¡Surprise Me! - Vauseman LOVE

It's a Boy

♥♥♥♡♥♥♥
Capitulo Laaaarrgo espero no les sea tedioso
Llego lo que esperaban
Disfruten de la lectura

POV STELLA CARLIN

El embarazo nos está haciendo vivir como en una montaña rusa rara y complicada. Una montaña rusa que odio, pero que sé que acabará el día que nazca mi Bebe y, por fin, recupere a mi mujer. A mi pequeña.
Y, por si no tenía poco, cuando Flaca se entera de que comimos juntos Artesian alias "Foski", Alex y yo y no se lo conté, saca sus propias conclusiones.

Según ella, hubo sexo caliente. Según yo, sólo fue una comida. Según Alex, el embarazo está volviendo loca a Marisol. Lo bueno, dentro de todo lo malo, es que cuando Flaca recapacita suele darse cuenta de su error. No siempre, pero ocurre. Y, en el caso de sus suposiciones acerca de lo que pudo suceder con Foski, recapacita y me suplica desconsolada que no vuelva a dejar que se quede embarazada y se llama a sí misma víbora, gorda, llorica y enfadica.
Sonrío como una tonta y la abrazo. No lo puedo remediar.
El cuerpo de mi Flaca ha cambiado por completo. De llevar preciosos y minúsculos tangas de seda que me encanta romper, ha pasado a llevar bragas de cuello vuelto, como ella las llama.
Como era de esperar, en la nueva visita la doctora la regaña, pero a ella le da igual. Nada más salir de la consulta, lo primero que hace es abrir su bolso y sacar una chocolatina. Se la come con gusto, con ganas, con ansia, y cuando me mira, yo miro hacia otro lado. No quiero más broncas.

Minutos después, cuando salimos de la consulta, la invito a comer, y aunque hoy no está especialmente hambrienta, cosa rara en ella, al final nos decantamos por ir al restaurante del padre de Alex. Los brezn de allí la vuelven loca.

Al entrar, nos encontramos con una Alex toda atrajeada y, tras saludar a Lee, su padre, los tres nos sentamos a comer.
En cuanto acabamos, convenzo a mi amiga para que se venga a un centro comercial a comprar la cuna del bebé. Conozco a Flaca y me mareará, pero si estoy con Alex, seguro que, por no marearnos a las dos, se dará más prisa, así que las tres nos vamos de compras.
Tras comprar la cuna, además de baberos, sabanitas, pañales y muñequitos, Alex, como Madrina, nos regala un cochecito de bebé rojo que a Flaca la ha enamorado. Sin duda es el Ferrari de los carritos. Le agradezco a mi amiga el detalle, y ella al ver que Flaca quiere seguir de compras, cuchichea mirándome:

-Pero ¿un bebé necesita tantas cosas?
Mi cara de circunstancias lo dice todo. Yo creo que, con lo que hemos comprado y todo lo que tenemos en casa, el bebé tiene más que suficiente, pero como no quiero cortar a Flaca, indico: -Parece ser que sí.

Agotadas, Alex y yo la seguimos tienda tras tienda, hasta que finalmente, ella, al ver nuestros gestos, nos anima a esperarla tomando algo en un bar.
No sé. No sé qué hacer, pero al final acepto por Alex. Bueno, vale, y también por mí.
Pero cuando Marisol va a dar media vuelta para marcharse, la paro y pregunto:
-Cariño, ¿llevas el móvil?
-A tope de batería -afirma enseñándomelo.
Asiento y, aunque me apetece sentarme con Alex en un bar, me preocupa dejarla sola.
-¿Quieres que vaya contigo? -digo. -No.
-¿Seguro? -insisto. -Seguro... -Pero... Flaca me tapa la boca con la mano. Después mira a Alex con su habitual chulería y exclama:
-Por Dios, Alex, ¿cómo lo has podido soportar tantos años? Mi amiga sonríe, yo también, y ésta suelta: -Sinceramente, no lo sé.

Entre risas, al final soy consciente de lo controladora que soy y de que marisol sólo se alejará unos pasos de mí, pero, aun así, antes de que se marche, indico mirándola:
-Llámame y en dos segundos estaré donde quieras. -Vale...
-Y no cojas peso. Ordena que las compras las lleven a casa como estamos haciendo, ¿entendido?
-Sí, mi amorcito -responde guiñándome el ojo mientras se aleja.
Junto a mi amiga Alex, me siento en una terraza del centro comercial mientras observo cómo Flaca camina no muy lejos de mí. Está preciosa con su barriguita. A pesar de las puñeteras hormonas, el embarazo le está sentando muy bien.