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Sola, con un chico extraño

Gina se encontraba hablando animadamente con el chico, el le sonreía. El chico tenía diezisiete, pero era alto, y parecía un poco mayor. Mi amiga tenía diecinueve.

— Bueno, creo que yo hago mal tercio
— dije, ella me miró, era un día de amigas. Pero me alegraba que tuviese a alguien, total, yo no era su mundo. Lo que a ella le hacía feliz.

— ¿Quieres que te vaya a dejar?
— dijo mi amiga poniéndose de pie, y poniendo un mechón de su pelo detrás de la oreja.

— ¡No, no! Me iré sola, no te preocupes, me grabe el camino, pasatela bien
— le guiñe un ojo, y antes de que respondiera me salí. Estábamos en una heladeria. Salí, el aire frío rozo mi cuerpo, empece a caminar por las calles.

Te están observando.

Tome un taxi, le indique la dirección de mi casa, el taxista me dejó calles antes, me dijo que de tenía que ir. Lo mire confundida, pero me baje. Total solo eran calles.

Mi pequeña Alicia.

Me sentí observada, empece a caminar hacia mi casa. Pero pronto, a unas casas antes de llegar. Lo ví.

Vi su rostro, antes de cubrirlo con una capucha, entro al bosque. Sin darme cuenta, entre al espeso bosque. La oscuridad cubría por dentro aquel bosque, ví su espalda, pronto me dirigí hasta él. Pero lo perdí.

Y yo también estaba perdida.

Voltee hacia atrás, y solo se cubría por miles de árboles. Me sentí asustada.

— ¿Que haces aquí? — dijo, su voz ronca y misteriosa se hizo presente. Mi corazón dió un salto.

Su ceño se encontraba fruncido, pronto se hablando, expresando, nada. Y era raro.

— Nada interesante, exploraba el bosque — dije, el asintió. Y empezó a marcharse.

— No lo conozco muy bien, me lo enseñas, supongo que tú lo conoces muy bien — dije, de la ambiente se empezó a tornar denso. El no me respondió, y eso me hizo enojarme, pensando que tal vez éramos amigo.

— Sígueme — su voz fría se hizo presente, y algo dentro de mi, me dijo que podría pasar algo malo. Pero lo seguí. Me poscisione a lado de el. Sentí su mirada, pero decidí ignorarla, pero hablo.

— ¿Que haces en Veerffy? — su voz aterciopelada inundó mis oídos.

— Vine con mi padre — respondí. El asintio.

— ¿Tu vives aquí? — pregunté, el asintió.

— ¿Quien es tu padre? — pregunto.

— Evan, Evan Miller — dije, el tomo mi mentón haciéndome mirarlo.

— ¿Tu madre es... Olivia? — pregunto, y allí quedé en trance, ¿Quien es Olivia?.

— ¿Quien es Olivia? — pregunto.

— Ya decía yo, muy bonito para ser verdad. ¿Quien es tu madre? — pregunto, yo me quedé intrigada por el nombre de una desconocida.

— Elisa Scott — respondí. — ¿Quien es Olivia? — pregunté. Una sonrisa cargada de malicia apareció en su rostro.

— Eso no me corresponde decírtelo, le corresponde a tu padre — dijo, sentí curiosidad, pero sabía que el no la iba a matar.

— ¿Que es eso? — pregunté, cuando nos poscisionamos enfrente de una cabaña. Estaba se encontraba en el centro del bosque, era antigua, o eso parecía, la madera estaba desgastada.

ALICIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora