Capítulo 11 - Choque de voluntades

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La temperatura comenzó a bajar perceptiblemente, las nubes se tornaron blancas y pesadas y Nami se metió en su (futura) habitación a buscar algo más abrigado, encontrando un suave abrigo largo blanco  que además de elegante se veía muy calentito.

Se preguntó dónde estaría la ropa de Edd y cuando lo buscó encontró que Robin ya le había colocado una abrigada gabardina negra con interior afelpado y le había obligado a ponerse calcetines y zapatos deportivos.

-Tía Robinnnn no me gusta usar zapatos- decía con un puchero sentándose en el piso y tirándose de las agujetas para sacárselas mientras una mano fleur le impedía la tarea y otra comenzaba a hacerle cosquillas en la barriga para distraerlo.

Nami sonrió ante la interacción, 

-Edd, Robin no quiere que te enfermes-   explicó Nami sonriendo.

-Luffy sigue usando sandalias y no tiene que usar abrigo-  dijo con la terquedad de la edad que tenía, apuntando hacia su nuevo oneechan que estaba afuera junto al barandal.

-Luffy aún no se dio cuenta que hace frío...-  dijo Nami entrecerrando los ojos. Se levantó y salió del acuario donde estaban Robin y Edd y se fue a su habitación.

-Ten- dijo entregándole un abrigo rojo a su capitán un momento después. Al ver el humor que traía Nami, Chopper, Ussop y Brook mejor se retiraron con excusas vagas de todo tipo poniendo pies en polvorosa.

-No tengo frío- respondió el capitán, mientras se aferraba los brazos... obviamente con frío.

-Póntela,- ordenó la navegante.

-No es mia- contesto él, obstinado, haciendo una mueca. El abrigo obviamente pertenecía a su yo del futuro, era roja con el interior negro y afelpado y tenía bordada la calavera con sombrero de paja en el brazo y en la parte de abajo adelante.

Nami lo miró con sarcasmo, - Úsala,  solo la estarás tomando prestada-

-Si, veo que no tienes problemas con eso- 
contestó secamente el muchacho poniéndose el abrigo, a regañadientes, una mirada rápida al sombrero de paja de su contraparte revelando a qué se refería.

La mujer abrió la boca en sorpresa,  -Qué quieres decir-

-Lo que quiero decir-  contestó el otro como si tuviera lógica.
.-¿Estás muy cómoda aquí verdad? Con tu ropa bonita y ...y... todo.... Pero no te acostumbres, no pertenecemos aquí-

- ¿COMODA?... ¿COMODA?! ¿Crees que disfruto todo esto? ¿Crees que no es extraño para mi? Primero pensar que estaba muerta y luego nos venimos enterando que aún me pueden rescatar! ¿Cómo crees que me siento?-

 dijo picándole el pecho con un dedo, y para el colmo el otro le ponía su típica cara de no entender... o hacerse el que no entiende.

No tuvo respuesta, y enojada, continuó sacando su frustración, el miedo, la ansiedad, la situación sobrepasándola y llevando a decir cosas que realmente no sentía de corazón.

- Y Piensas que no me perturba el hecho de descubrir, que estoy casada ¿CONTIGO? Que...que tengo un...un HIJO... ¡CONTIGO! ¡No tiene lógica! No! ¡En qué estaba pensando!-

- PUES LO MISMO DIGO! ¡QUIEN QUIERE DORMIR CON EL DEMONIO A DIARIO-

La mujer abrió los ojos en sorpresa, y luego su rostro cambió en irritación y le propinó una cachetada que resonó en el frío aire de la tarde, salió de allí hecha una furia y al doblar la esquina se topó cara a cara con el otro Luffy que simplemente dio un paso atrás y levantó las manos a la defensiva cuando vio el rostro furibundo de la mujer. 

Como Caído del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora