Capítulo 12

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     La mañana de ese frío domingo Aisha se dispuso a terminar de una vez por todas con lo que tenía pendiente: primero asesinar a quienes pudieran reconocerla.  Segundo tratar de encontrar indicios del tipo que siempre estaba entregando información a Zeta de los cárteles y de los negocios fuera.


     La pregunta es ¿Por qué Zeta siempre era el único que tenía noticias de su hijo? Cómo Aisha podía hacer la averiguación de su hijo? Si todos estos años no había logrado encontrar la forma de sacar más información de él. Zeta era muy hermético. Y nunca había soltado ni dejado cabos sueltos al respecto. Además ya tenía cerca de cuatro años que no tenía ni videos ni fotos de su hijo a veces sólo audios y nada más, a modo premio por sus servicios a Zeta.


     No sabía si Zao podría entender a la perfección todo lo que a ella la había tenido atada a Zeta, porque por ese hijo ella había asesinado, ayudado en la trata de blancas, lavado dinero en todos los negocios sucios de zeta, había colaborado a captar mujeres y hombres para que hicieran con sus cuerpos lo que gente desquiciada deseara hacer con ellos en medio de una isla del caribe sin que absolutamente la policía se metiera en los asuntos de nadie... Eran muchos los delitos hechos en nombre del bienestar de su hijo. Tantos que dudaba que cuando Zao los descubriera todos, dudara en quererla ayudar y a lo mejor no seguiría queriendo protegerla.


     —Lo siento... Zao, pero no sé como decirte que no sé que va a pasar a partir de hoy. Y no sé qué es lo que pasará conmigo mismo apenas cruce la puerta del antro en el que se supone yo dirijo para Zeta. Después de todo lo que pasó... después de todas estas horas en la que hemos estado aquí ¿Cómo saber si Zeta no nos ha estado buscando? Buscándome. Buscándonos. Es que yo veo bastante raro el que no me haya encontrado aquí ya. —Comentaba Aisha sumida en un mar de dudas y preocupaciones, pues no terminaba de convencerse de estar haciendo las cosas de un modo correcto por primera vez en su vida.


      —No lo dudes, ni lo sientas, quiero que confíes en mí. Yo no sólo quiero cubrir y marcar tu cuerpo con mis besos  —Le dijo Zao acortando distancias y mirándola a los ojos con sinceridad, mostrándole que todo cuanto le había estado diciendo y acordando con ella por horas y horas era verdad. 


      —Es sólo que esto es demasiado bueno para ser cierto... demasiado auténtico... Sacudió la cabeza, mostrando incredulidad en sus bonitos ojos oscuros. ¿Cómo te las has apañado para hacer que parezca tan real?  —Dijo Aisha bastante perpleja con una mezcla de desconfianza y de confianza.


      —Imagino que aún sigo siendo un extraño para tí, pero te juro que eso mejorará con los años. Sólo te diré que no te ilusiones mucho conmigo, sólo pienso en ti cuando respiro—Zao se pasó la mano por su espesa cabellera mientras hablaba y se acercaba a ella para contenerla y abrazarla contra su pecho.


      —'Espera un momento', dijo Aisha, 'no puedes estar pensando en aniquilar a todo un cártel así por así, ¿no?'.


      —Incluso si tuviera cien razones para renunciar a ti, buscaría al menos una para seguir luchando. Pienso seguir adelante siempre, hasta el último instante de mi vida, si es que debo de darla por ti, con gusto lo haría. 


     Zao se limitó a seguir sonriendo con ternura, y Aisha supo en seguida lo que significaba aquella sonrisa. 'Zao, no lo hagas', dijo, 'te cogerán'.

Las pasiones de ZaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora