CAPITULO 9

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Maratón 1/?


La suavidad de las sábanas blancas de seda, los tenía envueltos en el hechizo de sus propios deseos. Sus cabezas estaban cubiertas por la fina tela, tan solo podían ver sus ojos a través de sus antifaces. Quería ser besada otra vez, tocada nuevamente por todas partes. Su aliento la hacian estremecerse, podría sentirse asustada, sin embargo estando con él se sentía segura y deseada, muy deseada.

Sus ojos cafes la traspasaban y a ratos la intensidad de su mirada la hacian sentir vulnerable. No importaba, nada importaba si solo estaba con él, era como una adicción estar envuelta entre sus brazos. Con solo fijar sus pupilas en las de él, sus bragas se humedecían y sus pezones sin su permiso se endurecían.

- Eres preciosa ¿Lo sabías? - le susurró al oído, él, ese maravillosos y excitante hombre. Su amante de medianoche.

- ¡Oh! Diablos, quiero saber quién eres.. - suplicó al sentir su fresco aliento.

- Tranquila cariño. No es necesario que lo sepas, eso no cambiará en nada el deseo que ambos sentimos. Solo déjame hacerte disfrutar de las exquisiteces de esta vida.. - susurró con esa voz aterciopelada y masculina que la hacian desfallecer.

Y la tocó, hasta la parte más sordida de todo su cuerpo. Ese hombre tan enmascarado y tan misterioso la estaba haciendo suya hasta por cada poro de su ser. Se perdió entre las blancas sábanas, bajando por el medio de sus senos y degustándolos hasta el cansancio, los hacia suyos como si el mundo se fuese a acabar. Succionaba, mordisqueaba, lamía, besaba cada parte de su sensual seno. Bajó a su vientre y jugó con su ombligo, agarró sus caderas y la incitó a levantarlas y en ese momento se metió entre sus piernas. Su lengua resbaladiza se deslizaba por su clítoris humedeciéndolo y endureciéndolo todavía más.

- ¡Carajo..! - soltó en un gemido y mordió las sábanas.

No quería correrse aún, deseaba irse cuando él estuviese en su interior, era una necesidad urgente de que la penetrara pronto y pareciera que él le hubiese leído su pensamiento, ya que abrió un poco más sus piernas y se posó en el medio de ellas, subiendo lentamente rozando su torso por su feminidad completamente húmeda. Lisa gimió con ese tacto y vio como su cabello aparecía entre las blancas sábanas y la miraba a través del antifaz, con esos ojos ardientes y sedientos por hacerla suya. La besó con voracidad, emitiendo unos sonidos placenteros desde su garganta.

Acarició el marco de su delicado rostro y deslizó el dedo hasta la piel de sus labios, sus respiraciones chocaban. Lisa podía ver su piel cubierta por una fina capa de sudor. Él agarró su miembro y los guió hasta rozas su endurecido centro y cuando lo hizo, Lisa gimió sobre sus labios. Comenzó a masajear su miembro en la entrada de la pelirubia, esa sensación era completamente nueva para ella. Él, su amante de medianoche, se estaba masturbando en la entrada de su feminidad antes de cogersela. Para Lisa sentír sus fréneticos movimientos era estar en el paraíso, su piel ardía como una maldita bola de fuego y su sangre quemaba sus venas.

- Cógeme.. - le suplicó como pudo en medio de tanta adrenalina - Te deseo.. -

- Claro que si cariño.. - lengüetió desde su mandíbula hasta el lóbulo de su oreja - Tus deseos son ordenes, preciosa.. -

Agarró sus nalgas acunándolas en sus manos y alzó sus caderas para tener más acceso. De una sola embestida entró en su interior. Lisa soltó un grito de placer, eso era lo que más quería, volver a tenerlo adentro de su cuerpo. Estaba fascinada, excitada, ardiendo por dentro. Solo él podía calmar su ansiedad, y asi lo estaba haciendo, con cada movimiento se introducía más en su interior. Comenzó a mover sus caderas logrando sincronizar sus vaivenes con los de él.

Amante De Medianoche-Liskook +18 PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora