Capítulo 2.

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Había decidido seguir el consejo de Eimi y fui con la sexóloga, la cual me aconsejó una prueba de Omegaverse.
Indignado salí de la habitación,  ¿A caso ella no sabía quién era yo?
Soy el famoso hijo de los dueños de una compañía farmacéutica.
Aunque no solía comportarme de manera tan irritante, no podía evitarlo últimamente.
Quería sexo y lo sabía.
Pero nadie me satisfacía en este momento.

Furioso me dirigía al bar donde se encontraban mis amigos.

Al llegar veo a Tristán bebiendo y rodeado de mujeres.
Bufo molesto,  por lo menos alguien aún se divertía.
Cerca de él se encontraba Eimi tomando un vaso de alcohol y evitaba mirar a Tristán.
Se veía tan fuera de lugar.
Me acerco a ella y le robó su vaso para acabarmelo.
Por lo menos aún disfrutaba del alcohol quemar mi garganta.
Ella no se queja ni dice nada, al contrario siento que se siente aliviada.
Pido una botella para disfrutar un poco la noche.

— Como te fue con la doctora. - dice de manera tímida,  sinceramente no se que le estaba sucediendo últimamente.

Pongo los ojos en blanco al recordar la consulta. — me recomendó una prueba del Omegaverse.

Veo como su boca forma un gran círculo,  está asombrada y no sabe que decir.
Si la luz no fuera tan mala se vería que esta blanca como el papel.

—¿y May?- pregunto viendo a todos lados.

—Dijo que llegaría algo tarde. - suspiro aliviado.
Ella era la persona que menos quería ver en este momento.

—tengo novio.- soltó de repente la pecosa frente mi, su confesión hizo que casi me ahogara con mi bebida.

—¿Estas bromeando?- ella niega con la cabeza y le regalo una sonrisa. — Entonces me alegro por ti.

Desde ese día Eimi se ha dispuesto a evitarme.
Cada vez que la iba a buscar a su facultad alguien salía diciéndome que estaba ocupada con un paciente o que había salido con su novio.
Mis mensajes simplemente no eran vistos y mis llamadas eran ignoradas.
Llego al punto que ni reaccionaba a los memes donde la etiquetaba.

Apenas la vi me dirigí hacia ella.
Iba con un chico alto, rubio ceniza.
¿Era ese su ser amado?

La sujetó de la mano fuertemente y ella voltea hacia mi.
Me mira asustada y preocupada,  pero desvía la mirada.

— ¿Dime que pasa? - le exijo,  pero entre nosotros se pone su acompañante para defenderla, el cual claramente era más alto que yo.

Ella suspira cansada. — ven me dice.

Ella nos dirige a ambos por los pasillos de la facultad y entramos a un lugar que conocía perfectamente.
Su consultorio de prácticas.
Entra y se lava las manos para después ponerse la bata.

—¿ Quieres que se quede o...? - dice apuntando a su acompañante, él cual me mira respectivamente.

—No me importa si se va o se queda.

Ella sostiene unos documentos.
Se que eran míos.

Toma asiento frente mío y comienza a hablar. — Después de que visitaste a tu sexóloga y pasó lo que pasó  no supe como decirte esto. - extiende frente mi unas hojas que claramente no entendía.
Sin embargo el rubio de 1.95 cm si era capaz de comprenderlo,  ya que miraba los papeles de una manera muy atenta y con la boca ligeramente abierta.

— Son los resultados de todos los exámenes que te hice.

— sus niveles de estrógeno son.... sorprendentes.- murmura el rubio viendo sobre mi hombro los papeles.

Yo no era doctor.
Pero sabía que eso no estaba bien.
¿Qué había de mi testosterona?

— cada 6 meses tuve un seguimiento hormonal tuyo.- agregó viéndome debajo de sus lentes. — tus hormonas masculinas tenían el mismo porcentaje de tus hormonas femeninas. - me señalaba las gráficas que hizo ella misma. — al principio mis doctores me dijeron que podía ser efecto de una droga.

—Omegaverse. - murmure casi sin voz.

¿Cómo era posible esto?
Yo era hijo de una familia con dinero.
Ellos no sufrían de esto.

—si. - susurro mi amiga viéndome con pena.

—Pero también había otras posibilidades. - nos miro preocupado el rubio,  del cual ignoraba su nombre.

—Las demás pruebas dieron negativo. - agregó mostrando los resultados de los otros exámenes. — cuando me atreví a hacerte la prueba del Omegaverse...

—Dio positivo. - dije viendo el resultado.

— Para poder hacerte más pruebas sobre esto necesitaba tu consentimiento. - suspiro derrotada. — pero no sabia como decírtelo.

—El lado bueno es que puedes ser un alfa. - me miró el rubio sin expresión alguna mientras que su brazo rodeaba  a mi pequeña amiga.

—podría Ser. - murmuro la pecosa viéndome. —Pero yo lo dudo... y más ahora por lo todo que me has contado.

El Omegaverse es algo común que le puede pasar a hombres y mujeres. Si  bien sabemos que todo esto es un dolor de cabeza para los doctores, es algo con lo que aprendimos a vivir.

Cuando el Omegaverse salió a la luz provocó un gran dilema en todos los campos de la vida humana, la ciencia e incluso la religión, ¿Y cómo no? Si esto no era natural.
Esto era una droga.
¿O era parte de la evolución del hombre?

Entre armas y Almas. (OMEGAVERSE).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora