Animales Fantásticos: La saga con un Nuevo Personaje

Capítulo 6: Gellert Grindelwald

Newt's P.O.V:

La peor parte de abandonar a Jessica (además de que Newt estaba consciente de que eso le rompería el corazón) era que ya no tenían ningún lugar para esconderse. Newt estaba seguro de que Tina podría darles refugio, pero hasta entonces tendrían que inventar otro plan. Es lo mejor para Jessica, Newt trataba de convencerse con esas palabras, si nos quedáramos con ella, sólo le traeríamos problemas. 

-Newt, tienes algo en el hombro. -le avisó Leta al magizóologo.

-Oh, gracias. -agradeció él

Miró su hombro y se dio cuenta de que era un pergamino con cosas escritas. Tenía una letra cursiva, bastante hermosa y original. Habían garabateado varias cosas y tachado otras. El papel decía: 

Apariciones: Circo de París, Hogar de tres muggles, una familia, Magicongreso Único de la Sociedad Americana (M.A.C.U.S.A).          

Vinda Rosier: Sospechosa nº 1     

                            Posible seguidora de Grindelwald, potencial asesina 

Aurores M.A.C.U.S.A: Traidores de Nación, posibles seguidores de Grindelwald

Siguientes movimientos: Ataques a muggles, lugares públicos, desapariciones de magos y brujas   (???) 

Newt  leyó el pergamino y reconoció al instante la letra aplicada de Jessica. Pero... ¿Qué era todo esto? ¿Quién era Vinda Rosier? ¿Qué tenía que ver ella? ¿Y Grindelwald? ¿Era esa la razón por la que Jessica había venido a París? ¿Lo estaba... cazando? 

-¡Newt! -gritó de repente Jacob- ¿Vienes o no? 

-¡Oh, claro! -respondió él, guardando el pergamino en el bolsillo, cerca a la postal de Tina- Sí, ya voy...

Newt se acercó a Leta y Jacob, dispuesto a llevar a cabo el plan que había diseñado para rastrear a Tina. El problema era que ya ni siquiera estaba seguro de querer encontrarla. Queenie había dicho que ella había comenzado a ver a alguien más. Y Jessica jamás había mencionado estar viendo a alguien...

¡Newton Artemis Fido Scamander, concéntrate! 

Jessica's P.O.V: 

Una persona que no conociera a Jessica ni en lo más mínimo pensaría que estaría bastante triste, frustrada e incluso decepcionada a la mañana siguiente, al enterarse de que ni Leta, ni Jacob ni el mismísimo Newt estaba en el pequeño departamento. Pero, claramente, ese no es el estilo de Jessica. 

La noche anterior, cuando fue realmente cuando se enteró de que ya se encontraba sola, sí que se sintió decepcionada, pero nunca triste. Cuando Jessica tenía 16 años, tuvo un... accidente que le enseñó que mostrar debilidad al oponente sólo traería la derrota. Así que no, Jessica no se sintió traicionada y no se detuvo de nada. Siguió con sus investigaciones y siguió buscando. Se puso de pie. 

El plan de Jessica era simple: Tomar un pequeño bolso, hacer un sencillo encantamiento de extensión indetectable y salir a las calles de París para buscar a Grindelwald o a Vinda Rosier, que era una posible seguidora de este. Lo había anotado en su pequeño pergamino de notas, pero desde hace horas que no lo encontraba. Seguro estará revuelto por allí, se imaginó Jessica, de todos modos, no importa. Todo eso lo tengo grabado en mi cabeza, no necesitaré el pergamino.  

Jessica salió de su pequeño departamento con su pequeña bolsa y caminó por las calles de París. Sospechaba que Grindelwald atacaría de nuevo en algún lugar público lleno de magos. O bueno, sus seguidores lo harían. Si había una cosa que Jessica sabía de Grindelwald, era que no le gustaba ensuciarse las manos. Siempre que podía, enviaría a sus seguidores a hacer el trabajo que él no quería hacer. 

Jessica siguió caminando y caminando, hasta que llegó a un pequeño restaurante al aire libre. Estaba al lado de una calle, donde no pasaba casi ningún auto y so que pasaban eran casi insignificantes. La mayoría sólo estaban estacionados. Jessica se sentó en una mesa para dos y sacó una libreta y una pluma, y anotó algunas cosas. Sabía que eso no servía de nasa, pues Jessica no había descubierto nada hasta el momento, pero quería sentir que estaba haciendo algo. Lo que sea. 

Entonces guardó sus cosas y se frotó la frente. Estaba algo desesperada, sí, pero sólo un poco. Miró a su alrededor, por si se distraía un poco. Entonces vio que dos personas caminaban por la calle, que estaba hecha para los autos, como si nada. Tenían prendas elegantes, eran un hombre  y una mujer, ambos vestidos de negro. La mujer era delgada y de cabello café oscuro, inclinándose al negro. En cambio, el hombre tenía un peinado moderno y corto, rubio platinado. 

Jessica trató de no actuar emocionada, o sorprendida, ni nada. Puso la mejor cara de póquer, guardó sus pocas pertenencias y se levantó.  Caminó lentamente y pasó frente a Grindelwald. Notó cómo éste la miraba fijamente y Jessica se sintió algo atemorizada. Pero no dejó que éste se diera cuenta. Entonces Grindelwald se detuvo, pero Jessica siguió caminando. 

-Madame -le habló el mago más tenebroso de todos los tiempos-, creo que se le cayó esto. 

Jessica se paró en seco. ¿Qué iba a hacer ahora? Grindelwald era el mago más temido en todo el mundo, y uno de los más brillantes. Seguro ya se había dado cuenta de que ella era una aurora. 

Jessica dio media vuelta y le sonrió. Se acercó a él y vio que le estaba tendiendo una foto. Lo curios era que esa foto sí era suya. Era la foto de su hermano. 

Jessica tomó la foto. 

-Gracias. -le agradeció

-¿Es usted de Gran Bretaña? -preguntó Grindelwald, y los nervios de Jessica aumentaron

-Así es. -respondió ella

Entonces trató de dar media vuelta, pero la voz del mago volvió a resonar. 

-Es un bello lugar. Claro, París también lo es. ¿Qué le trae por aquí?

-Un viaje -respondió Jessica, viéndolo a los ojos-. Para despejar mi mente. 

-Oh, claro -responidó Grindelwald-... El estrés es tan molesto. ¿A venido con alguien?

-No, he venido por mi cuenta. Si me disculpa, tengo que irme. 

Jessica le sonrió y se despidió, pero entonces vio cómo Grindelwald sacaba su varita lentamente y la dirigía hacia ella. No tuvo que escuchar cómo susurraba "Desmaio" para saber que ése era el hechizo que había usado, pues sintió cómo las fuerzas la abandonaban. De no haber sido de que se trataba de Gellert Grindelwald, Jessica podría haberse defendido.