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— Fotos —

Deslizó mis manos contra mi pantalón, tratando de quitar sudor que me había causado al estar nerviosa. Después de cerrar la ventana, me dirigí a mi cama, y me senté al borde de esta. Me encontraba muy, pero muy nerviosa.
¿Alguna vez han tenido que lidiar hablarle a su crush? Y literalmente, ponerse nerviosas, y salir huyendo que los nervios que les provoca al hablar con el, me pasaba lo mismo, quería en este precioso momento huir. No saber cómo lidiar con la situación desconocida.

— ¿Que estás esperando? — la voz de Danielle interumpio mis pensamientos, se encontraba desesperada, y ansiosa por lo que pudiera contener la caja. Había llegado antes, diciendo que era pijamada sorpresa, y papá la adora tanto que no se pudo negar. Con una sonrisa convencía a mi padre, que a veces era tan noble.

Ella se encontraba en medio de la cama, yo me encontraba sentada del otro lado, moviendo sus dedos, de forma desesperante.

— Lo haré.

Mi corazón latio rápidamente, y abrí aquella caja, descise el nudo del listón, mis manos temblorosas desparon aquella tapa.

— ¿Que es? — pregunto mi amiga, trate de responder pero las palabras se atascaban en mi boca, sin formular ninguna. Me arrebato la caja, llevo una mano hacia su boca sorprendida.

— Esto es... Raro... Y perturbador.

Fotos.

Fotos mías, en Seattle.

Pero no de esta edad.

¿Cómo explicarlo? Básicamente eran fotos de años atrás, donde yo era una adolescente, tal vez de catorce años, dónde salía con mis amigas en ese entonces, comiendo, jugando, yendo a la escuela, era algo tan bizarro que me causa asco, y repulsión. Mi estómago se revolvió, corrí al baño, y vomité.

El asco era tan grande.

— ¿Cómo te sientes? — pregunto Danielle, tomando entre sus manos una foto.

— Algo mejor después de vomitar — dije. La verdad, aún me sentía mal.

— ¿Sabes quién te lo mando? O.. ¿Quien puede ser? — pregunto. Tapo la caja, y la coloco abajo de mi cama, para luego deslizarse en las sábanas, mis ojos picaron.

— No lo sé, recuerdo que por ese entonces, las pesadillas comenzaron..
— empecé a explicar. Aunque aún era duro recordar eso. —Cuando ví que mamá se preocupaba cuando le contaba sobre los sueños, decidí cambiar las versiones, cambiando el contexto de cada sueño..— el nudo en mi garganta se hizo presente, aún recordaba la cara de mamá, cuando entraba a mi cuarto, asustada y con temor, al oírme gritar, sin poderme despertar. — Recuerdo haberme sentido sofocada, sintiéndome observada, pero al ser una niña nunca le tome importancia, me hize creer que era obra de mi imaginación. En los sueños — antes de continuar mi amiga me interrumpió.

— Si no estás lista lo entiendo, debe haber sido traumático para ti, siendo una niña — ella me extendio sus brazos, envolviendome en un abrazo, transimitiendome calor, y seguridad. Algo que tanto necesitaba.

— Lo tengo que hacer,debo dejarlo salir, tantos años, es un peso tan grande
— ella acaricio mi pelo y depósito un beso en la coronilla. En ese momento supe, que ella se quedaría, ella me había apoyado como yo a ella, eso hacian las amigas.

— Está bien — sintiendo su aprobación continúe.

— Me sentía perseguida por alguien, en la mayoría de sueños aparecian rosas blancas alrededor de mi, que luego se manchan de sangre. Justo el 1 de marzo, cuando creo tenía quince, sucedió, se que será algo que a lo mejor no puedas creer, es algo raro.. y irreal — dije, la verdad hasta el día de hoy me seguía cuestionando lo de aquella noche.

— Pues trataré de creerlo — respondió, respire profundo para poder continuar.

— Esa noche, soñé que me perseguían en un bosque, pero no lograba salir, cuando había llegado a la salida, algo me arrastró y me hundió en la obscuridad. Desperté agitada, y temblorosa, ese día el foco explotó, y un pedazo de enterró en mi ojo — aún recuerdo la vez que el doctor entro a mi habitación. Pensé que me diría que ya no podría ver, que perdería la vista, pero no fue así.

— Por eso faltabas, estabas hospitalizada, ¿No? — pregunto Danielle a lo que yo solo me límite a asentir. En ese entonces yo no la conocía, fue hasta preparatoria que nos hicimos muy unidas. Ella se enteró que estuve hospitalizada gracias a mi madre, que un día revisando papeles, fuimos a chismosear, tanto ella como yo.

Y leyó el comprobante de alta de Greenwich, dónde estuve hospitalizada.

— Ese mismo día lo oí, su voz ronca del otro lado, un típico vasito de deslizó por el piso hasta llegar hasta mi. Lo puse en mi oreja, el dijo que me extrañaba, y que me deseaba. Me obligue a creer que era un sueño, y ahora entiendo que nunca lo fue...

— Te apoyaré, y te ayudaré a salir de esta y de muchas más, ¿Eso hacen las amigas no? ¿Juntas por siempre? — dijo con una sonrisa nostálgica, no se que haría sin ella.

Extendió su meñique, entendí todo.

— ¿Pinky promese? — pregunto. Enrede mi meñique con el de ella.

— Pinky promese.

Por siempre y para siempre, te apoyaré en todo.


















#QuieroUnaAmiga :(
#CapituloCorto:(

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