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El ambiente estaba más cargado que de costumbre, y eso ya era decir. El olor a fritanga y a humanidad inundaba la estancia, extendiéndose e inundando cada uno de los rincones del local. Enseguida se fijó que había gente nueva: parejas de hombres ocultos tras sus capuchas inundaban las mesas de las esquinas. Sin darle demasiada importancia, se sentó en un taburete libre de la barra y se quitó la mascara convirtiéndose de nuevo en Vegetta, dejando atrás a Lobo por un rato.

- ¡Hombre! ¡Mirad a quien tenemos aquí! - exclamó con sorna el posadero.

Varias personas que conversaban con el se giraron a mirarlo.

- Vaya, Vegetta, pensábamos que estabas muerto, pero ya veo que te echaste para atrás. Has hecho bien en volver aquí con el rabito entre las piernas - Voceó uno de los hombres.

- Haber si te queda claro, muchacho. No vales para esto y nunca valdrás - río uno a carcajadas.

Los tres hombres se reían exageradamente mientras lo miraban con desdén. Con un movimiento muy rápido y casi impredecible, Vegetta sacó la daga de su bota y la lanzó sin vacilar por delante de la cara del posadero para ir a clavarse a la pared de madera. Las risas cesaron en el acto y los tres lo miraron estupefactos sin mediar palabra.

- Posadero, el local se te está llenando de alimañas mugrientas y asquerosas. Si necesitas ayuda por unos karmas me encargo de exterminarlas a todas - dijo Vegetta mirando a los tres hombres con un tono aburrido y un poco cínico.

Los tres, aturdidos volvieron la mirada a la daga,la cual había enterrado en una cucaracha que iba por la pared. Podían verla retorciéndose bajo el filo clavado en el centro de su abdomen, mientras se preguntaban como un chico tan tranquilo como él, había llegado a ser una persona así con el paso del tiempo.

- Y ahora, si no te importa, devuélveme mi daga y págame - exclamó con autoridad mientras lanzaba la pequeña bolsita de cuero negro sobre la barra.

El posadero dejo la daga junto a Vegetta mientras que al mismo tiempo cogía la pequeña bolsa y la abría... Para dejar caer los ojos de Sumiko, todavía incandescentes. Los tres hombres, por casi acto reflejo, dieron un paso atrás nada más ver cómo esas dos perlas rojizas se deslizaban sobre la madera agrietada. Sin moverse demasiado, pero atraídos por la curiosidad, se quedaron paralizados esperando el veredicto del posadero, que los cogía entre sus manos y los examinaba detenidamente.

- Esto... ¿Lo has conseguido tu solo? - Preguntó el dueño del local con incentidumbre y asombro.

- Si necesitas alguna prueba más, solo tienes que pedirla - Replicó jugueteando con la daga, que movía rápidamente entre sus dedos.

El hombre, sin decir nada más, devolvió los ojos a la bolsa, y, dejándola allí, salió por la puerta que daba al almacén. Vegetta echó un vistazo rápido tras de si para observar a los tres hombres, que seguían paralizados. Al encontrarse con su mirada, dieron un respingo hacia atrás, y entre susurros inaudibles se alejaron de el para sentarse en una mesa del fondo. Bastante malhumorado, Vegetta volvió a ponerse la mascara, volviendo a ser Lobo, para luego comenzar a mirar que mesa le gustaba más de entre todas las que había.

Cuando regresó, el posadero le entregó una bolsa de cuero desgastado que contenía karmas. Con un movimiento rápido, el chico agarró la bolsa, echó un vistazo a su interior y, sacando algunos cuántos las dejó caer en la mesa mientras pedía con fastidio:

- Preparame la mejor habitación que tengas. ¡Con sábanas limpias! Además quiero un pan blanco y una jarra de ese vino tan delicioso. Mmmm.... Y por que no una perdiz asada..

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615 palabras!!!

Ya queda poco para que termine el primer capítulo, lo siento si son muy largos pero quiero que se parezca lo más posible a un libro 😔💕

-Boo💜

Lobo Nocturno y El Huevo De Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora