Cap 5. Deja que el tiempo se los diga...

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- Llegué a casa.- hablo ingresando a la sala.

-¿Sanae? ¿Hija? ¡Dios! Me tenías preocupada ¿A dónde te fuiste jovencita? Sabes muy bien que no me agrada que llegues a estas horas de la noche- respondió la madre de manera molesta cruzándose de brazos.

- discúlpame mamá, solo... Fui a dar un paseo con Tsubasa, te juro que no volverá a pasar, enserio.

- alto ¿Tsubasa?- pregunto parpadeando varias veces.

- eh, si.

- ¡Eso es asombroso hijita mía! Dime, ¿Cómo les fue? ¿Que tal su paseo?- hablo fascinada, cambiando drásticamente su humor.

- espera... ¿No estabas molesta conmigo hace unos segundos?- la miro Sanae de manera confusa a su madre.

- ¡Cuando se trata de un gran futbolista no hay nada de que molestarse!- dijo emocionante moviéndo su cabeza y torso de un lado a otro.- pero, para la próxima necesito que me avises si es que llegarás tarde a casa o darás un paseo. Oh de lo contrario estaré muy preocupada de que algo te allá pasado.

- si mamá.- asintió con la cabeza.

- ¿Y bien? ¿Tienes hambre Sanae? Prepare la cena en tu ausencia.- pregunto mirándola como se acercaba a las escaleras, por lo visto no tenía apetito.

- gracias... pero no mamá, la verdad tengo más sueño que hambre.- respondió con una sonrisa algo agotada.

- mh, de acuerdo, que descanses. Luego me explicas por qué llegaste con tanta emoción, no siempres llegas así después de una salida con cualquiera de tus compañeros.- iba a interrogarla en cualquier momento.

- A-Ah! Bueno ... Tusubasa es especial y bueno..- Digo! Ya me voy a dormir- y subió sin más por las escaleras llegando a su recámara a toda marcha.

El camino era silencioso, el clima por la noche se entrona realmente frío, lástima para que el joven Ozora no allá traído un abrigo que lo cubriera realmente de lo helado que estaba. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que llegaría tarde a casa, todo paso rápido para el pero se sentía satisfecho. Su primera relación como pareja con su mánager, era algo que aún no dejaba de sorprenderlo. Quería llegar a casa y desplomarse en su cama donde las cobijas lo esperaban para arroparlo y cubrirlo de todo ese frío que desprendía la noche.

Caminaba mirando hacia el suelo visualizando un balón entre sus pies como entretenimiento, le fasinaria tener uno realmente ahora mismo. Se le haría más corto el camino y llegaría a todo marcha, pero el frío le retenía un poco, hasta que unos poco pasos pasaban por a lado de un pequeño callejón, estaba oscuro, así que decidió emprender sus pasos un poco más rápido.

-Oye Tsubasa, gracias por arruinar mí espectáculo el día de hoy.- habló una voz tras de el expulsando una pequeña risa. El contrario se volteó para verlo, no va negar que realmente le asustó aquella voz.

-¿Jonatan?- pregunto algo dudoso, le sonaba familiar esa voz que lo único que le pasó por la cabeza fue el.

- El mismo.- se cruzó de brazos.

-¿Que haces aquí? ¿No deberías estar en tu casa? Hace mucho frío, podrías enfermarte- habló un poco preocupado por el recién nombrado. Parecía que estaba tirititiando de frío, aún que Tsubasa estaba peor.

- Hay no digas tonterías estoy bien, je. Más bien, serás tú quien se va a enfermar si sigues caminado a estas horas bajo este clima- respondió el tembleque de hoja.

Siempre estaré junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora