Capítulo 4.

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Llevo 3 días seguidos en este mismo consultorio.
Frente a mi se encontraba mi amiga y su pareja, ambos me miraban desaprobatoriamente.
La chica llevaba 3 minutos gritandome.
Se que si no estuviéramos en el consultorio me golpearía.

-Perdón.- mi voz sale entre cortada, yo tampoco sabía que era lo que me pasaba.

-Esto.- dijo mostrando la caja de pastillas. -Son supresores y suprime tu celo.

-¿Porqué apenas me dio mi primer celo?

-Pensamos es algo hormonal o de genética. - hablo el rubio ceniza barriendome con la mirada.- Talvez no eras lo suficientemente maduro como lo pensabas.

Como lo odiaba en estos momentos, pero él sabía mi secreto.
Eimi revisaba todas las marcas de mi cuello y parecía que me quería golpear.

-tienes que buscar al alfa que provoco todo eso.- dice entregadome una caja de pastillas anticonceptivas.
Bufo molesto, nunca creí que las fuera a necesitar, se suponia que eso lo usaban las chicas.
O los Omega... Ahora yo era uno.

- Aún no sabemos que tipo de supresor es el adecuado para ti, y no los tienes que usar no es de mucha ayuda.- me mira molesta.-También habla con tus padres ya que lo supresores no son muy fáciles de conseguir.

-¿como los conseguiste?- digo mostrándole el que me dio ayer.

-Siempre pensé que eras omega.- dice sonriente. - y Arthur los consiguió, el juraba que eras alfa, así que compro para ambos géneros.

Genial, le debía una a este idiota.
Después de cientos de regaños y consejos de parte de mi amiga y su amado novio abro la puerta para salir.
Ni bien la abro me llega un olor familiar.
Y al alzar la mirada lo veo a el.

-Hey!- dice mi amiga detrás de mi.- Ian que alegría verte, ¿traes eso?

Él asiente pero su mirada no se despega de la mía.
Quiero moverme, quiero huir pero mi cuerpo no reacciona.
¿Qué era lo que el traía? ¿Qué hacía él aquí?
También quería golpearlo, ¿cómo se atrevía de abusar de una persona borracha?

-Es él. - digo señalando al causante de las marcas en mi cuello.
Mientras más lo miro llegan mis recuerdos de la noche anterior.
Mi piel ardía en este momento y suprimo un pequeño gemido que quiere salir de mi garganta.

-¿Qué?- ambos nos miran sorprendidos y el chico frente mi desvía la mirada.
Ian... me suena conocido.

Ian se abre paso y le entrega unas cosas a mi amiga.

-Lo siento.- le dice apenado.
¿PORQUÉ SE DISCULPA CON ELLOS? ¡SI A MI ME DUELE EL CULO POR SU CULPA!

-Ian.- lo mira tímidamente. -¿Tu y... él- me señala.-tuvieron algo anoche?

-Si.- dice sin pelos en la lengua.

La chica suspira y nos pide a ambos que nos sentemos.
Los regalos vuelven, pero ahora no son para mí.
Al parecer el par de tortolitos sabían que Ian era un alfa.

Entre armas y Almas. (OMEGAVERSE).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora