PATERNIDAD

CAPÍTULO 10

Narra Conway

Soy un puto desgraciado. ¿Cómo me dejo bajar la guardia? Joder, Jack. Espabila, casi los matan... Menos mal que acabarían siendo unos cabezones y no caen de primeras. Es un puto milagro que estén vivos...

Llevaba días esperando a que Gustabo despertara, el muy anormal hizo que le cogieran favoritismo a la hora de dar palizas. Los médicos dicen que tiene unas cuantas costillas rotas a parte de los buenos hinchazones que se le habían formado en la puta cara.

Ahora que lo pienso, creo que tenemos a esos hijos de puta en la federal... Se me está empezando a poner muy tiesa... Pero primero lo primero, estos canelos. Voy a dejar que descanse unas horas más y vamos a ver a Horacio. Volkov me acaba de informar de que se acababa de despertar también. Es como si tuvieran una puta unión universal...

Narra Volkov

Me cago en la puta, no para de preocuparme Horacio... Cada día una cosa nueva... Lo peor es que no me lo puedo quitar de la cabeza. Aun bebiendo vodka de luto, sigue ahí. Cuando me informaron del secuestro, estaba que caía. No podía moverme. Encima el puto Conway me ordenó que no me acercara hasta que los sujetos, en este caso a los asaltantes, estuvieran en el suelo. Y acaté las órdenes.

Se me escapó el querer estar hablando todo el tiempo. Qué puta vergüenza... Lo bueno de eso es que aceptó. Ahora mismo tiene mi número en sus contactos. Sólo queda que me llame o me escriba, qué ganas...

¿Qué estoy diciendo? Que está herido coño. Y el tonto este va y hace movimientos bruscos. Es que lo mato. En fin, parece que Gustabo también acababa de despertar. Tenemos que hablar los 4.

-Horacio: Viktor... - el ruso lo estaría mirando - ¿Te puedo llamar así?

-Volkov: ehm... Por supuesto. Pero solo cuando estamos los dos solos, ¿bien?

La felicidad se mostraría en el rostro de ambos. Se podía ver hasta en el aire que el amor era recíproco, pero ninguno de los dos se decidía a dar el siguiente paso.

Estarían en silencio. En la lejanía se podía escuchar a Conway y a Gustabo aproximándose a la sala.

-Conway: venga, mariconetti. No me seas débil.

-Gustabo: joder, Conway. Que estoy reventao'. Vaya un poco más despacio, ¡coño!

-Conway: joder... - gruñe y abre la puerta sin avisar.

Joder, entra sin puto llamar a la puerta. ¿Y si estuviéramos hablando de nuestras cosas? Puto Conway, me tendré que vestir igual que él con Greco.

Narrador

Gustabo estaría apoyándose en el hombro de Conway mientras este le sujetaba para que no perdiera el equilibrio. Al abrir la puerta, los ''hermanitos'' se miraron a los ojos y se sintieron 1000 veces mejor. Gritaron los nombres del otro y se dieron un abrazo un tanto peculiar ya que Horacio no podía girarse bien y Gustabo tampoco.

Tras charlar sobre si estaban bien, qué había ocurrido, etc. Sin contar la relación del ruso y el cresta porque al parecer ninguno quiere hablarlo abiertamente todavía, Conway se puso serio.

-Conway: ¿os acordáis del día que asesinaron a Ivanov?

-Gustabo: cómo olvidarlo...

-Volkov: creemos que aquellos asesinos tienen algo que ver con vuestro secuestro.

-Horacio: pero si no recuerdo mal, Conway les ofreció hasta 2 millones por cabeza y no lo quisieron. ¿Por qué querrían 1 millón por nuestras barbas?

-Conway: van a por mí. - díría suspirando mientras sacaba un cigarrillo para luego fumarselo - Seguramente querían hacerme saber que saben que os tengo cariño y que, en cualquier momento, os arranca de mi vida. - todos estarían mirando a Conway.

-Volkov: de todas maneras, tenemos a vuestros secuestradores. En cuanto os mejoréis, partiremos a federal. Están comiendo perpetua, de allí no salen.

-Horacio: cierto... Gustabo tú no te acuerdas porque estabas un poco inconsciente, pero de repente había como 10 tiradores disparando a los enmascarados. ¿Quiénes eran?

-Conway: 20, 20 tiradores. Y muy buenos, por cierto.

-Gustabo: ¡¡¿COMO?!! ¿20 TIRADORES? ¿Pero usted...? ¿Como...? - no sabía cómo formular aquella pregunta del asombro.

-Horacio: no creo que toda la malla supiera utilizar con tanta eficacia unos francos.

-Volkov: eres muy listo – Horacio se sonrojaría - no son de la malla.