Doce

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Al día siguiente había decido enfrentar a Sophie por la mentira que me dijo, pero desconocía sus intenciones de porque las cuales lo había hecho, aun no me explicaba, porque mentirme sabiendo que la profesora era tan importante para mí, solo bastaba con decir que no lo sabía.

— Me mentiste ...

Clover y yo estabamos comiendo en la azotea, era el mismo recreo, a la misma hora y el mismo cielo. La persona en la que había decido confiar, me había mentido, no me sentí mal, tal vez traicionada porque lo que me dijo Clover me había herido en un lugar muy recóndito dentro de mí.

— Clover yo... ¡Ella no es buena para ti!

Dijo en su defensa.

— No eres nadie para decirme quien es bueno o buena para mi ¿porqué lo hiciste?

— ¿Porque? .... ¿No te das cuenta?

Realmente no tenía ni idea, no se cruzaba ni una idea que podría ser.

— Darme cuenta... ¿De qué?

— Clover tú me gustas.

Sophie estaba avergonzada, pero a la vez enojada, si esas eran sus intenciones por la cuales me mintió, sentía que había al menos ella había luchado por lo que siente. ¿La juzgue mal? En ningún momento pensé que Sophie se sentía de esa manera hacia a mí, porque yo solo soy un ser que apenas puede retener y entender el amor.

Que complicado.

— Tu sabes que no me siento de esa manera hacia a ti.

Solo tenía que rechazarla para dejar todas las cartas sobre las mesa, transparentes y claras, sin ningún filtro de por medio, porque se trataban de los sentimientos de mi preciada amiga Sophie.

— Lo sé.

Sophie agacho la mirada.

— Pero, atesoro lo que me dijiste al igual que tus sentimientos. No te voy a pedir que seamos amigas después de esto, pero yo si quiero continuar siendo amiga de Sophie, porque me ayudaste mucho.

Sophie tenía los ojos cristalizados conteniendo sus lágrimas probablemente, el primer amor apesta, pero siempre se lleva en el corazón.

Gracias Sophie, por darme el valor de lo que haré más adelante, por hacerme abrir los ojos y dejar de comprimir lo que siento. Porque al final, uno nunca sabe lo que puede pasar un minuto después.

— Gracias Sophie, por darme el valor de lo que haré.

— Te vas a declarar a la profesora ¿verdad?

Asentí, me acerque y limpie su lágrima que caía sobre su mejilla.

— Gracias por tus sentimientos Sophie.

— No te puedo odiar, porque eres demasiado gentil Clover. Aunque, acabó de darle ventaja a mi rival. No te preocupes, estaré bien.

Sentí el cálido abrazo de Sophie, al desprenderme, me despedí brevemente de ella. Era una hasta luego vago y efímero, porque nuestra amistad tendría que darse un breve descanso, para que el corazón de Sophie se curé.

Afuera Hace FríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora