2- LA DUDA CONVENIENTE {🌌}

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Los rayos del sol le molestaban sobremanera, como pequeñas agujas picoteando sus párpados. De mala manera, abrió un ojo mientras bostezaba. Miro a su alrededor algo confundido y con un terrible dolor de cabeza se sentó en la cama mientras se la sujetaba con arrepentimiento. Siempre le pasaba lo mismo cuando bebía tanto vino y aún así parecía no aprender la lección. Poco a poco fue acostumbrándose a la luz de lo que parecía ser pasado el mediodía, mientras se levantaba despacio buscando en la habitación el lugar donde había dejado sus botas. Una vez más había dormido vestido con su atuendo de cuero reforzado y fue entonces cuando se dió cuenta del horrible dolor que sentía por todo su cuerpo. No era la primera vez que llegaba tan alegremente a la cama y, sin darse tiempo a desvestirse, se dormía para despertar por la mañana con todo el cuerpo lleno de magulladuras por el traje, adecuado para la batalla, pero no tanto para dormir.

Después de buscar sus botas sin éxito, cambió de idea para dirigirse hacia el baño. Había mantenido una batalla con el Sumiko y todavía no se había aseado.
Arrastrando los pies y bostezando, fue quitándose la ropa, dejándola caer al suelo, mientras rezaba por que el agua fría le quitará el dolor de cabeza. Diez minutos después salía de su habitación dispuesto a desayunar a la hora que algunos comenzaban a comer.

Apenas podía oír las conversaciones que mantenían algunos lugareños a gritos. Estaba demasiado absorto en sus pensamientos, intentando recordar palabra por palabra lo que había oído comentar la noche anterior a esos dos ladronzuelos. Aunque sabía la noticia de que una joven noble llegaría a la ciudad acompañada de una pequeña fortuna, necesitaba más información si quería colarse dentro de la mansión donde iba a alojarse. Confiaba en su destreza, pero entendía que no podía moverse libremente por un lugar desconocido, lleno de guardias y rodeado de medidas de seguridad.

Después de pagar el desayuno y despedirse del posadero con un gesto rápido de mano, se cubrió la cara y empezó a andar entre el gentío. Era día de mercado, un día perfecto para escuchar conversaciones y colarse entre la multitud para observar las costumbres y horarios de las doncellas que compran para el castillo. Según los ladrones, la joven noble se alojaría en el castillo de conde Freide, el edificio más grande y caro del condado. Por suerte para el, ese castillo estaba fuera de la ciudad de Karmaland, donde se encontraba actualmente.

El mercado tenía lugar cerca de la plaza central y se extendía a las calles contiguas formando pequeños ríos de gente que iba y venía entre los puestos de mercaderes. El ambiente era muy ruidoso, los mercaderes gritaban casi sin cesar para llamar la atención de la mayor cantidad de gente posible; y los clientes a su vez, hablaban también a gritos para hacerse escuchar sobre las voces de los demás.

Una vez en la plaza, Lobo no pudo no sorprenderse ante la cantidad de puestos y personas que había por todas partes. Tiendas de fruta, carne, pecado, trajes, perfumes, sedas, pociones e incluso ganado se podía encontrar allí. Y también, aunque más discretos, ladronzuelos de poca monta, cartabolsas que aprovechaban el bullicio para llevarse unas pocas monedas de los más despistados.

Con el paso rápido y ágil, Lobo se mezcló entre la gente y se dedicó a observar con detenimiento los ropajes de la gente que se iba encontrando. Después de un rato buscando, encontró en el puesto de telas dos jóvenes doncellas que parecían estar discutiendo el color del tejido. Fingió estar interesado también en ellos y se puso a rebuscar en el montón de telas mientras escuchaba con atención la preocupada charla de las chicas.

- Todavía no puedo creer que lady Valentina venga a nuestro castillo.

- Ni yo... Dicen que es la chica más bonita del país.. ¿Será cierto? Comentan que hasta las doncellas y monjas que le siguen son hermosas.

- Seguro que es incluso más hermosa de lo que dicen. ¿Pero cuál será su color favorito? Quizás tendríamos que haberle preguntado al conde...

Las muchachas siguieron discutiendo sobre cómo combinar los colores para tejer unas cortinas y unas mantelerías a gusto de lady Valentina vom Biloni, la joven noble de la que hablaban los ladronzuelos en la posada. A cada momento que pasaba, la conversación iba tomando un tono más tenso. Y de la misma manera iba cambiando la mirada de la vendedora, que las miraba con el ceño fruncido ante la indecisión de comprar algo.

- ¿Cuál crees que debemos llevarnos? Yo no tengo ni idea.

- Yo tampoco...

Lobo, que tampoco podía quedarse más tiempo allí sin levantar sospechas, intervino en la conversación.

- Disculpen, señoritas, no he podido evitar escuchar su charla. ¿ No creen que será mejor pasar por el castillo a pedir consejo? Aunque no sé si dispondrán de tiempo o si tienen muchas otras cosas que hacer....

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824 palabras!!

Este capítulo fue un poco más largo but no se acostumbren xd

-Boo 💜

Lobo Nocturno y El Huevo De Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora