CAPÍTULO 4

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Realizando un 10-8, Gustabo y Horacio repasaban apuntes para poder pasar las oposiciones como Dios manda. Conway no podía resistirse a reírse mientras lo hacían. Pues mutuamente se preguntaban los códigos, alertas y etc.

-Horacio: va dime como se pide refuerzos

-Gustabo: eeehm... solicito un 10-37 en mi 10-10!

-Horacio: 10-5 caramierda. - Conway se descojona – acabas de pedir una grúa en tu salida de servicio!

-Gustabo: ¡joder! Esto es muy complicado...

Y así todo el camino hacia comisaría. Conway empezaba a dudar sobre sus opos pero confiaba en ellos. Llegaron a comisaría. Estaba Ivanov descansando en la cafetería así que Conway se lo llevó para que le ayudase con las pruebas. Los 4 subirían al despacho.

-Ivanov: pero bueeeno. Las novias del jefe haciendo opos... Mucha mierda nenas! Os lo va a poner difícil ya que os necesita MUY preparados. -les mete miedo.

-Horacio: hahah... gracias¿

-Gustabo: pasaremos las pruebas, no se preocupe.

Conway e Ivanov les preguntaron los códigos. Algún que otro fallo tuvieron, pero acertaron los otros con rapidez. Ahora tocaba la acción, ¿cómo harían el 115 esta vez?

-Conway: muy bien, vais los dos en binomio. Yo e Ivanov vamos por la calle enmascarados y sospecháis de nosotros. A ver como actuáis, muñecas.

Gustabo y Horacio informarían en radio. Lo habían hecho correctamente. Tocaba actuar:

-Horacio: yo me ocupo de Ivanov, tú de Conway. Recuerda, que alcen las manos y que se peguen a la pared, si no obedecen en 3 segundos, nos marcamos un Pikachu. - Gustabo asentiría.

-Ambos: ¡muy bien las manos en alto donde pueda verlos!

-Conway: ¿qué? ¿Qué? ¿Qué pasa?

-Gustabo: ¡que me levantes las putas manos!

-Ivanov: no queremos – se aproxima al binomio.

-Horacio: ¡quieto o le taseo señor!

-Conway: ¡habeas corpus! Habeas corpus!

Ambos tasearon a los dos enmascarados y seguidamente los esposaron.

-Conway: muuuy bien supernenas. ¡No me lo esperaba!

Seguirían con las demás pruebas. Los dos superiores se pusieron de acuerdo y graduaron a Gustabo y a Horacio. Para celebrarlo, se fueron de fiesta al Bahamas. Suplicaron de rodillas que viniera Conway y no se podía negar. También se unieron Torrente, Justin, Volkov y Greco. No podían invitar a sus amigos, tampoco se presentarían al estar rodeados de maderos.

Gustabo se emborrachó de más, estaba delirando en el sofá mientras que Horacio ligaba en la barra con Volkov. Los demás solo bailaban. Conway no se lo pasaba mal, hacía mucho que no disfrutaba de una fiesta. Cuando éste vio a Gustabín de esa manera, no tuvo otra opción que chapar la fiesta y llevar al mayor a casa. El menor se quedaría un rato con su ligue.

De camino, el chico empezaba a decir cosas de borracho. Tenía pinta de potar todo lo consumido de la semana. Conway deseaba ir más rápido, pero eso empeoraría un poco las cosas.

-Gustabo: Papu? A donde me lleva Papu?

-Conway: cómo que Papu, anormal. - en el fondo le gustaba que lo llamaran así.

-Gustabo: que sepa que usted es la primera figura paterna para nosotros. - diría con voz ebria.

-Conway: (asombrado) y vuestros padres?

-Gustabo: el mío murió cuando estaba en la tripilla de la mama. El de Horacio lo abandonó, el típico que fue a por tabaco vamos...

Se quedaron un rato en silencio. Conway se sentía halagado por esas palabras, pero a la vez pena, por estos críos. Les faltaba modales. Es posible que sus madres no paraban de trabajar para sus hijos que ni siquiera podían ocuparse al 100% de los chicos.

-Gustabo: ¿Papa? - Conway respondió con un ''dime'' - gracias papá, gracias... -se duerme.

-Conway: (sonrojado) Gustabo... ¡ey! No te duermas, capullo. -para el coche e intenta despertar al chico- ¡Gustabo anormal, despierta coño!

-Gustabo: ¿qué pasa? ¿qué está pasando? -se despierta asustado.

-Conway: que no te duermas, no te quiero llevar en brazos. Ya estoy haciendo bastante con llevarte yo mismo a casa. Mañana os veo a la hora de comer, más os vale estar puntuales.

-Gustabo: 10-4 papá. Allí estaremos. - le contesta medio dormido intentando no caerse.

El susodicho Papu le ayudó a subir a casa y lo acomodó en su cama. Al ver la casa del binomio le dio asco. Estaba todo desordenado, olía a mugre. Se alivió al ver que no había nada ilegal por la casa. Y sí, ordenó un poco el lugar...

Al salir de la casa se encontró con Horacio, iba muy borracho. Tanto que ni siquiera vio al madero. Pasó desapercibido y cada uno fue por su camino.

A la mañana siguiente, se despertaron por un ruido peculiar. Era una alarma programada probablemente por Conway, sabía que no despertarían a la hora. Al instante, Gustabo se acordó de que empezaba su trabajo como maderos ese día y que les esperaban en la cafetería. 

PATERNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora