capitulo tres

1.9K 120 10
                                    

El golpe impacto contra mi espalda y duele, juro que me arde hasta lo más  profundo de mi ser.

—¡Eres una zorra!

Grita endemoniado, sus ojos están rojos, y descarga su ira contra mi, otro varoso golpea mi espalda.

—¡Eres una sucia Ramera!

No, no lo soy.

Quiero parar esto.

—¡no lo soy!
Grito adolorida.

Sus ojos se enciende y el golpe que viene es peor a los anteriores, me va dejar invalida si sigue asi.

—¡Perra sucia! ¿Quien te dio permiso para hablar?

—Yo no quería que me tocara

Sollozo ignorando su pregunta, él me mira, y por unos segundos veo dolor en su mirada, pero eso se acaba y luego solo veo ira en ellos.

—De hoy en adelante no te despegaras de mi en ningún momento, estaras conmigo las veinticuatro horas del día.

Niego, este hombre esta loco.

—¡No quiero estar al lado de un animal como!
Grito, el me mira con demasiado enfado, entra alguien.

—Ya fue suficiente Jürgen. Reconozco la voz y le agradezco en mi mente. —La vas a matar si sigues así.

—No te metas nana. Le dice ese demonio.

—Deja que la cure y luego hará lo que quieras.

No quiero hacerlo, quiero protestar, pero en mi estado no puedo ya ni articular palabras.

—la quiero mañana afuera de mi habitación.

Escucho sus pasos alejarse.

—Ya se fue pequeña

La mujer me ayuda a levantarme, me quita la playera ensangrentada y el sostén.

Contiene el aliento al ver lo que esa bastia ha hecho en mi pobre espalda.

—Voy a curarte las heridas y le pondré un remedio para que no queden cicatrices.

Dice, pero no contesto, me ayuda a ir hacia el baño de mi habitación.

Una vez ahí me lava las heridas con mucho cuidado.

Contengo los gritos de dolor, me arde tanto la espalda.

Poco a poco, esa mujer me pone una pomada en la espalda, me ayuda a ponerme una pijama y me acuesto boca abajo en la cama.

—Trata de descansar niña.

Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, no merezco esto.

Siempre fui una buena chica, hacia mis deberes, jamás le deseé mal a nadie, tal vez este pagando algo que hice en otra vida.

Sollozo, no quiero estar aquí, quiero ir casa con mi nana y con Sori, aunque al paso del tiempo me hice a la idea de que eso no volvería a pasar.

Sin darme cuenta me quedo dormida, me despierta la voz de la mujer que cuida que Jürgen no me maltrate tanto.

—Vamos niña debes ir a ver a Jürgen, no queremos más golpes.

Me levanto, y hago una mueca de dolor, no creo que si quiera pueda caminar, ella me tiende unas pastillas y agua.

—ojalá fuera veneno. Hablo en Francés.
Ella no habla, solo me mira.
—Gracias.

Ella asiente, y yo con mucha dificultad busco ropa de trabajo que no me lastime tanto las heridas.

Entre las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora