Obteniendo respuestas

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Una nueva mañana se alzó en los suburbios donde nuestro joven chico arácnido yacía profundamente dormido hasta que su tranquilo sueño o se viera interrumpido por la escandalosa alarma que tenía en su mesa junto a su cama. Los ojos del castaño se abría de a poco mientras apagaba la alarma y se sentaba en su cama, sintiendo inmediatamente el dolor en sus músculos y heridas que aún estaban en proceso de sanación. -Ehh... esto duele, duele mucho.- se dijo a sí mismo mientras se estiraba y bostezaba para seguidamente levantarse y dirigirse al baño a lavarse la cara.

Con un poco de dolor comenzó a retirar los vendajes de su pecho que se habían pegado con su sangre seca, con enorme sorpresa vio su pecho en el espejo y como éste tenía tres marcas de garras cruzándolo desde el hombro izquierdo hasta las costillas derechas.

-Bueno, por lo menos no fue tan profundo y al menos ya no apesto... tanto.- se dijo a si mismo oliendo su axila y mirando la botella de shampoo casi vacía.

-Buenos días May.- saludó alegre el castaño entrando a la cocina.

-Buenos días Peter, no te vi llegar anoche ¿Qué tal tu patrullaje?.- preguntó la mayor cocinando el desayuno.

-B-Bien... detuve un par de crímenes, pero de ahí en fuera estuvo bastante aburrido.- dijo el castaño mientras se sobaba el hombro.

-Ya veo, ¿Quieres desayunar?.- preguntó la castaña mayor mientras notaba unos cuantos moretones en la cara de su sobrino.

-Claro, me muero de hambre.- respondió el arácnido sentándose en la mesa junto a su tía.

-¿Seguro que el patrullaje fue aburrido?- cuestionó la castaña señalando su  propia mejilla haciendo al arácnido abrir los ojos con sorpresa. -¡Oh! Esto, p-pues un par de ladrones me alcanzaron a golpear, pero no pasa nada tendré más cuidado para la próxima, lo prometo.- respondió el chico esperando que su tía no ahondara más en el tema.

-Okey... Eso espero chico araña.- dijo la mayor mirándolo con una ceja alzada a lo que el chico asintió nervioso.

Al terminar su desayuno, Peter se despidió y se fue a su escuela como normalmente lo haría, antiguamente el tren sería un problema a esa hora de la mañana, sin embargo, ahora solo significaba una excusa para hacer su camino a la escuela más interesante, balanceándose entre los edificios apresurándose lo más posible para llegar hasta su escuela. Pero como es costumbre, nunca nada pude salir como el chico quiere.

Su intento de llegar temprano a la escuela nuevamente se veía truncado por aquellos que disfrutaban de acabar con la poca paz matutina que una ciudad como la gran manzana lograba obtener, haciendo al chico tener que encargarse de esos problemas antes de llegar a clases.

El chico subía a toda velocidad los escalones para llegar a la puerta principal de la escuela, mirando la hora en su celular, percatándose de los casi 15 minutos tarde que llegaría a clases, el arácnido corrió a toda velocidad entre los pasillos hasta llegar a su salón, donde tras tocar la puerta un par de veces y recibir una mirada asesina de parte de su profesor, este decidió dejarle pasar con una advertencia. 

El chico estaba tan ensimismado pensando en mil soluciones para los mil problemas que siempre parecía presentarle algo tan sencillo como llegar temprano a la escuela que se sentó en el primer asiento vacío que encontró, sin prestarle demasiada atención a la persona junto a él.

-Maldita sea Parker debes aprender a llegar temprano a los lugares importantes de vez en cuando en lugar de quedarte dormido.- el chico se regañaba a sí mismo mientras dejaba su mochila en el suelo y a su lado una dulce risa se escapaba de la persona junto a él.

-¿Siempre sueles llegar tarde?- el chico giró su cabeza percatándose apenas de la persona sentada junto a él, una linda chica rubia de ojos azules, un delgado sweater rojo que hacía juego con su diadema negra y una sonrisa más que encantadora. Lograron hacer que el chico sintiera su rostro calentarse.

Yo Soy Spider-ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora