Capítulo 6

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Una semana, eso es lo que la manada se había pasado buscando a Stiles, en su llamada había dicho que un hombre trataba de capturar a Morgan, pero aún con más insistencias de sus amigos el chico había regresado a pararlo.

Al llegar al lugar vieron el jeep de Stiles pero no estaban ellos, la tienda estaba destrozada, siguieron un pequeño rastro hasta la parte sur del bosque, pero este se perdió a las pocas horas. Llevaban toda la semana recorriendo el bosque en busca de su amigo que parecía como si se lo hubiera tragado la tierra.

El octavo día por la mañana se sentía diferente el aire, más pesado, el cielo se nubló, y los animales no salieron, la manada creyó que algo malo estaba por pasar.

Caminaron más aprisa peinando la zona, hasta que un olor los atrajo a todos, era Stiles, todos corrieron a su encuentro, justo cuando lo vieron a lo lejos, el chico cayó de rodillas aturdido. Se aproximaron a él, revisando su cabeza, sus extremidades, los moretones que tenía en el rostro y la sangre en su ropa.

—Stiles, Stiles ¿me escuchas? —preguntó Scott tomando el rostro de su mejor amigo.

—Ella, ella sigue ahí —dijo Stiles un poco bajo. Todos lo vieron sin entender y lo levantaron, queriendo sacarlo del bosque, él puso resistencia. —¡Ella sigue ahí!

Se soltó del agarre pues no creían que fuera a reaccionar de esa manera, Stiles corrió de nuevo a la cabaña seguido por su manada. Ahí en el suelo con un charco de sangre a su alrededor se encontraba Morgan.

...

—¿Quieres que te deje? —preguntó Stiles sin entender.

—Escucha, el acónito sólo servirá para matarlo si lo explotas en su cara, si no es tan cerca solo quedará débil, en caso de ser esa opción, quiero que salgas de aquí y corras —declaró la bruja aún en la silla, faltaban aún un par de horas para amanecer.

—Pero podría acercarme para hacerlo en su cara —dijo Stiles removiéndose de las sogas en sus muñecas, él se encontraba sentado en una esquina de la pared con los brazos amarrados a sogas. En cambio, Morgan se encontraba en una silla de metal, donde se encontraba amarrada de una forma que era imposible soltarse.

—No quiero que te arriesgues, solo quiero que te vayas —volvió a decir Morgan.

Lo guio para que Stiles se soltara de las sogas, como lo había hecho toda la semana, sin embargo esta vez sí había podido, al final solo la amarro de nuevo pero de tal forma que con solo jalarlo podría soltarse.

—Buenos días —entró de mejor humor Colton, consigo llevaba un látigo con pequeñas espinas saliendo de él. —He esperado tanto para este momento.

Caminó detrás de la silla de la bruja, saco una garra y la deslizó entre las sogas, con dos pasadas la bruja ya estaba libre, pero su heridas eran tantas que no logro mantenerse erguida terminando cayendo. A Colton no le importo y tomándola de los brazos la colgó con las esposas en la pared. Agarro el látigo y se oyó como corto el aire para al final aterrizar en la espalda de la bruja, grito de dolor, para después escuchar lo mismo y que el látigo terminara de nuevo en su espalda, enterrando las espinas en su piel.

Stiles aprovechó que estaba de espaldas para quitarse la soga, levantarse y aventar su pulsera hacia el lobo. Pero antes de estrellar en su cabeza, este se dio media vuelta, atrapó la pulsera impidiendo que el Acónito saliera de ella. Su mirada se volvió sombría y se acercó rápido al chico, con un pequeño golpe hizo que regresara a su esquina, sacó las garras listo para matarlo, pero un grito lo impidió.

—¡No! ¡Yo lo estoy utilizando, tomó del agua hechizada! —Colton dejó a su víctima y se acercó a la bruja, tomó su cabello alejándola de la pared para verla a los ojos. —Sus efectos pasarán en un par de días.

—Te salvaste mocoso, pero te vengaré, otros diez latigazos aparte de los cincuenta ya impuestos —se iba a alejar de ella cuando la escuchó susurrar algo. Se volvió a acercar a la bruja. —¿Que dijiste?

—Espero disfrutes el infierno —estampó su muñeca en la pared, pero la bolsa de acónito no reventó, el lobo río y se alejó de nuevo al chico para volver a amarrarlo, Morgan repitió la misma acción y esta vez el acónito salió desprendido, al llegar al lobo este cayó al suelo de rodillas, oportunidad que aprovechó Stiles para levantarse y después de tomar un hacha en la esquina del cuarto liberó a su amiga. Salieron después de empujar varias veces la puerta, justo a tiempo cuando el acónito se acababa. Cerraron la puerta y Morgan enviando el hechizo a la habitación, grito "lupus signatus est enim".

Stiles la tomó antes de que cayera.

—Stiles, corre, ve por ayuda —para él fue difícil alejarse, pero si quería que Morgan viviera tenía que encontrar a alguien que lo ayudara a sacarla de ahí.

...

—¿Como que no sabes cómo ayudarla? —Stiles estaba entrando en desesperación, las heridas de su amiga no sanaban y Deaton no sabía qué hacer.

—Escucha, ella no es un hombre lobo, la naturaleza de una bruja es diferente, puedo intentarlo, pero no sabemos si la ayudaría o la mataría —contestó Deaton.

Cuando encontraron a la chica en la cabaña la sacaron de ahí en brazos, corrieron hasta con Deaton pues creían que era el único que podía hacer que ella no muriera, pero al parecer ni siquiera él sabía qué hacer.

—Prefiero que se intente algo en vez de solo dejarla morir —contestó Stiles.

—Podríamos simplemente dejarla morir, no fue nuestra culpa —contestó Malia, algo que no les agradó en lo absoluto, Derek se irguió y detuvo el paso de Malia hacia la bruja. —No es parte de nosotros, y les recuerdo que es una bruja, podría hacer lo que quiera con nosotros.

—Es por eso por lo que las matan, por miedo como el que siente Malia en este momento —contestó Deaton.

—Escucha ella es mi amiga, me salvo la vida, me ha curado y ayudado, no te lo pido como favor de la manada, para ellos ella les es indiferente, te lo pido como favor para mí —Stiles estaba al borde de la desesperación, algo que tenía nerviosos a los lobos, pues podían oler sus emociones.

Deaton asintió —Bien, todos fuera, solo necesito dos personas que me ayuden —Stiles no se movió, claramente él se quedaría, fueron saliendo uno a uno hasta que al final también solo quedó Derek.

El druida sacó unas tijeras dirigiéndolas a cuerpo de la chica, pero se detuvo abruptamente cuando una mano se posiciono sobre la suya, al levantar la vista se encontró con unos ojos verdes.

—Necesito cortar su ropa para ver las heridas —explicó, a regañadientes Derek se alejó a una esquina.

Deaton corto toda la ropa de la bruja, pues tenía moretones, cortadas, mordidas y quemaduras en todo su cuerpo, los tres en la habitación se removieron un poco al ver todo el daño en la chica.  Sacó plantas de los estantes y en un tazón de piedra empezó a molerlas.

—Necesito que me den un poco de sangre —se acercaron los dos y dejaron que Deaton pasara una navaja por sus palmas, la sangre cayó en el tazón y se vio como cambio de color y de textura.

Con una palita tomó un poco de la mezcla para untarla en las cortadas más profundas de la chica, cuando terminó de esa parte, pidió ayuda para mover ligeramente el cuerpo de la chica, así poniendo también untarle en las heridas de la espalda. Al ver el tamaño y profundidad de estas, Derek se removió y sintió ganas de arrancar la cabeza al sujeto que habían sacado de aquella cabaña inconsciente.

La bruja de Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora