¡Surprise Me! - Vauseman LOVE

¿Te gustan los stripteases?

CAPITULOOOOO LARRRGOOO
DISFRUTEN MENTES COCHINOTAS
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A la mañana siguiente, Alex, no contenta con lo ocurrido la noche anterior, decidió buscar a Piper. Como sabía dónde vivía, se acercó para ver si la veía, pero no la localizó. Así pasaron varios días, hasta que una mañana su suerte cambió y la vio salir del portal de su casa con su hija. Decidió seguirla. Con seguridad, por la hora que era, la debía de llevar a la guardería.
Y así fue. Piper dejó a la niña y después, subiendo a su coche, fue hasta el centro de la ciudad. Allí entró en un par de tiendas  tras dejar unos paquetes en el maletero se montó de nuevo en el coche, Alex supo que era entonces o nunca.

Piper se encendió un cigarro, puso música y empezó a tararear. Con tranquilidad, arrancó el coche, metió primera, aceleró y, de pronto, al ver que alguien se le echaba encima, frenó en seco en mitad de la calle. Asustada, salió del vehículo dando un portazo y gritó: —Pero ¿tú estás idiota o que? —No. Y tira ese cigarro. Sin entender lo que pretendía, protestó mientras Alex apagaba el cigarro en el suelo. —¿Acaso pretendes que te atropelle?
—Yo te atropellé y sigues viva. Es más, te he dado la oportunidad de vengarte —se mofó Alex—. Ahora estamos en paz y podré dormir tranquila por las noches. Alucinada y sorprendida, Piper siseó: —Idiota.
Atontada por lo que aquella mujer le hacía sentir, la agarró del brazo y, tirando de ella, la atrajo hacia su cuerpo. Luego, sin decir nada, la besó con ímpetu y pasión. A Piper le temblaron las piernas al notar el calor extremo que ella le provocaba, en mitad de aquella calle. —Llevo días buscándote —afirmó Alex cuando sus labios se separaron. —¿Para qué? —preguntó ella con un hilo de voz tras aquel beso.

No esperaba verla en aquel momento y la sorpresa le gustó muchísimo cuando ella dijo:
—Para continuar con lo que dejamos a medias el otro día, pero no me llames «Idiota», sabes que odio esa palabra. —¿Estás loca? —Sí y algo excitada también. —Apenas son las nueve de la mañana. —Estupenda hora para meterte en mi cama o en la tuya —repuso. —¡Suéltame!
—Mi casa o la tuya. Tú decides —insistió, mientras un coche pitaba. El Opel Astra de Piper interrumpía la circulación. —Ni lo sueñes. —Vamos, no te resistas, preciosa. Me deseas, acéptalo. Ten por seguro que si supiera que no puedo estar contigo, desistiría, pero la sensación que tengo es que puedo y no voy a cejar en mi empeño. Sólo abandono cuando lo tengo claro al cien por cien.

Incrédula por lo que le estaba ocurriendo, Piper protestó: —Tú, como siempre, tan prepotente y creída. Alex Dispuesta a conseguir lo que deseaba, acercó de nuevo su boca a la de ella y susurró: —Escucha, cabezota, me deseas tanto como yo a ti. Tú me fuiste a buscar esa noche al club y ahora la que te busca soy yo a ti. Quiero volver a hacer lo que hicimos y no voy a cesar de pedirlo hasta que me digas que sí.

¿Y sabes por qué? —Ella negó con la cabeza y Alex prosiguió—: Porque el otro día vi en ti a una mujer que hasta el momento nunca había visto. Además de Prepotente, mal hablada en ocasiones y ardiente, me demostraste que eres dulce, cariñosa y, sobre todo, que sabes sonreír, y eso me gustó.

Ahora eran tres coches los que pitaban y Piper, al ser consciente de ello, comentó: —He de salir de aquí. ¿No ves la que estamos liando?
Alex la volvió a besar. Esta vez la apretó más contra su cuerpo para que sintiera su dura erección y sobre su boca, murmuró:
—A los coches que les den... —Pero ¿tú estás loca?
Con una sonrisa que le calentó el alma, ella respondió:
—Loca estaría si no quisiera meter en mi cama a la preciosa novia de Thor. —Y al ver que ella levantaba las cejas, agregó—: Por muy pretenciosa que te pongas hoy, te aseguro que no vas a escapar de mí tan fácilmente. Puedo ser tan Prepotente como tú.