{💜}

289 40 2
                                    

Mientras se dirigía al pueblo con paso decidido fantaseaba con las maneras en las que gastaría el dinero de la ansiada recompensa. Quizá en una copiosa y abundante cena, con carne de primera calidad acompañada de una deliciosa jarra del famoso vino de Luzu, junto a una chimenea de crepitante y cálido fuego. O tal vez usaría los karmas para abastecer de raciones y viajar a todos aquellos lugares que siempre había deseado conocer, como las tierras lejanas de Vania, donde contaban las leyendas que existían oasis ocultos de aguas doradas y cielos cubiertos de zafiros.
O incluso ahorrar para comprarse un caballo blanco, sueño que le acompañaba desde la muerte del anterior, como extrañaba a su caballo Vicente, solo imaginarse montado en un blanco corcel cabalgando hacia el horizonte le hacía feliz.

Y de repente un pensamiento intruso apareció en su mente. Recordó los establos de su pueblo natal y cómo se paseaba por allí cuando los mozos de cuadra no le veían. Se preguntaba siempre por qué no tenían un caballo blanco. A medida que iba rememorando la escena, sentía como la rabia y la ira invadían su cuerpo sin piedad, dejando atrás la satisfacción por el trabajo realizado y sustituyéndola por cólera y agonía. Lo único que lo devolvió a la realidad fueron los escandalosos gritos de un presentuoso adolescente de la nobleza. Discutía acaloradamente con un mendigo que descansaba sobre unos trapos muy sucios cerca de la entrada a la posada.

- Maldito pordiosero esmirriado... ¿Has visto lo que le has hecho a mi carro de caballos?

- Discúlpeme señor... Yo... Yo no he hecho nada, señor.

Lobo se apartó rápidamente del camino, ocultándose entre los demás viandantes para escuchar de cerca. Se dejó caer sobre una pared cercana mirando al suelo, intentando ocultar lo más posible su rostro.

- ¿Que no has hecho nada? ¡Por supuesto que sí! ¡Mira mi hermoso corcel lo asustado que está solo de ver esa cara de cadáver que tienes!

- Dis... Disculpe,señor. Yo solo... No tengo donde ir y...

De repente el adolescente comenzó a dar patadas al mendigo, que seguía sentado en el suelo. Este lo único que hacía era sollozar y tratar de cubrirse, dándole la espalda al noble mientras se encogía y suplicaba que se detuviese. Los amigos del niño se reían a carcajadas y sin parar, llamando la atención de todos a su alrededor. Pero nadie hacía nada para auxiliar al pobre mendigo; simplemente pasaban cerca, se apartaban y continuaban su camino apresurados y sin mirar.

Asqueado con la situación, Lobo se deslizó entre la gente hasta llegar al carromato del noble. Con gran sutileza y rapidez desenganchó los dos caballos de los balancines para que quedasen libres y después de una palmadita rápida giró sobre si mismo para salir de allí al mismo tiempo que los caballos empezaron a trotar en dirección opuesta.

Uno de los chicos, el más cercano al carruaje, se dió cuenta de lo sucedido, por lo que empezó a gritar para alarmar a sus compañeros. Aprovechando la confusión, Lobo echó a andar cortando la trayectoria de la artífice de la humillación, cuando justo comenzaba la carrera del chico para atrapar a sus caballos, chocó irremediablemente con el.

- ¡¡ Aparta, plebeyo !! - Dijo gritando con la cara totalmente roja.

Lobo, por su parte, encajó la embestida y continuó andando sin levantar la cabeza. El noble siguió corriendo sin darse cuenta de que ya no tenía consigo su pequeña bolsita de terciopelo repleta de karmas de oro. Mientras todo el mundo reía observando la escena, incluido el mendigo, Lobo se acercó con sigilo al cuenco del viejo y dejó caer todo lo que había en el interior de aquella bolsa. Continuó a paso firme, sabiendo que el mendigo había visto los karmas de oro, sin saber de dónde habían salido, y miraba a su al rededor perplejo y asustado, guardándose lo todo entre sus ropajes.
Con una media sonrisa,Lobo entró a la posada.

--------------------------------------
658 palabras!!

Decidí no tener horarios para subir y simplemente hacerlo cuando se me apetezca 😔👊 que si no me agobio F

-Boo💜

Lobo Nocturno y El Huevo De Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora