Me quite los zapatos y entre, mientras que la profesora los había dejado tirados y había ido por el libro. O eso pensaba. La profesora era originaria de Japón, o al menos eso me había enterado de los profesores.
— Puedes sentarte donde quieras.
El solo movimiento de quitarse su bufanda era erótico.
"Para de pensar eso Clover" me dije a mi misma.
— Esta bien.
Respondí.
— ¿Quieres té? Ya sabes... Hora del té.
La profesora también estaba nerviosa ¿Por qué? ¿Hice algo mal?
— Sí, está bien.
— Bien, haré el té, ponte cómoda.
Su habitación era como cualquier otra, solo que tenía muchos libros apilados uno tras otro, formando ¿pequeños edificios? O daba esa impresión. Era el cuarto de una profesora de literatura.
— Aquí está el té, ahora voy por el libro.
Dejo la taza de té y fue a su cuarto. Miraba alrededor y vi una pintura, me pare y me acerqué a ella, en la parte de abajo tenía una firma.
"Margarett"
— ¿Bonita pintura no?
Asentí.
— Aquí tienes el libro, me tarde en buscarlo porque mi habitación esta algo desordena y al igual que aquí soy una acumuladora de libros.
Recibí el libro y me senté. Definitivamente, sentía la mirada de la profesora en cada uno de mis gestos y acciones, bueno era algo mutuo, siendo realistas.
— Gracias, lo leeré.
Después todo se quedó callado. Tomábamos el té sin decir o hacer nada, sólo esperando que alguna de las dos hable.
— Tú... ¿Me viste ese día no?
Solté la taza, que al final se rompió en el piso, derramándose su contenido.
— Perdón.
— No te preocupes, traeré algo para limpiarlo.
Empecé a sudar frío, porque parecía un tema ultratumba, que nadie podía hablar o saber, o al menos lo sentía así. No pensé que ella sería la primera en mencionarlo.
— ¿Estás bien? ¿No te cortaste?
— Estoy bien, lo siento.
— Ah... No te preocupes.
Ella limpio el desastre y yo mientras había ido al baño a refrescarme, sabía que cuando salga tendría que afrentar aquello que vi. Al salir del baño, me dirigí a la sala donde tendría que afrentar a aun pequeño dragón que se personificaba en mi profesora de literatura.
— Lo vi. Pero, no recuerdo mucho.
Ella estaba sentada y yo parada, mientras le confesaba lo que me daba por alguna razón envidia.
— Siempre has visto facetas pocos responsables de mi parte, pero te pediré que no le digas esto a nadie.
— No te preocupes, solo lo sabe una amiga cercana, pero no creo que diga nada.
Su mirada empezó a titubear un poco.
— ¿Lo sabe tu amiga Sophie?
— Sí.
— De acuerdo, no pasa nada.
Miré mi reloj y me di cuenta que ya era un poco tarde.
— Me retirare, muchas gracias por el libro, se lo devolveré cuando termine de leerlo.
— Espera, te acompañaré.
— No hace falta, mi casa no está lejos de todas maneras.
Lo siguiente fue Clover, viendo el cielo sin ninguna expresión llevando las cosas para comer una buena cena que por supuesto, no tendría un buen sabor aquella noche.
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Afuera Hace Frío
RomantizmLa primera impresión siempre es la más importante. La impresión que me dio fue de...hace frío.