Conociendo A Los Cullen

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Charlie se había ido a hablar con Billy, y la única razón por la que Edward estaba ahí era porque no se fiaba de Bella sola en una casa con una manada de licantropos.

- Un chico de la reserva, se apellida igual que tú. - respondió Edward con voz serena y aterciopelada, esa niña le caía algo bien por sus comentarios mentales en cuanto a su blancura, era algo gracioso de ver porque en ese pueblo casi todos los humanos eran muy blancos, quizá no tanto como Bella, pero sí blancos.

Los únicos que no eran tan blancos eran los de la tribu Quileute o los extranjeros que venían de países más calurosos y sus tonos de piel eran naturalmente más morenos.

Ania se quedó hablando con los mayores, Bella tenía 17 años para 18 y Edward todavía tenía los 17 años.

Bella llevaba un año en Forks, y por lo que le había contado a la menor, le gustaba más este lugar oscuro que California, donde ella vivía antes.

Ania quedó sola en un momento y decidió salir de la casa, pero como no podía, porque su madre la pillaría, decidió subir y saltar por la ventana, aunque calculó mal y cayó de espaldas en el césped, quedando levemente sin respiración.

-Joder... Duele caer mal. - susurró y se levantó al poco, cuando ya había recobrado el aire.

Edward y Bella vieron a través de la ventana el hostión que la niña se había dado, así que salieron de la casa, y la siguieron al bosque.

Allí, Ania iba con velocidad humana, porque sentía que la seguían.

Llegó sobre la niebla y nubes que solían tapar el sol, a una especie de acantilado, allí vió a un hombre brillando, menos que cuando su padre lo hacía, pero brillando.

Se frotó los ojos para cerciorarse de que era lo que había visto y lo vió tirarse por el acantilado haciendo una pirueta, al momento ella corrió hacia donde el estaba antes de saltar.

Frente a ella apareció el chico de un salto, era alto y fornido, y estaba de espaldas a ella.

El corazón de Ania latía desbocado por el susto que se había dado.

El chico lo oyó y se giró, brillaba tanto bajo la luz del sol que tuvo que entrecerrar los ojos.

Edward y Bella la habían seguido, y al seguirla descubrieron que se había encontrado por error con Emmett.

Pero a ver, nadie podría predecir que la niña decidiría andar recto por 3 horas ¿no?

Bella estaba sorprendida de que no se asustase al ver el brillo de Emmett.

Edward trataba de leer los pensamientos de la niña, pero desde que había estado con ellos no podía, igual que con Bella.

- ¿Por qué te has echado tanta purpurina? - preguntó Ania, a la pareja protagonista de los libros le dieron ganas de hacer un Face-palm ante esa pregunta. Había mejores preguntas como ¿por qué no has muerto? ¿Cómo has vuelto a subir? ¿Y cómo lo has hecho tan rápido? ¿Qué eres?

Emmett se quedó mirando a la niña sin saber muy bien qué decir.

Le dijo que era por una película que rodaba con unos amigos.

- Pero estás más solo que un piojo en la cabeza de un calvo. - dijo la niña a modo de respuesta.

- Es que estoy practicando. - respondió Emmett.

-Entonces deberías llevar arnés y no tendrías por qué brillar ¿no crees? - dijo inteligentemente la niña.

Emmet sonrió, mostrando los dientes y tratando de asustar a la menor.

- Digamos que soy un vampiro. - soltó, tratando de asustar la hasta el desmayo.

- Más bien pareces un hada. ¿Has visto el Mago de Oz? Me recuerdas al vestido del hada buena. - bromeó la niña, riendose un poco de él, ya sabía que era vampiro, olía algo parecido a su padre, pero no exacto, sería más joven.

- Muy graciosa. ¿A que te tiro por el acantilado? - amenazó Emmett, sabiendo que no lo haría.

Ania cogió la mano de Emmet y le puso la mano en la mejilla.

- Ya tengo tus huellas dactilares, si me tiras, te encontrarán cuando encuentren mi cadáver. - se defendió hábilmente la niña.

- ¿Vienes conmigo por favor? - preguntó el hombre con una sonrisa algo divertida, le ponía nervioso de mala forma que la niña no se asustarse "¿tan poco miedo dan los vampiros hoy en día a los niños? Estos niños están insensibilizados con las pelis de terror y los videojuegos." pensó Emment.

- En primer lugar: no iré contigo, para que me mates, claro. Y dos: No estamos insensibilizados, pero un vampiro que brilla pierde el toque de miedo. - explicó Ania, creía que eso que había escuchado en su mente eran palabras dichas por el vampiro.

Emmet se sorprendió cuando la niña le leyó la mente y miró a Edward, este salió de donde estaba con Bella y se acercaron a la niña. Bella no brillaba, pero Edward y Emmett sí.

"¿Qué cojones ha pasado ahora mismo Edward?" preguntó Emmett en pensamientos.

- No lo sé. - respondió este - pero esto es muy raro.

- ¿Entonces qué ha pasado? ¿Y qué hacemos con ella? - preguntó Bella.

"Matarla es la única opción ahora que sabe el secreto." pensaba Edward en sus adentros.

- Morirá quién yo me se. - respondió Ania ante lo que ella creía que Edward había dicho en alto.

Y ese comentario si que le dio miedo a Ania, por lo que se giró y se fue pitando, a velocidad humana.

- Vale, ahora queda claro que lee mentes. Vamos a cogerla antes de que se mate por el camino o se cruce al terreno de los perros. - se apresuró Edward a decir antes de salir corriendo a súper velocidad con Emmett tras la niña.

Esta corría y corría, y cuando caía se levantaba para seguir corriendo.

- Vale, vampiros, súper rápidos... Están fríos. - pensó rápido "El fuego les mata" y corrió cogiendo los pocos palos completamente secos y sin humedad que veía.

"¿Para qué hago esto si no tengo tiempo de hacer fuego?" pensó de nuevo y lo soltó todo, solo le quedaba huir a lo "Marica el último" y rezar porque no le pillasen el rastro tan rápido.

Antes lo piensa, antes pasa, chocó contra el duro torso de Emmett en un parpadeo.

- Buen intento pequeña. - rió el Vampiro más fornido.

- ¿Qué nos perdimos? - dijo Edward llegando con Bella a caballito.

- Nada, que Don Limpio con pelo no me deja pasar. - respondió Ania.

A Bella le hacían gracia esos comentarios, al bajar de Edward los tres miraron a la niña.

- Se que soy bella, pero dejadme ir a casa. - miró la hora, eran las 20.00 pm, lo que significaba que cenarían a las 22 h, y que como no llegase para cenar con los invitados, los que la matarían no serían los vampiros, sino su propia madre.

De Luna Llena A Luna NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora