Capítulo 6

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     Coqueteándole a su espejo, Aisha recordó; entre lágrimas amargas, en la oscuridad de su hedionda habitación y frente a tres vestidos que parecían permitirle celebrar que estaba viva. Cubriendo sus heridas y celebrando las espinas encarnadas en su corazón.

     —"Todo empezó en uno de esos meses de Invierno, ...una noche fría. La magnitud de mi desdicha y la sumisión total hacia Zeta me tardó casi 24 horas en digerirla. Pero cuando amaneció; la mañana...  —Se me hizo de noche—. ...Fue entonces cuando los fantasmas de la desdicha y la ausencia de mi hijo comenzaron a adueñarse de todo y mientras se desintegraban mis sueños y se multiplicaban mis fantasmas. ...La risa angelical de mi niño como cosa del pasado se transformaba en llanto de lluvia desbordada. Debía de aprender a sobrevivir en compañía de Zeta y muchos malnacidos. Quien lo diría, que queriendo buscar a un superman terminé envuelta con el peor de los pendejos".

      —<<Traté inútilmente de negarme a vivir sin la soledad de mi hijo, pero tenía que aceptar las lunas nuevas sin mi pequeño, habían pasado ya tantos meses que a ratos se me olvidaba como era su llanto, ni como era su voz. "El aire se hacía inmenso, los días se me hacen largos y las noches son un infierno de insomnio y melancolía". Son tantas semanas de no verlo, pero lo quiero a sangre y fuego. "Lo quiero porque es la mejor manera de poder sobrevivir a este mundo de mierda y ser mierda y volverme más mierda en medio de todo esto". Amo tanto a mi pequeño que es la mejor manera de burlarme de Zeta y de poder borrar ese día de invierno y de tantos inviernos; como un principio de un final al que deseo encontrar para darle pausa a mis insomnios que no terminan. Tengo la noticia que no es ni noticia: "me he graduado como pistolera, asesina, narcotraficante, proxeneta y hasta de dama de compañía entre otras monerías". —"Mi hijo dolía más que el peor dolor que se inventó"—>>.

     —Jefa hace algunos días que hay un tipo al que nombran "La sexi máquina pensante, Zao" ha desbaratado ya dos entregas. Sólo hemos podido lograr las entregas que ud misma hizo de modo personal.

     —¡Inútiles! es que acaso soy la única que puedo hacer las cosas bien.

     —¿Cuántos hombres han sido capturados?

     —Sólo han capturado al tuercas, porque el flaco queriendo huir le dispararon en la cabeza y se desplomó como un pajarito. En cambio 'el tuercas' con su pierna mala no podía correr y... puesss... lo looo... agarraron. Yo pude ver cuando ese hombre sin rostro se apeo a la cabina y golpeó a Tuercas hasta arrastrarlo hasta afuera...

     —¡Estúpido! Y encima tienes el descaro de contarme como acaban con tus compañeros y tu "comiendo palomitas en primera fila" como el cobarde que eres... ¡CLAUDIOOO! ¡¿Dónde carajos está Claudio?!

     —"Aquí estoy jefa" ¿Para qué soy bueno? Ud. dirá.

     —¡Para nada!, pero te daré una oportunidad, mata esta 'filtrafa' delante de tus hombres. ¡Y regresa aquí enseguida! ...Después de traerme su cabeza.

     —¿Es que acaso me está pidiendo que lo decapite, después de haberlo matado?


     —Jefita, por  ff... faaa ...vor! no me mate

     —"¿Es que también quieres clases de cómo se cercena la cabeza a una rata, para realizar tu tarea?" —Dijo Aisha airada, en el fondo estaba preocupada, un error podría ser fatal para que ella pudiera ver a su hijo. —Llevaba varios meses sin poderlo ver—;  con una y otra excusa Zeta siempre conseguía salirse con la suya y no le permitía verlo; pero tampoco le revelaba que él hacía meses había muerto de una pulmonía fulminante.

Las pasiones de ZaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora