CAPÍTULO 10

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Eran cinco: el sheriff Dowling, dos detectives de civil y dos policías uniformados. Estaban de pie en el living y observaban a Ashley quien, sentada en una silla, lloraba histéricamente.
El sheriff Dowling dijo:
-Usted es la única que puede ayudarnos, señorita Patterson.
Ashley levantó la vista y asintió. Hizo varias inspiraciones profundas.
-Yo... lo intentaré.
-Empecemos por el principio. ¿El detective Blake pasó la noche aquí?
-Sí. Le pedí que lo hiciera. Yo estaba desesperada de miedo.
-Este departamento tiene sólo un dormitorio.
-Así es.
-¿Dónde durmió el detective Blake?
Ashley señaló el sofá, sobre el que había una manta y una almohada.
-Pasó la noche allí.
-¿A qué hora se acostó usted?
Ashley pensó un momento.
-Debe de haber sido alrededor de la medianoche. Me sentía nerviosa. Bebimos té y conversamos un rato y yo me serené un poco. Le traje mantas y una almohada y me fui a mi habitación. -Ashley luchaba para no perder el control.
-¿Y ésa fue la última vez que lo vio?
-Sí.
-¿Y usted se durmió?
-No enseguida. Al final decidí tomar una píldora para dormir. Lo siguiente que recuerdo es que me despertaron gritos de mujer procedentes del callejón. -Comenzó a temblar.
-¿Cree que alguien entró en este departamento y mató al detective Blake?
-Yo... no lo sé -dijo Ashley con desesperación-. Alguien ha estado entrando aquí. Hasta me escribieron un mensaje amenazador en el espejo.
-Sí, él me lo dijo por teléfono.
-Es posible que el detective haya oído algo y salido para investigar -dijo Ashley.
El sheriff Dowling sacudió la cabeza.
-No creo que saliera desnudo.
Ashley exclamó:
No lo sé! ¡No lo sé! Esto es una pesadilla. -Se cubrió los ojos con las manos.
El sheriff Dowling dijo:
-¿Le importa si revisamos un poco el departamento?
-Adelante.
El sheriff Dowling asintió hacia los detectives. Uno de ellos entró en el dormitorio y el otro se dirigió a la cocina.
-¿De qué hablaron el detective Blake y usted?
Ashley respiró hondo.
-Bueno, le conté lo que me había estado sucediendo. Él se mostró muy... -Levantó la vista y miró al sheriff. -¿Por qué querría alguien matarlo? ¿Por qué?
-No lo sé, señorita Patterson. Pero lo averiguaremos.
El teniente Elton, el detective que había entrado en la cocina, apareció junto a la puerta.
-¿Podría verlo un momento, sheriff?
-Permiso.
El sheriff Dowling fue a la cocina.
-¿Qué?
El teniente Elton dijo:
-Encontré esto en la pileta. -En la mano sostenía, por la hoja, un cuchillo de carnicero cubierto de sangre.
-No fue lavado. Creo que obtendremos algunas huellas.
Kostoff, el segundo detective, salió del dormitorio y se dirigió deprisa a la cocina. En la mano tenía un anillo con una esmeralda engarzada con diamantes.
-Encontré esto en el alhajero del dormitorio. Coincide con la descripción que nos enviaron de Quebec del anillo que Jean Claude Parent le regaló a Toni Prescott.
Los tres hombres se miraron.
-Esto no tiene sentido -dijo el sheriff.
Con mucho cuidado tomó el cuchillo y el anillo y regresó al living. Levantó el cuchillo y preguntó:
-Señorita Patterson, ¿este cuchillo es suyo?
Ashley lo miró.
-Sí. Podría ser. ¿Por qué?
El sheriff Dowling le mostró el anillo.
-¿Alguna vez vio antes este anillo?
Ashley lo miró y sacudió la cabeza.
-No.
-Lo encontramos en su alhajero.
Todos observaron la expresión de Ashley: era de total asombro.
Ella susurró:
-Yo... alguien debe de haberlo puesto ahí...
-¿Quién haría una cosa así?
Estaba pálida.
-No lo sé.
Un detective entró por la puerta del frente.
-¿Sheriff?
-¿Sí, Baker? -El hombre le hizo señas al sheriff de que se acercara a un rincón. -¿Qué tienes?
-Encontramos manchas de sangre en la alfombra del pasillo y el ascensor. Todo parece indicar que el cuerpo fue envuelto en una sábana, arrastrado al ascensor y arrojado en el callejón.
-¡Dios santo! -El sheriff Dowling miró a Ashley. -Señorita Patterson, tiene derecho a permanecer callada. Cualquier cosa que diga o haga puede ser usada en su contra en una corte de justicia. Tiene derecho a tener un abogado. Si no puede pagárselo, la corte le designará uno. Está arrestada.

Cuando llegaron al departamento de policía, el sheriff Dowling dijo:
-Tómenle las impresiones digitales y fíchenla.
Ashley se sometió al procedimiento como una autómata. Cuando terminó, el sheriff Dowling dijo:
-Tiene derecho a hacer un llamado telefónico.
Ashley lo miró y dijo, con voz opaca:
-No tengo a quién llamar. -No puedo llamar a mi padre.
El sheriff Dowling observó cómo llevaban a Ashley a una celda.
El teniente Elton dijo:
-Maldito si entiendo todo esto. ¿Vio su prueba con el detector de mentiras? Yo habría jurado que era inocente.
El detective Kostoff entró.
-Sam tuvo relaciones sexuales antes de morir. Pasamos una luz ultravioleta sobre el cuerpo de Sam y la sábana en que estaba envuelto. Obtuvimos un resultado positivo de semen y restos de fluido vaginal. Nosotros...
El sheriff Dowling gruñó:
-¡Un momento! -Había estado postergando el momento en que tendría que darle la noticia a su hermana. Pero debía hacerlo ahora. Suspiró y dijo: -Ya vuelvo.

* * * * *

Veinte minutos después estaba en casa de Sam.
-Bueno, éste sí que es un placer inesperado -dijo Serena-. ¿Sam está contigo?
-No, Serena. Tengo que hacerte una pregunta. -No sería nada fácil.
Ella lo miraba con curiosidad.
-¿Sí?
-Dime, ¿tú y Sam tuvieron relaciones sexuales en las últimas 24 horas?
La expresión de la cara de su hermana cambió.
-¿Qué? Nosotros... No. ¿Para qué quieres...? Sam no volverá, ¿es eso?
-Detesto tener que decirte esto, pero él...
-Me abandonó por ella, ¿no es así? Sabía que sucedería. Y no lo culpo. Fui una esposa pésima. Yo...
-Serena, Sam está muerto.
-Yo siempre le gritaba. No era mi intención hacerlo. Recuerdo que...
Él la tomó de los brazos.
-Serena, Sam está muerto.
-Una vez íbamos a ir a la playa y...
Ahora él la sacudía.
-Escúchame. Sam está muerto.
-... y a hacer allí un picnic.
Cuando la miró se dio cuenta de que ella lo había oído.
-Así que estamos en la playa y un hombre se acerca y dice: "¡Entrégueme su dinero!" y Sam dice: "Primero muéstreme su arma".
El sheriff Dowling permaneció allí de pie y la dejó hablar. Su hermana se encontraba en estado de shock y de total negación.
-... ése era Sam. Háblame de esa mujer con la que se ha ido. ¿Es linda? Sam me dice todo el tiempo que yo soy linda, pero sé que no es así. Me lo dice para hacerme sentir bien porque me ama. Nunca me dejará. Regresará, ya lo verás. Me ama. -Y continuó hablando.
El sheriff Dowling se acercó al teléfono y discó un número.
-Envíenme una enfermera. -Se acercó a su hermana y la rodeó con los brazos-. Todo estará bien.
-¿Te hablé de la vez que Sam y yo...?
Quince minutos después llegó la enfermera.
-Cuídela mucho -le dijo el sheriff Dowling.

En la oficina del sheriff Dowling se celebraba una conferencia.
-Hay un llamado para usted en la línea uno.
El sheriff Dowling levantó el tubo.
-Sí.
-Sheriff, habla el agente especial Ramírez de la central del FBI en Washington. Tenemos información para usted sobre el caso del homicida serial. En los registros no teníamos huellas de Ashley Patterson porque ella no tenía prontuario criminal y antes de 1988 la Dirección de Tránsito no exigía huellas dactilares del pulgar para obtener registro de conductor en el estado de California.
-Adelante.
-Al principio pensamos que debía de tratarse de una falla de computación, pero lo verificamos y...
Durante los siguientes cinco minutos el sheriff Dowling lo escuchó con una expresión de incredulidad en el rostro. Cuando finalmente habló, dijo:
-¿Seguro que no hay ningún error? No parece... ¿En todos los casos? Entiendo... Muchísimas gracias.
Colgó el tubo y permaneció un buen rato sentado y en silencio. Después levantó la vista.
-Era del FBI en Washington. Acaban de hacer una verificación cruzada de las huellas dactilares y del ADN de los restos de fluido vaginal hallados en los cuerpos de las víctimas. Jean Claude Parent, en Quebec, salía con una mujer inglesa llamada Toni Prescott cuando lo asesinaron.
-Sí.
-Richard Melton, en San Francisco, salía con una mujer italiana llamada Alette Peters cuando lo mataron.
Todos asintieron.
-Y, anoche, Sam Blake estaba con Ashley Patterson...
-Correcto.
El sheriff Dowling respiró hondo.
-Ashley Patterson...
-¿Sí?
-Toni Prescott...
-¿Sí?
-Alette Peters...
-¿Sí?
-Las tres son la misma persona.

"Cuéntame tus sueños" Sidney Sheldon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora