Yoongi tiene un crush, pero como este no le hacia caso, así que decide usar al mejor amigo, Kim Taehyung, para acercarse a él.
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Min Yoongi es el chico bonit...
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Despertar viendo esto... me ha dejado sin palabras y posiblemente unas grandes ganas de vomitar arcoiris.
Pjim: Eres un asqueroso, por favor anda al doctor.
Hzeok: Awanta ¡¿QUÉ MIERDA?! ¿CÓMO MI PANA ESTÁ CONTIGO? @yoonie ¿ANDAS EN DROGAS?
Lalisa: Ehhhhh iugh que asco yo shippeo el kookgi @kookiechick ¡RESPONDE A ESTE ENGAÑO!
Rosie: Que cuteeeeee! Lo quiero comer a besos.
Pjim: @rosie Alto ahí vaquero, es de mi amigo, so te controlas.
Lalisa: @pjim ¿De cuál de los dos?
Tae sonríe tierno a ver los comentarios, sin prestarle atención a las fans locas de Jungkook que no les parece que esté con él. Le acaricia el pelo y le da un besito pequeño en la comisura de la boca ajena.
Se dirige al baño, a cambiarse la ropa porque es martes, lo que significa que faltan seis días para el cumpleaños del pálido, sin dejar de sonreír entra a la ducha, tropezando con sus propios pies, se cae, y se ríe, porque nada puede empeorar, nada lo va hacer sentir mal, porque su crush, el amor de su vida, durmió en sus brazos la noche anterior.
Sabe que puede pasar algo con su mejor amigo, porque nunca fue sincero con él, pero poco le importa, poco le importa cuando una felicidad lo inunda, una felicidad que pensaba que solo iba a poder encontrarla en las pizzas que se comía a diario.
—Ay, Yoonie eres demasiado hermoso—suspira viendo su celular con extrema devoción—. Con solo verte la carita, ya quiero casarme, tener miles de hijos, una casita en la playa y un perrito.
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Min Yoongi despierta preocupado, sus ojos se sentían pesados, su barriga rugía hambrienta y había un golpeteo molesto en su cabeza. Su mirada se enfoca mejor y ve una cama que no conoce, alza la mirada y ve un cuarto de color pastel, con montones de libros en altas estanterías, se sorprende porque no pensaba que le gustaba leer, decorando los libros hay cientos de figuras de personajes de anime, las paredes están desnudas, pero hay algo que lo descuela, en una mesa grande de trabajo hay varios lienzos no terminados, como puede se acerca a verlos, hay varios de animales, cosas, edificios, sin embargo, un rostro conocido lo sorprende, es el suyo, no está terminado, sin embargo, con solo verlo, varios sentimientos le abofetean las mejillas, siente que no debe mirar la obra, así que desvía su mirada a sus prendas, ahogando un grito lastimero, ve que está cambiando de su ropa de salida con un pequeño short blanco, una camiseta con un número "58", sonríe, delineándolo, acordándose de cómo eran las cosas cuando estaba en la preparatoria, donde lo más feo que te podía pasar era quedarte en una materia, no como cuando ya están en la universidad y debes preocuparte por pagar las facturas.
