tres.

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No, definitivamente él no creía poder hacer todo lo que TaeHyung realizaba.

JungKook comenzó el día con la mejor actitud posible. Se presentó puntualmente a su primera lección: la clase de postura, la cual era dada por Madam Cristal. Ésta lección consistía en apilarse varios libros viejos sobre la cabeza, intentando consigo mantener el equilibrio y la espalda recta sin ningún tipo de titubeo.

Kim TaeHyung era el responsable de darles a los estudiantes asignados a esa clase, un claro ejemplo de cómo debían realizar el ejercicio. Llevando consigo una pila de seis libros sostenidos sobre la parte superior de su cabeza, mientras que caminaba sin arquear un solo centímetro los hombros o vacilar en sus movimientos.

El azabache se preguntaba cómo es que el peligris parecía caminar como si de una pluma sobre él se tratase, por otro lado, en un rincón de su mente también se cuestionaba el cómo alguien podía tener facciones tan simétricas y apuestas al mismo tiempo, suponiendo que de seguro la genética estaba de su lado; más decidió ignorar ese último pensamiento.

— Postura. La postura inspira el respeto necesario para aquellos en la realeza — dijo Madam Cristal al pasar junto a hijo — Gracias TaeHyung, excelente como siempre.

Los aplausos se hicieron presentes al unísono.

— Ahora príncipes y consejeros, enséñenme lo qué pueden hacer — la señora caminó enfrente de cada hilera que se había formado con anterioridad —. Empiecen con un libro.

He llevado una bandeja para los clientes ¿no?pensó el azabache, al mismo tiempo que le era entregado un desgastado libro —... pero nunca en la cabeza.

Todos los presentes caminaban por el aula, cuidando no chocar con sus demás compañeros al pasar junto a ellos, pero al parecer, JungKook no tenía eso en mente. El objetivo del pelinegro era que el libro no se resbalara de su cabeza, sin embargo, ese no fue su cometido, y terminó colisionando su cuerpo sobre el de otro chico, provocando que este chocara con otro sucesivamente.

Al final, la mayoría del alumnado se encontraba derrumbado en el suelo como fichas de dominó, uno detrás de otro.

— ¡Tú, de nuevo! — JungKook tumbado en el piso pudo escuchar la irritada voz de Madam Cristal acercarse a él — ¿Qué es lo que puedes decir de este desastre?

— Lo lamento — el menor se mantuvo de espaldas a la señora.

— ¡Todo lo lamentas!

— Fue un accidente Madam Cristal, solo intentaba...

— De pie, ¡ahora! — el pelinegro no fue el único en levantarse del suelo, aunque todas las miradas recayeron en su persona — ¿Eres el de la lotería, verdad?

— Si, su señoría.

— Debí saberlo — JungKook ubicó su vista en un algún punto fijo del salón, sabiendo que en cualquier momento lagrimas amenazarían por salir de sus ojos — ¡Mírame cuando te hablo! — gruñó la mujer —, un verdadero consejero real nunca baja la mirada.

Al dar un giro en redondo en dirección a la contraría para quedar de frente, JungKook se desconcertó ante la confusa y sorprendida mirada de Madam Cristal que le dirigía. Ésta, no le había puesto la suficiente atención al pelinegro, o más bien, no había avistado con tal claridad las facciones de su rostro, ya que al instante de observar directamente a los ojos del chico enfrente de ella, una oleada de momentos vividos junto a su cuñada pasó por su mente.

Esos ojos, esos malditos ojos que tanto despreciaba y reconocería en cualquier lugar a kilómetros de distancia, esos ojos llenos de chispas de emoción y un singular brillo que solo había visto SooJi, y ahora, en este chico.

𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐑𝐞𝐚𝐥 │➶𝐭𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora