Capitulo 4

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-Hola...

- Hola –le dije con una sonrisa en la cara

- ¿Esta moto es tuya?

- Sí ¿te gusta? - Le contesté con una sutil picardía.

- Demasiado, sobre todo por quien la monta –me guiño un ojo, intentaba hacer algún tipo de coqueteo conmigo pero no sabia en donde se estaba metiendo y me reí como no acostumbraba hacerlo con tal de hacerlo caer.

- Y dime ¿Qué haces por estos lados? – Sentía como poco a poco se acercaba, sentía el objetivo cada vez más cerca, entre mis dedos.

- Solo paseaba y me detuve un momento a apreciar el panorama.

- Ummh...y ¿No tienes pensado hacer otra cosa? – Justo como lo quería, cayó.

- La verdad no... ¿Tienes alguna idea? – Le di un ligero toque en el brazo y él sonrió aun más – si te parece vamos a dar un paseo en mi moto.

- ¿Estas segura?

- Claro... - le guiñe un ojo y me subí – ten ponte el casco – se subió atrás mío con el casco puesto – afírmate bien, con confianza.- necesitaba hasta la más mínima pizca de ella con tal de tenerle como quería.

La moto rugió y empezó su marcha, otra vez hemos ganado a decir verdad esta nueva victima cayo muy rápido, era demasiado ingenuo, era el típico hombre que con una cara y cuerpo bonito cedía ante cualquier cosa y eso tenía que aprovecharlo. Comenzamos a andar rápido aunque a los pocos metros me vi obligada a parar, un semáforo...me quedé mirando a las personas que cruzaban en ese instante y un chico vestido con una playera negra y unos jeans grises caminaba moviendo su largo cabello ¿Se parece a Georg? cerré los ojos, volví la vista al frente y el me estaba mirando de la misma forma en que... ¡No puede ser! Es Georg pero es imposible que me reconozca. El se ríe y sigue caminando hasta llegar al otro lado, el semáforo cambia de color y emprendo marcha nuevamente.

Una bodega, una muy conocida por mi. Dirigí mi mirada hacia Alex y tomé la pistola que estaba en uno de los bolsillos de mi chaqueta él la miro y comenzó a reír...alce una ceja, se quedo callado, la expresión de su cara se deformó. 

Lo obligue a caminar delante de mí apuntándolo con la pistola en todo momento. Una vez dentro pude ver a varios de mis compañeros de trabajo esperándome.

- ¡Que bien Chloe! Esta vez te demoraste menos en traerlo- Se dieron pequeños golpes en el hombro intentando vacilar un poco ante aquella situación.

- La pequeña cada vez va aprendiendo más de nosotros.- Me dirigían risas burlonas intentando adjudicarse el merito que evidentemente no se merecían. 

- !Já¡ ¿De ustedes? – sus expresiones burlonas desaparecieron y se hizo un silencio en la habitación –atenlo- les ordene mientras observaba aquel espectáculo o por lo menos para mi lo era, un espectáculo lleno de satisfacción con sabor a poder, era como un niño cuando lograba que sus padres le dieran una golosina con la necesidad de saciar sus ganas de azúcar pero en este caso mi golosina era Alex y era solo el camino para saciar mis ganas de venganza. 

Como siempre me obedecen, solo su boca queda libre, necesitaba hacerle algunas preguntas.

- Alex ¿Cierto? – asintió – ¿Sabes por que estas aquí?

- Les juro que no debo nada.

- Ja...no es por eso no seas iluso Alex, dime una cosa – me acerque a el lo suficiente hasta quedar a unos cuantos centímetros de su rostro, lo mire fijamente y acaricie su mejilla–¿Conoces a algún Derek?

- ¿Derek? - Pude observar como una gota de sudor resbalaba por su cien, más que confusión desprendía miedo en su estado más puro.

- ¿Eres sordo?- ironicé.

- ¿Derek Morrison? ¿Qué quieres saber de el?

- Veo que nos vamos entendiendo Alex sabía que no había necesidad de recurrir a otras medidas, dime ¿Dónde esta?

- Eso...eso no lo sé- desvió su mirada, notaba sus claras intenciones de mentirme en mi cara y no había cosa que más me hiciera perder los estribos por lo que sujete mi pistola con fuerza.

- ¿Seguro?  - la fría piel de la pistola estaba en su cabeza – ¿Sabes que si siento que me mientes puedo volarte los sesos en un instante?

- No te atreverías- me dijo en un tono retador.

- Ummh – las risas de mis compañeros no se demoraron en aparecer y yo sonreí con ellos, apunte a su pierna con mi pistola -¡Oh vamos Alex! Enserio me vas a obligar a que te lo demuestre – y apreté el gatillo,  un montón de sangre comenzó a brotar de aquella extremidad. Noté como reprimía en una mueca toda clase de dolor existente.

- Esta en Texas...- Soltó mientras hacia amago por respirar sin jadear del dolor.

- ¿Texas? Algo me dice que mientes ¿No lo haces o si?- le pregunté mientras apuntaba a la otra pierna.

- No...no...lo último que supe de él fue eso.

- ¿Sabes que? – Me acerque tanto hasta que mi nariz pudo tocar la suya – No me creo tu discurso, creo que mientes y sinceramente en este trabajo no me conocen precisamente por la compasión - y me alejé para poder observarle con detenimiento.

- ¡Oh no...no...no me mates! - empezó a suplicar con desespero, su cara reflejaba terror mientras gotas gordas de sudor caían por su cien, con aquella acción demostró todo lo que alimentaba mi sadismo. 

- Dime una buena razón – y cambie la dirección, apunte a su frente con la pistola.

- Tengo un hijo- Ahora no solo las gotas de sudor adornaban su rostro, también las lagrimas, logro removerme un poco mis emociones, por razones evidentes. No por él, si no por el pequeño.

- Y ¿Por qué mierda estas metido en todo esto? No es muy inteligente de tu parte o por lo menos no es ni un poco sensato. 

- Por que... - hizo amago por darme una mediocre explicación pero lo interrumpí. 

- Nada lo justifica y si no es hoy, morirás mañana...así que – vi a mis compañeros y su sonrisa de complicidad apareció en ellos, ya sabían lo que venia – no creo que merezcas vivir

- Por favor... por mi hijo - con una expresión de terror y lleno de lagrimas me suplicó.

Continuara...

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Espero les este gustando la historia! no olviden votar y comentar me ayuda mucho su retroalimentación, los quiero! 

A. Sturmchen. 


No estás sola. | Georg ListingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora