Hasta las costillas

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—Acabo de cruzarme con la doctora Garcia, está todo en orden?

—Huh? Claro.. Sólo quería ver si estaba bien. —El pelirrojo tomó asiento en su lugar junto a la ventana y señaló el asiento opuesto— por favor. Los breves momentos de diversión intelectual son los que me dan un poco de entretenimiento en este lugar.

—Yo te vi muy feliz jugando en el patio.

Los iris con heterocromia relucieron como si fueran estanques de agua podrida, uno más turbio que el otro, donde una onda sacudió las profundidades hasta llevarlas a la superficie. Una intensa sonrisa casi sanguinaria se despliega en sus labios.

—Ahh.. Me estabas viendo? Así que por eso llegaste tan pronto.. Me pregunto si te preocupa mi bienestar o si solo temes que te despidan por no cuidar de mi.

Mueve una ficha y se cruza de piernas con total comodidad. Kouki tiene esa sensación de nuevo, como si sólo fuera una marioneta bailando en las garras de ese pelirrojo.

—Mi deber es velar por la sanidad mental de cada paciente asignado.. Pero claro que tampoco permitiría que los hieran físicamente.

—Ummm.. —Kouki movió una pieza, Akashi sonrió— ahh.. Bien hecho.

Cuando el castaño se cruzó con la doctora no recibió una frase normal de pasillos de hospital, o siquiera un saludo de compañeros, ella simplemente dijo:

—Ten cuidado.

Su mirada había sido tan seria que al castaño le provocó un escalofrío.

Con su insinuación, quedó muy claro que ella temía estar ante un sociopata, tal como las notas del anterior médico implicaban. Miró tímidamente al pelirrojo y lo encontró mirando el tablero, fingiendo que dudaba qué movimiento hacer, aunque era notorio que podría acabarlo en dos turnos.

Una de las maneras de descubrir a un sociopata era ver cómo se relacionaba con otros, en especial, otros de menos capacidad intelectual que la suya. Haizaki, el paciente de Alexandra, cumplía el requisito y sin embargo el pelirrojo se comportó como cualquier persona normal haría: confundido, ajeno a la respuesta violenta.

Habría visto llegar a los doctores y por eso fingió? Era parte de su manipulación? Tramaba algo?

Volvió a mirarlo y esta vez chocó con sus ojos.

—Tu turno.

—Ayer me dijiste que no te llevabas bien con tu padre.. Me hablaste en tiempo pasado, aún cuando en las notas dice que no recordabas su muerte.

—Y no la recuerdo —replica hundiéndose de hombros, inexpresivo— solo digo lo que me contaron.

Esa nulidad de expresión con una información semejante le da una idea al castaño. Mueve una pieza.

—Debió ser duro.. Los forenses concluyeron que tu padre ahorcó hasta la muerte a tu madre, lo descubriste y lo apuñalaste.

—No recuerdo nada de lo que dices —Sacudió la cabeza con un ligero temblor, su mano estaba cerrada en un puño antes de mover una pieza como si quisiera quitársela de encima.

—Los sucesos traumáticos suelen producir amnesia.. Tu mente bloquea el trauma para continuar viviendo.

—Eso dijeron. —Lo cortó— Esperaba que llegaras con información nueva, Kouki.

El castaño suspiró con dramatismo.

—Incluso aunque fuera por defenderla o por vengarte.. Asesinar a tu padre provocó una respuesta evidente.

—Yo no lo maté.

—Es normal querer huir de esas memorias.. —Kouki se hundió de hombros.

—Yo no lo maté.. —Sus iris se dilataron.

—Despues de todo eran tus amados padres..

—YO NO LO MATÉ! —gruñó y golpeó el tablero con el puño.

Kouki se hizo hacia atrás con la respiración agitada, estaba temblando, observando fijamente al rabioso chico que se había puesto de pie en un instante y se inclinaba peligrosamente encima suyo.

Como si despertara de un trance, parpadeó y dio un paso hacia atrás, despeinándose el cabello húmedo.

—Seijurou.. Si quieres que esto funcione tienes que confiar en mi. —El pelirrojo le dio la espalda— puedo tratarte durante años, pero si no cooperas entonces no habrá progresos.

—Que es lo que quieres de mi? —susurra. Su voz es tan baja, tan dolida, tan violenta que hace estremecer al castaño.

—Yo confío en ti. Tú confías en mi?

Se puso de pie sin saber cómo y le tendió la mano, los iris cereza la observan fijamente y se mueve de pronto. Kouki pierde el aliento, porque de pronto sus brazos lo están rodeando con fuerza.

Lo presiona con tanta firmeza contra su pecho que casi le cuesta respirar, hasta que entiende que es él mismo el que está conteniendo el aire. Suspira sobre su hombro y puede sentir el aroma a rosas que desprende su cabello rojizo. Le da algunas palmadas en la espalda, porque de verdad quiere ayudarlo pero si continúa con esos latidos acelerados, cualquier progreso puede ser en vano.

Lo que más importa es su tratamiento.

—Quien eres?

—Soy Akashi Seijurou.. El que siempre debió ser.

Kouki entiende súbitamente, está temblando al darse cuenta de que sus sospechas estaban en lo correcto.

Su paciente tiene trastorno de identidad disociativo.

...❤

—Cómo nadie se dio cuenta hasta el momento?

El castaño sólo tiene una respuesta, allí de pie frente al director Kagetora, quien tiene un profundo interés en todo lo que respecta al paciente de la 412 a pesar de su falta de esperanza al respecto.

—Supongo que su otra identidad no apareció hasta ahora, creo que la separación de su antiguo médico le causó una sensación de pérdida y por ello se refugió nuevamente en él.. En el otro. Sin mencionar que estos individuos tienden a ocultar que sufren este trastorno.

—Ya veo. —suspira de pie frente a la ventana, con las manos cruzadas a la espalda— Masaomi fue un gran amigo mío.. A pesar de todo lo sucedido, me impuse cuidar de su hijo y curarlo..

Su voz se oye derrotada, Kouki apretó los labios al verlo desganado, como si las arrugas en su rostro se hubieran profundizado en segundos.

—Hay posibilidad de unificar sus identidades?

—Primero debo reconocerlas y platicar con ambas.. Pude hablar unos momentos con su identidad original esta tarde.

—Bien, da lo mejor de ti, Furihata. Me alegra mucho que hayas llegado a este hospital.

Le dio un apretón en el hombro, y Kouki se emociona al ver las lágrimas no derramadas en sus ojos. Porque de pronto entiende las palabras de muchos de sus profesores: Los locos no dan miedo, dan pena.

Aquél oscuro pantano lo tenía hundido hasta las costillas.

Porque aunque desea creer en el pelirrojo.. Le da miedo equivocarse.

 El paciente de la 0412Donde viven las historias. Descúbrelo ahora