Trece

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Estaba afuera de la escuela, hacia una temperatura de menos ocho grados y mentiría si no se había cruzado por mi cabeza que iba a morir congelada, pero no podía esperar adentro. Hoy día me iba a declarar a la profesora. Hoy era el día. En este día donde el cielo no se notaba, y solo estaba cubierto de nubes densas, y el suelo estaba blanco debido a la nevada de ayer.

— Profesora Joanne.

Ella estaba en la entrada de la escuela como siempre, prendía un cigarrillo antes de empezar su caminata hacia casa.

— Oh... Clover, siento que no nos hemos visto desde hace mucho ¿qué puedo hacer por ti?

— ¿puedo acompañarla a su camino a casa?

— Claro, pero dime ¿has estado todo este tiempo a que salga?

— No...

Era mala mintiendo, mi voz iba en declive dando un gran espacio a que esa fuera la respuesta verdadera.

La profesora se quitó su bufanda y me la envolvió. Me había tomado por sorpresa.

— Así está mejor.

Ella sonreía como siempre, me veía como si fuera un tesoro guardado y solo me quería para ella. Sus manos se quedaron cerca de mi cuello, sin removerlos de ahí, soltaba ese humo, pero no era por el cigarrillo, sino por el frío. Sus mejillas estaban rojas y ambas nos mirábamos como si nadie hubiera existido en este mundo.

— Usted me gusta.

Ella no estaba congelada por el tiempo que hacía, ella se había quedado congelada por la confesión que había hecho.

Quito sus manos, dio una calada a su cigarrillo y la exhalo.

— ¿Que debería hacer?

Ella miraba a los árboles, el camino estaba desolado pues eran las ocho de la noche y nadie estaba por una escuela a esa hora.

— Puede tomarse un tiempo para pensarlo, no necesito una respuesta ahora.

Yo miraba el suelo blanco avergonzada y con la bufanda rozando mis mejillas, olía a tabaco y vainilla. Estaba loca probablemente.

— Yo ya tengo mi respuesta Clover, no necesitas esperar.

Estaba nerviosa, mis manos sudaban, y las frotaba para que entraran en calor.

"No quiero oír su respuesta, no quiero oír su respuesta, no quiero oír su respuesta, no quiero oír su respuesta"

Me repetía a mí misma. Corrí. Huí. No estaba preparada para el rechazo de la persona que más he amado en este planeta.

Fui muy tonta.

— Clover ¡espera!

Muy tonta.

— ¡Clover!

Demasiado tonta.

Lo último que sentí fue como algo se estrelló contra mí, porque después de eso no podía sentir nada. Todo fue demasiado breve y corto.

Yo huyendo y no darme cuenta que el semáforo estaba en verde, un carro venga y me atropelle.

¿Ese era mi plan Dios? ¿Ese era el plan que tenías preparado para mí? Solo podía decir gracias porque este último año, estuvo lleno de recuerdos felices y emociones nuevas.

La profesora me envolvía en sus brazos, su lindo abrigo se manchaba de mi sangre, lo siento profesora. Lloraba mucho, me sujetaba como si no quería que me fuera.

¿A donde iría?

El chofer por otro lado llamaba a la ambulancia.

— Clover escúchame, tú también me gustas, yo también te amo, eres mi tesoro, mi pequeño tesoro.

Esas eran las líneas finales de la obra, lo recuerdo bien.

Ah... Que tonta. Clover, fuiste estúpida hasta el final.

Con un gran esfuerzo, tome la mejilla de la profesora y limpie sus lágrimas, al igual que lo hice con Sophie.

Sophie.

Lo siento Sophie, no poder llegar a ser tu amiga otra vez. Perdóname. Me estoy yendo antes que tú.

Tosía sangre y ya había muchas personas rodeándome.

— Yo.... También.... La .... Amo.

La profesora había lanzado un grito al cielo, como el de las películas, todo parecía irreal, fuera de este mundo.

Recuerdos de mi y madre invadían, esa cinta de película y como ella me peinaba, también como papa nos había abandonado, como mi hermano mayor se había sumergido a las drogas, como mi mama lloraba por las noches por él. También como juntas los superamos y este año estaba siendo diferente a los anteriores.

Todo.

Todo.

Todo pasaba en esa cinta. Pero el ultimo recuerdo vivido, es el de profesora sonriendo y poniéndome la bufanda, no quiero recordarla llorando. Su sonrisa era lo único que necesitaba.

Sentí palmaditas en las mejillas, pero sentía que pronto llegaría mi último aliento de vida.

— Joanne, sonríe siempre.

Dios, gracias por hacerme pronunciar estas palabras, en alguna clarividencia que viene acompañada de la muerte, sentía que tenía que decirle esas palabras a Joanne.

Fui feliz. Fui feliz hasta el final de esta vida.

FIN

☆☆☆☆☆☆

Esta inspirado en un chica que voy amar por mucho tiempo, no interesa que pasé. Siempre me va a gustar y es una pequeña fantasía que tuve si realmente no hubieramos nacido como somos en realidad (?)

El problema siempre seré yo, yo y el no ser valiente como ella. Si alguien me puede extender la mano cuando estoy mal, siempre sera ella.

Te amo.

Afuera Hace FríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora