Hasta las rodillas.

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Al llegar a su solitario apartamento, se quita la ropa que se siente inmunda pegada a su piel y toma un largo baño caliente. No acaba de vestirse cuando, aún con una toalla en la cabeza, toma el historial clínico del paciente de la 412.

El simple folder color madera guarda información personal sobre el paciente, pero lo que llama la atención de Furihata como si estuviera señalado por flechas fluorescentes son las fotografías. Durante el almuerzo casi escupe lo comido al ver un enorme charco de sangre con una persona en medio.

"Masaomi Akashi, apuñalado con unas tijeras que el paciente tenía en las manos al momento de llegar la policía".

En la otra foto había una escena menos horrorosa pero no por eso agradable a la vista: una mujer tendida en el piso miraba a un lado con los ojos fijos y una violácea magulladura rodeaba su cuello.

"Shiori Akashi, estrangulada hasta la muerte".

Eran los padres del paciente, y según indicaron los peritos, el chico de entonces dieciséis años había sido encontrado culpable. Mas cuando fue interrogado sólo mostró incomprensión.

Fue derivado a un hospital psiquiátrico donde tuvo el mismo medico durante cuatro años hasta el día de ayer, cuando se mudó repentinamente de ciudad. En sus notas figuraban frases que confundieron al de ojos chocolate.

"El paciente se muestra sereno, habla normalmente y no da muestras de culpa o tristeza".

"El paciente preguntó cuando podría volver a casa ya que extrañaba a sus padres, fue relajado con terapia de hipnosis antes de decirle que ellos habían muerto. En respuesta, sus ojos se llenaron de lágrimas y lloró mientras sus hombros se sacudían". " No se descarta sociopatia"

"El paciente no recuerda nada de aquella noche, sus memorias recorren su infancia hasta el día del atentado, entonces sólo recuerda que despertó en el hospital".

"El paciente evita hablar sobre sus padres y todo lo que respecta a ellos".

Kouki abandonó la lectura con una severa mirada. Su cuerpo había comenzado a tiritar, desconocía si era porque aún estaba mojado o por lo que acababa de leer.

Al acostarse sufrió horribles pesadillas.

...❤

—Muchas gracias, doctor! —exclama y le sacude la mano en un afectuoso saludo.

—Ah, no fue nada y sólo soy practicante..

—Nada de eso! Usted me curó de mi nictofobia, mi esposa podrá dormir felizmente a mi lado de nuevo, esté la luz encendida o apagada.

—Me alegra..

—Ah, pero aquí entre nosotros —dijo como un secreto— prefiero la luz apagada para no ver su cara de morsa.

Kouki se atragantó con su risa y el hombre sonríe afable, si realmente cree lo que dijo no lo parece.

El hombre cuyo tratamiento fue finalizado con el castaño, abandona la habitación y él suspira. Sin duda una fobia irracional y sin fundamento como aquella es un paseo en el parque a comparación de su próximo paciente.

Lanza una fugaz mirada por la ventana y se queda atontado: usando la mitad de la cancha de basket, se encuentra una cabellera rojo fresa, brillando como gelatina bajo la luz del sol.

Kouki se queda absorto en aquél chico. No lo parecía con el traje de ejecutivo con que lo vio la primera vez, pero vistiendo una remera blanca de lino y unos shorts azules, Kouki puede apreciar los músculos desarrollados del pelirrojo. El sudor que resbala por su frente, su mirada concentrada, sus brincos y rebotes de profesional..

El practicante olvida que está viendo a un paciente (su paciente) y aprecia la habilidad y destreza del pelirrojo con el balón. Olvida que está en un hospital y siente que está viendo la práctica de una estrella de la NBA, su deporte favorito aunque sea pésimo jugando.

Está tan pendiente del paciente que apoya su rostro en una mano y el codo en la ventana, admirándolo.

—Buena vista?

—Mjumm. —Kouki pega un salto y se golpea la cabeza con el marco de la ventana— agh! Mierda.. Y tú eres..?

La rubia en la puerta lleva una bata abierta que se hace hacia los extremos por su pecho abultado. Lleva unos lentes gruesos y una plantilla bajo el brazo.

—Psiquiatra Alex Garcia —hace un gesto con la mano y mira por la ventana, Kouki siente arder sus mejillas— tú también estás obsesionado con el de la 412..? —Mira su gafete y agrega— Furihata?

—No! No, no, para nada.. —sabe que suena a que miente, así que deja de sacudir las manos y la mira a los ojos— sólo me sorprendió su destreza.

—Mjum —sonríe y se acerca a la ventana, observando también al pelirrojo— sabías que fue encontrado culpable de matar a sus padres?

—Si.. —dice con pena, mirando al pelirrojo que hizo un perfecto tiro de tres.

—Y sabes que si te sientes de alguna manera atraído por tu paciente serás relevado de inmediato? —A Kouki se le va el color de la cara.

—No será necesario, sólo lo veía con asombro por su habilidad, como dije.

—Umm.. Ten cuidado con ese fascinado asombro, aunque no lo parezca es un criminal, no dejes que sus palabras dulces te impresionen, dirá lo que sea con tal de ser absuelto.

Kouki une las cejas, porque en ningún momento ese arrogante paciente de ojos soberbios dijo algo dulce. Hasta lo trato de ignorante!, lo probó como a un niño!

Pero antes de decir nada ella contiene una maldición.

—Que sucede?

—Ese está a mi cargo —dijo señalando al chico que se acercaba a la espalda de Akashi, con cabello platinado y las manos en los bolsillos— sufre Trastorno explosivo intermitente.

Los iris chocolate y los verdosos se encuentran sólo un segundo antes de salir corriendo hacia el patio.

 El paciente de la 0412Donde viven las historias. Descúbrelo ahora