When We All Fall Asleep, Where Do We Go?

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Soulmates

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El silencio y la oscuridad de la noche siempre habían sido sus fieles compañeros, y llegó un momento en su vida en el que las sombras llamaban su nombre con más fervor que las luces.

¿Cuál era su objetivo?

Ella sabía la respuesta de esa pregunta desde siempre, nunca tuvo evidencias para corroborarlo, nunca tuvo motivos detrás de ello, solamente lo sabía. No hicieron falta palabras para hacerle saber cuál era el motivo de su existencia, siempre había estado tan segura de ello que la idea de vivir por algo ajeno a aquello se le hacía inconcebible, una plena estupidez. Toda su existencia giraba alrededor de su objetivo, todo lo demás carecía de importancia.

Llevaba milenios existiendo,
( y esa era otra de las cosas que sabía solo porque sí ) aunque cada una de sus vidas anteriores se disipaba como el viento de invierno. Sabía la cantidad de "encarnaciones" que su alma había tenido, sabía la edad que tenía cuando murió cada una de esas veces, sabía las épocas en las que había vivido y sin embargo no podía recordar nada que girase alrededor de aquello.

Ella sabía que no era un ángel, un demonio, un fantasma, un alma y mucho menos un ser humano. Si buscaba una descripción exacta a lo que era entonces no la encontraría, porque las palabras no podrían describir su tarea, su razón de ser. Cuando abrió los ojos por vez primera en esta nueva vida, lo primero que vio fue una luz esmeralda junto a dos ojos grises y unos labios negros y delgados que le sonreían de la forma más mística y misteriosa que podría haber imaginado jamás. Death la saludaba por innumerable vez.

Su alma acababa de renacer, era el alma de un bebé que respiró por primera vez hace apenas unos segundos y ella ya sabía cuál era su objetivo, qué era y cuál era su camino.

Simplemente lo supo.

El alma nueva bajó la mirada y se encontró con dos esmeraldas que saludaron al mundo, vio a la criatura en los brazos de una mujer que bien podría ser una madre o un monstruo, ella nunca supo cuál era su descripción más exacta. El bebé fue llevado a una especie de bañera grande y vasta, para luego ser depositado en su centro. El recién nacido se hundió en el agua, luchando por flotar y nadar cuando no habían pasado minutos desde que aprendió a respirar.

Ella miraba la escena como una espectadora, y estaba tan inmersa en aquel inocente que trataba de averiguar cómo aguantar la respiración que no se dio cuenta de cuándo aquella mujer asesinó a otra y arrojó su cuerpo al agua. La sangre de la mujer bañó al niño de rojos escarlata, la criatura se acercó a su rostro aún cálido y rozó con una de sus manitas la nariz de la mujer sin sangre. La asesina tomó al niño entre sus brazos, lo alzó sobre su cabeza y le dio la bienvenida a su mundo.

Qué clase de mundo.

Pensó su espectro que observaba todo desde las sombras.

Ella supo, aún con minutos de iniciada su existencia, que el chico de ojos esmeralda sufriría muchos tropiezos en su vida.

Durante su "infancia" ella lo vio crecer, herirse y aguantar las lágrimas, porque no le era permitido llorar. Nadie podía verla y eso estaba bien, no necesitaba de mucho para no sentirse sola, le bastaba con acompañar al chico sin que este supiera de su presencia. Ella lo recordaba todo, cada segundo de cada instante vivido por ambos. Si. Por ambos. Porque ella era la sombra de aquel que llamaban "Hafid". Veía todo lo que él veía. Sentía todo lo que sentía. Pensaba todo lo que pensaba. Soñaba todo lo que soñaba. Lloraba todo lo que él reprimía.

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