Capitulo 12

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Despertar cada mañana era algo imprescindible, y me asustaba, porque por más bien que se portada Jürgen, yo sabía que estaba la otra cara de la moneda.

Y tenía miedo de volver a los abusos, y también sabía que no podía hacer nada solo escapar de esta casa.

Pero estaba muy vigilada.

La semana había pasado muy rápido y esta mañana parecía ser distinta.

—Señorita el señor me mando a buscarla, quiere que desayunen en la terraza.

—Gracias Bethany.

La chica del servicio asiente, se que no soy bien vista por ninguna de ellas, pero sinseramente no me interesa. Ellas no se hacen una idea del infierno que he vivido.

Me pongo una sudadera y bajo las escaleras, la puerta principal se abre y veo entrar a Laini, su pelo rubio esta risado y usa un vestido de invierno, como siempre se ve impecable.

—¡Gata lleva esto a mi habitación!
Me grita, y yo por un momento no se que hacer. —¿Estas sorda o que?

—Ella no es una gata— me sorprende mirar y escuchar a Jürgen. —Te voy a pedir que trates con respeto a mi novia.

Laini lanza una gran carcajada.
—¿Novia? ¿Esta mocosa insignificante?

Jürgen la mira mal y esta apunto de decir algo cuándo su hermana habla. —¿Si te das cuanta que es una niña verdad? Ni siquiera ha de saber follar.

Mis ojos se abren como platos.

—Laini no le faltes el respeto. Jürgen se soba las sienes. —no es una niña.

Si soy una niña, pienso, bueno era. ¿Aún cuento como una niña?
¿Si ya no soy virgen ya no soy una niña?

No me doy cuenta hasta que Jürgen ya está a mi lado y toma mi mano.

—Me da igual que no se meta en camino y ya. Laini le grita a Bethany y Tania quienes aparecen como por arte de magia.

—¿Si señorita?

—mis maletas y las de Lissa a la habitación. Ordena, y entonces entra Lissa, lleva unos lentes oscuros que le cubre casi medio rostro.

—Hola Jürgen y Paulette.
Nos dice.

—Hola. Susurro.

—¿Pensé que no ibas a volver?
Dice Jürgen muy serio y yo volteo a verlo.

—Lissa va a estar aquí tanto como yo quiera, es mi casa también. Dice laini con su voz de niña mimada.

Todos se quedan en silencio, y es muy incómodo.

—voy a buscar a Gretchen para que nos lleve el desayuno. Digo y suelto la mano de Jürgen.

El la suelta sin mirarme solo ve a su hermana como si quisiera asesinarla.

—Te dije que no quería tener que mantener a tu amiga.

Lissa suspira pesadamente.
—yo...

—Tu te callas— camino muy rápido cuando paso al lado de Laini. —La mitad del dinero es mio y hago lo que quiero con mi parte de mi herencia...

Entro en la cocina y suspiro aliviada.

—Hola Gretchen Buenos días. Saludo cuando la miro cocinado.
—¿Esta listo el desayuno?

—Hola niña. Me saluda con una sonrisa. —Si ya casi lo termino.

—Genial, me quedaré aquí hasta que lo termines.

Entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora