12. Te deseo.

226 11 10
                                    

Sabía lo que venia, lo sentía como pequeñas descargas que recorrían cada parte de mi cuerpo pero no estaba del todo segura. Aunque mi corazón y todo mi ser deseara con locura este momento, no podía estar convencida de lo que quizá pase. Y todo tiene una explicación.

– Espera... – detuve de manera inesperada el beso y me separé un momento de él – Georg...– con pasos nerviosos caminé hasta sentarme en el borde de mi cama – ¿Hasta donde pretendes llegar con ''el juego''?

– Hasta donde tú me lo permitas... – se dirigió hacia mi y se sentó a mi lado – sabes que no te presionaré si no quieres.

– Lo que sucede es que... – en un intento erróneo de conectar mente con boca comencé a jugar con mis manos, estaba nerviosa, no lograba decirle explícitamente que era lo que sucedía – yo...jamás he...

– ¿Jamás, jamás? – Me preguntó con un tono de confusión en su voz a lo que negué rápidamente y centré mi mirada en mis manos – Está bien... entiendo – noté como su semblante cambio y su voz sonó apagada.

– Mmm ¿Estás molesto? – le pregunté con incertidumbre por su cambio tan drástico de actitud – Por qué si es así yo... – mire su rostro y se veía algo no sé cómo decirlo ¿decepcionado? Me era difícil leerlo – yo...lo siento Geo.

– No estoy molesto... bueno, quizá un poco – con pesar bajé mi mirada, pero en un movimiento casi instantáneo el castaño tomo mi barbilla e hizo que la levantara – pero no contigo linda, fui y soy un tonto...no tendría que haber ido tan rápido y si tú no quieres no lo haremos.

– Pero... ese es el problema – dije con algo de pena a pesar de que sentía chispas en mi interior por todo lo que Georg provocaba con su simple tacto.

– Explícate.

– Si quiero, no sabes cuánto lo deseo pero, siento nervios... ¿Me explico? – Él asintió – ¿Qué tal si no te gusto así?

– Ay amor, era eso... – una leve risa se escapó de sus labios dejando en el una sonrisa tan sexy como solo el sabía hacerla – es literalmente imposible que no me gustes de esa o de cualquier otra forma, porqué bueno, por lo menos anoche en mis sueños lo hacías muy bien.

Sentí mis mejillas enrojecer de tan solo pensar que aún así en su sueños, me pensaba, me deseaba como yo a él.

–Georg –  golpeé ligeramente su brazo y él comenzó a reír – aunque creo que yo compito con muchas, en cambio tú con nadie, tal vez yo no sea "buena" como lo fueron las demás.

– ¿Las demás? De que hablas ¿Crees que soy un experto en el tema? Tan solo he tenido relaciones con una sola persona... Si hablamos de comparar no hay mucho de dónde hacerlo – me tomo de la mano en un movimiento suave– Sabes me gusta esto.

– ¿Que cosa?

– Que conversemos de este tema, así aclaramos nuestras inquietudes, aunque... creo que es mucha charla por hoy. Es mejor ir a la acción – levantó y bajo las cejas a lo que deje escapar una risa risueña– no te preocupes tanto por estupideces porque lo son...ya te lo dije – se acercó a mis labios y deposito un pequeño beso – me encantas de cualquier manera, solo quiero estar contigo.

Correspondí su beso ¿La razón? Georg es mi luz, esa luz que por tanto tiempo estuve esperando que iluminará mi mundo lleno de oscuridad, es todo lo que siempre esperé. Sé que estoy loca por aceptar todo esto pero, es Georg y por él soy capaz de hacer lo que sea.

Nuestras lenguas chocaron y danzaron en forma sincronizada, su fresco aliento ya se había combinado con el mío, la combinación del tacto con su escencia me estaban llevando al paraíso. Con un audaz movimiento Georg me levantó e hizo que me sentará en sus piernas tomando firmemente mis caderas con sus grandes manos, atrapó nuevamente mis labios y continuamos con el vaivén de nuestras lenguas, hasta qué sus fríos falanges comenzaron a rozar delicadamente la piel de mi espalda.

Se separó de mis labios para comenzar a besar mi cuello, sus manos comenzaron a subir por dentro de mi blusa acariciando cada parte de mi suave piel, después en un movimiento desesperado y lleno de placer sacó sus manos para desabrochar cada uno de los botones de mi blusa, mientras regresaba a mi cuello posando sus labios en el, dándome cálidos y húmedos besos logrando que un gemido cargado de placer se escapara de mis labios.

– Si vuelves a hacer eso no me controlaré... No tienes idea de cuánto me encantas – susurró en mi oído culminando con un ligero mordisco en el lóbulo de mi oreja.

– Por favor no te detengas...

Después de desabrochar cada uno de los botones de mi blusa, desesperado me la quitó y la dejo caer al suelo, se detuvo un momento para pasar sus ojos penetrantes en todo aquello que la tela le impedia ver antes; sus ojos estaban llenos de lujuria, lo notaba. Después de apreciar todo aquello que sin duda parecía encantarle, una sonrisa se le dibujo en el rostro para después volver a mis labios para desplazarce en un camino de pequeños besos hasta mi cuello, subió una de sus manos hasta uno de mis pechos y comenzó a masajear lentamente y para mi mala suerte gemí de nuevo... Ahora habrá problemas.

–Te lo advertí – en un giro rápido termine con la espalda hacia mi cama mientras unos fuertes brazos me acorralan– ahora si no me detendré – se quitó su playera e inevitablemente me quedé admirando su trabajado cuerpo – no me mires tanto corazón, me gasto.

– Ya te lo dije, no hay mucho que mirar...- se acomodo nuevamente sobre mi y capturo mis labios.

El calor de su cuerpo inundaba el mío, era bastante agradable. Sus manos bajaron lentamente mi falda, desesperada puse mis manos sobre las suyas y ayude a quitármela, luego mis manos se posaron en sus pantalones en un intento por desabrocharlos.

¿Estoy segura? Lo estoy, vaya que si lo estoy...

Quedamos en ropa interior y nos miramos atentamente, veía como su pecho subía y bajaba con lo agitada que estaba su respiración, quizá la mía estaba igual, pero no podía saberlo si me estaba perdiendo una vez más en los ojos de Georg.

Puse mi mano en su nuca lo acerqué a mí y lo besé.

– Te quiero – susurré sobre sus labios y cerré mis ojos.

Sentí que parte de mi ropa interior desapareció, no quería ver el rostro de Georg en este momento, solo llevo puesta mis bragas... su aliento choco contra mis pechos y dio pequeños besos por toda su extensión, sentí como iba bajando lentamente hasta llegar a mi abdomen...

– Eres hermosa... – dijo agitado, abrí los ojos y lo vi, me sonrojé y pude notar que él también lo hizo antes de comenzar a quitarme la última prenda que cubría mi cuerpo – ¿Estás lista?

– Sí... – afirme acompañado de un ligero gemido

– También te quiero Chloe.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 10 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No estás sola. | Georg ListingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora