Birthday

Day thirteen

Obsesión con Idol producer

Era lunes, ya habían pasado dos días del accidente. Era la tercera vez que se reunían para hacer el proyecto, que iba a ser ampliar los tachos de reciclaje y brindar charlas informativas de la importancia del reciclaje.

Volvían a la casa de Yoongi para hacer el trabajo porque los padres de Tae odiaban a su hijo y preferían que se quedará toda la tarde afuera, eso pensaba él, sin embargo, la verdad era que los padres andaban cruzando los dedos para que su amor no correspondido por el pálido diera frutos al fin, así que lo mandaban para que por fin dejara de escuchar a Chayanne mientras lloraba porque nadie lo quería.

—Tengamos una cita.

El más bajo se queda con cara de pikachu, porque nada que ver con el tema que le andaba preguntando. Un martilleo en su pecho, lo descoloca, no sabe que decir, si le dice que sí, va a darle una oportunidad de pincharle el trasero, de nuevo, sin embargo, si le dice que no, se va a sentir mal y no quiere que el más alto se sienta mal por su culpa.

—No.

—Si no lo haces, le diré a Jeon, toda la verdad—Yoongi lo mata con la mirada, Tae solo le sonríe con una cara angelical.

—¿Qué quieres mi hermoso princípe?—el pálido se muerde la lengua para no insultarle.

—Vayamos al cine juntos.

—¿Al cine?—inquiere sarcástico—. Eso es lo más cliché que he escuchado.

—¿A la feria?

—Más cliché que lo anterior—afirma—. Además no hay ferias aquí, pendejo.

—Vamos a la pizzería.

Min enarca una ceja, no puede creerse que su idea de romance sea atragantarse de pizza mientras escuchan las mismas canciones una y otra vez. Le dan ganas de decirle que no, sin embargo, la carita de perrito que pone, lo coloca en un dilema, se muerde el labio sin saber que decir, el castaño se le acerca y mordisquea su labio inferior, haciéndolo marear.

Cuando están los dos juntos en esa posición, le gustaría decir que es lo más romántico que ha visto, sin embargo, lo que le provoca es una jaqueca porque ambos cuerpos se restriegan uno contra otro, sin que él ni siquiera lo permita, sólo pasa, es como una necesidad que existe entre ambos, sin saber, que fluye cuando se permiten esa cercanía.

"¿Y Jungkook?"

Yoongi piensa en él seriamente, mientras el otro le abraza por la cintura, coloca su cabeza en el agujero entre el hombro y cuello, aspirando su aroma, algo dentro de sí, le gusta la cercanía de Kim, aunque nunca se va a atrever a decirlo en voz alta, claro, siempre uno debe tener dignidad, a pesar de que ya casi la pierde al frente de todos.

Le gusta el moreno porque es lo que siempre ha pensado y atesorado en su corazón, pero por otro lado, los sentimientos encontrados por Tae, lo aturden, no sabe qué hacer, no sabe cómo actuar, qué es lo correcto o no, porque nunca había sentido eso antes, nunca se había sentido tan desprevenido, tan frágil, tan transparente ante alguien.

—¿Cuál es tu respuesta?—Tae le da suaves besitos en su coronilla, provocando pequeñas quejas de parte del más bajo.

—Ya, vamos, pero tu pagas.

—Mierda.

Yoongi le mira mal.

—Digo, que bueno, es estar vivo.

—Más te vale.

El dueño de la pizzería se encuentra en un problema, por un lado hay un castaño que está que pincha las mejillas de un chico que parece a un gato, que está medio mareado porque se acaba de... no tiene ni remota idea, de cómo se filtró un vaso de ron con coca cola en su restaurante.

Tiene dos opciones.

La primera actuar responsablemente, y llamar a la policía porque hay universitarios que quieren arruinar el trabajo que tuvo que lograr honradamente después de salirse de la carrera de doctor porque no era para él.

O dos fingir que no sabe nada y seguir para adelante.

Obviamente como es un adulto responsable debería elegir la primera opción, sin embargo, al señor Cappuccino le valió dos cacahuates el asunto del niño gato borracho, que decidió no darle importancia y seguir trabajando.

—Por algo me salí de la carrera de Doctor—se dice entrando a la cocina—. Para no soportar las demandas.

Por otro lado....

Kim por error había confundido su botella de agua con su botella de ron, entonces cuando el inteligente de Yoongi se atragantó con un pimiento de la pizza, le dió el ron y pues le quemó la lengua, tomo coca cola y el asunto solo empeoró.

Muchos podrían estar quejándose de tener que aguantar el peso de Min, que aunque no parecía, sí pesaba, como un roca, sin embargo, Tae anda de la mar de divertido viendo como el contrario hace pucheritos y ronronea como gatito.

El señor Capuchino los termina sacando del lugar, porque alguien intentó tocar a Yoongi porque se veía re tierno y digamos que termina casi sin mano... cosas normales.

El castaño camina lentamente hacia su casa, con un Min arrimado a su lado.

—Voy a llamar a Jimin—dice en un momento determinado, dejando al pálido sentado en un bloque cercano, este bufa y frunce el ceño.

—Nada de eso—se para como puede y se lanza hacia el contrario, que asustado, lo agarra, su celular no corre la misma suerte, y cae estrepitosamente, por milagro de Dios, no se daña—. Quiero besitos.

—¿En la boca?

—No—niega tiernamente—. En las mejillas.

Tae hace lo que le piden, como manejado que es por su lindo crushito. Una idea se le prende en la cabeza, que hace su corazón latir como loco.

Aguanta, no seas pendejo no lo digas...

—¿Estás celoso?

Y a todos lo que pensaban que iba a decir que no pues...

—Chi—dice viéndolo con sus ojos brillosos, dándole un pequeño beso en la comisura de la boca.

—Anotar: emborrachar a Min, siempre va a ser una buena opción.

Lo sube como puede, en su espalda, como un monito en la espalda de su madre, lentamente van desapareciendo del ocaso que se ve lejano, pero a la vez cercano y cálido.