueme la corriente". Subieron y en vez de irse a sentar con sus padres, llegaron con chico de ojos esmeralda y una mata de chinos oscuros, llevaba lentes y se veía bastante confundido cuando los vio llegar.

-¿Tu eres Oliver, verdad?- Comenzó muy animada Annie. Había notado el asombro del chico ante la explicación de la maestra milagros y tenía un par de teorías que quería comprobar.

-Si... ¿Los conozco?- Preguntó el chico como tratando de recordar. 

-Yo soy Annie y el es Zein.

Ambos se instalaron junto al chico y platicaron un buen rato. Descubrieron que Oliver era el primero en su familia en tener magia y había creído que estaba en la prueba de una escuela de actuación. Annie se contento al tener razón con su teoría. Los padres de Oliver, estaban enfrascados en su propia conversación, así que no prestaron atención a la de ellos. Aun así Annie mantenía la mención de la magia al mínimo al igual que Zein después de que Annie cambiara de tema varias ocasiones.

Oliver era agradable y Annie estaba feliz de haber terminado en su mismo equipo; junto con Zein. Después de la asignación de los maestros, llegó la inevitable reunión con sus padres. Quiso tomar su maleta lo más rápido posible y evitar su ira. Pero no fue así. Se separo de Zein y fue a su auto, donde sus padres y hermanos la esperaban. Su madre fue la primera en acercarse y abrazarla, casi asfixiándola.

-Cariño no sirve llorar por la leche derramada.- Annie realmente no se sentía mal. -Se que tu nota fue mediocre, pero no dejes que te desanime. Lo entiendo eres una adolescente. Y quieres revelarte contra el mundo.- Annie sintió la necesidad de defenderse, pero no dijo nada. Se limito a bajar la cabeza. -Tienes que corregir esa actitud. Eres demasiado emocional, dejas que tus emociones te controlen. Por ejemplo ahora ¡Mírame cuando te hablo!.- Annie levanto la vista. Su madre sonrió. - En fin ahora tendrás que esforzarte más. No vuelvas a equivocarte. Se la mejor de tu generación. Hazlo, hazme sentir orgullosa.- le dio un beso en la mejilla a su hija y finalmente la soltó.

-Lo haré Mamá. Lo prometo.- Lo decía de corazón. Quería que su madre se enorgulleciera de ella y haría lo que sea por lograrlo. Un peso extra de expectativas sé instalo en su espalda.

Ahora era el turno de su padre de darle un sermón. Se agachó a la altura de Annie, tomando sus hombros con una fuerza excesiva. La chica observó a su padre a los ojos, uno color miel como los suyos y otro de vidrio.

-Sabes que eres la descendiente de dos de las más antiguas y respetadas familias de magos. No aceptaremos nada menos que excelencia de ti...- su mirada se perdió un instante en algo detrás de Annie, la chica volteó lo justo para ver por el rabillo del ojo al makaris de la mano de Tamara Rajavi. Su padre gruño y volvieron al contacto visual. -No dejes que esas nuevas fantasías idealistas te corrompan. Tu conoces el verdadero mal detrás ellas. No lo olvides.

La intensidad en las palabras de su padre la sobrecogió, pero se las arreglo para asentir. Y se fue corriendo al autobús que ya estaba casi lleno. En esté se encontraban los grupos de la maestra Milagros, el profesor Corin y el profesor Phineus.

El hecho de que Mark fuera en el mismo autobús que ella no era tan desafortunado del todo. Ya que Annie sabía que se mareaba con facilidad y no quería perderse la oportunidad de verlo vomitar. Mark se había sentado en la parte trasera del camión acompañado de su grupo. Ralf, como siempre, estaba a su lado; pero también estaba la tímida de Margery, roja como un tomate de su otro lado, y el tal Tomas estaba al lado de Ralf. Annie no conocía a Tomas, aun así no pensaba que la magia fuera algo nuevo para él, ya que mostraba actitud de conocerla de toda la vida.

Después de la Torre de oro - fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora